31 enero, 2010

Así ha sido enero

De aprender a cocinar

—Oigan, ¿qué se le echa a los frijoles: cilantro, perejil o yerbabuena? —pregunta Gaby a su primo Pablo y a su hermano Kike.

—Perejil. —dice Kike.

—Yerbabuena. —dice Pablo.

—Cilantro. —remata Gabriela.

Después de una breve discusión Gaby se decide por la yerbabuena, ya va feliz a la cocina a realizar la maniobra cuando llega su prima Araí:

—¿Qué haces Gaby?

—Voy a echarle la yerbabuena a los frijoles.

—Pero eso no se les echa, se les debe poner epazote.

—(¬¬) ¡Ah! Ya lo sabía… (xD)

Lleno de esfuerzos

Para que dejen salir a Gaby debe hacer una riquísima agua de limón, mezcla todos los ingredientes con amor y se dispone a probarla, a ella le sabe… bien. Ve que su mamá no está muy lejos de ella y entonces le dice a su hermana:

—Isela, di en voz alta “Gaby ya sabe hacer agua de limón”, pero dilo alto para que mi mamá te oiga y me deje salir.

—Va, a ver, dame la prueba.

Gaby le ofrece el vaso lleno del precioso líquido verde claro.

—¡Puaj! Gaby, no voy a decir mentiras.

:(

Imprudente

Gaby y Saúl están en la sala de cine viendo Amor sin escalas, entonces Saúl pregunta en voz baja:

—¿Puedo aventar palomitas?

—No. —dice Gaby mirándolo extrañada.

—Ándale ¿sí? —insiste Saúl.

—Bueno, sólo si la película se pone aburrida.

Menos de tres minutos después:

—¿Ya?

De tomar decisiones importantes

Mis primos Fernanda y Pablo llenan su solicitud para el examen de ingreso a la universidad. Fernanda ha acabado de llenar la forma y espera pacientemente a Pablo, éste se detiene a la hora de elegir la carrera y dice suspirando:

—No sé que estudiar.

—Ay Pablo, no inventes.—responde Fernanda sorprendida.

—No, de veras no sé, ¿cómo de qué tengo cara?

—Pues… tienes cara como de administrador.

—Bueno, Administración, allá vamos.

O.O

Súper manchado

Isela a Gaby:

—¿Qué hay debajo de las piedras?

—¿Polvo?

—No, haitianos.

Kike a Gaby:

—¿Por qué ya no es posible llevar imanes cuando juega el América?

—Yo qué sé.

—Porque juega el Cabañas*.

*Jugador de fútbol del club América que fue baleado en la cabeza y cuya bala no se pudo extraer, al parecer se quedará con ella dos años :S

29 enero, 2010

La bola de estambre

Tengo una bola de estambre por dentro que me oprime el pecho. La forman dos hilos largos y gruesos, uno azul y el otro gris. Es una bola grande, cerca del corazón y cada que late me duele un poco. ¿Alguna vez se han sentido brutalmente felices y tristes al mismo tiempo? Así me siento yo.

El hilo azul representa mi felicidad. Es tan largo como los kilómetros que he caminado toda mi vida y es tan grueso como sólo puede serlo la felicidad. Va de mis pies a mi cabeza y de mi cabeza a mis pies, y de nuevo de mis pies a mi cabeza, y otra vez de mi cabeza a mis pies. Rellena los huecos cerebrales. Y rellena también los huecos entre las articulaciones. Me gusta ese hilo azul. A veces se pone de acuerdo con mis venas y no se distingue, pero sé que lo tengo ahí adentro.

El hilo gris, en cambio, representa la tristeza. Quisiera que no fuera tan largo como el azul, pero lo es, espero que en menor medida. Es denso y pesado. En el pasado tapó mis vías respiratorias y estuve a punto de asfixiarme. También, en lugar de rellenar, él enreda. Enreda mis neuronas y mis venas. Me enreda. Es gris y se ve. Es gris y me pone triste. Es gris y creció hoy.

Sin embargo, el azul no cedió. Cuando el gris quiso invadir la parte de mis pies, el azul lo corrió, y luego comenzaron a jugar una especie de correteadas por mis venas. Me oprimían ambos. Tenía ganas de llorar. Muchas, a decir verdad. ¿Por qué no sólo uno se expandía por mí? ¿Por qué a fuerzas los dos? Si sólo fuera el azul yo sería inmensamente feliz, tendría una sonrisa enorme. Si sólo fuera el gris no me hubiera preocupado de llorar a más no poder.

Pero eran los dos. Los dos se fueron tejiendo por mi cuerpo. Me di cuenta. Porque estaba feliz, pero triste. Me di cuenta porque aunque tenía ganas de llorar mis ojos no dejaron salir ni una lágrima. Es frustrante. Se mezclaron en mi sangre, y tuve miedo de que se volvieran de otro color y de que yo fuera incapaz de distinguir la tristeza de la felicidad.

Se encontraron en mi pecho, lo oprimen. Mis latidos hacen que me duela. Se siente como nudo en la garganta, pero en el pecho. Tengo un nudo en el pecho. Un nudo de una bola de estambre. Ahora me arrepiento de no haber aprendido a tejer cuando era pequeña, quizás así podría agarrar a los dos con una aguja de esas grandes, y podría hacer una bufanda que me cubriera en el próximo invierno.

Y es más, podría deshacerme de ambos hilos, podría sacarlos de mi cuerpo y sentir la tristeza y la felicidad como las suele sentir la gente. Porque ahora siento que todo es un enredo en mi interior, me hace débil y las lágrimas no salen. Esa es la verdad. Estoy feliz, pero triste. Odio esa bola de estambre. ¿Alguien sabe cómo puedo desenredarla? Siento que no voy a ser capaz de quitarla antes de que sea febrero.

27 enero, 2010

Viaje al centro de la tierra

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Yo soy la mano de Axel. Sí, de ese Axel temeroso que no quiere aventurarse al centro de la tierra. Yo soy sus dedos repasando el manuscrito. Sus ideas queriendo irse de su cabeza. Soy su desesperación por quedarse enterrado a cientos de leguas debajo de la tierra. Rayos, el sol da de lleno en mi cara, las neuronas me jalaron del granito del túnel subterráneo para llevarme al asiento trasero del automóvil de mi padre.

Ya no había leído. Ahora las letras me piden incesantes que las pase por mis ojos antes de cerrar el libro. Despido a mi jardín con una mirada, recuesto mi cabeza lo mejor posible y continuo leyendo, dejo que las palabras se adueñen de mi cabeza. De nuevo soy Axel. Soy los ojos de Axel, aquellos que miran cosas inexplicables debajo de este suelo que piso a diario. Oigo perfectamente cuando el tío Lidenbrock marca la cifra del barómetro, ya casi llegamos a las 30 leguas debajo del suelo. Me asfixio.

—Los profesores de hoy en día no saben enseñar.—oigo sin mucho ánimo cuando mis padres conversan frente a mí. —¿De qué les sirve tener maestría y doctorado si no saben manejar un grupo?

Pienso en el profesor Lidenbrock, sus alumnos se burlaban de él porque no podía pronunciar palabras difíciles, ya lo veía yo tratando de querer decir “parangaricutirimícuaro”, al profesor Lidenbrock no le interesaba mucho dar clases, prefería adentrarse al conocimiento, saber más, siempre más, pero sólo acerca de su área de estudio: la geología, la mineralogía, y cosas de ese estilo. Me siento ignorante, la última materia que llevé sobre ciencias de la tierra fue hace mucho, se llamaba… ni recuerdo el nombre, así que no comparto el mismo entusiasmo cuando Axel se esfuerza en describir  las paredes del túnel que pisa.

—¡Gaby! ¿Por qué no contestas? ¿Dónde estás?—pregunta mi padre mirándome por el espejo retrovisor.

—Ando debajo del Atlántico.—respondo con una sonrisa.

—No te me vayas a ahogar, ya deja de leer en el auto, tus ojos se van a echar a perder.

Es verdad. Fuerzo demasiado la vista. Me quedaré ciega pronto. Casi como Axel al descomponer su linterna, la oscuridad se lo traga, me traga a mí con él, sin ver nada, sin oír nada, solo, para siempre completamente solo a tantos kilómetros debajo de la tierra. Es frustrante…

Imposible pintar mi desesperación. No hay palabras en ningún idioma del mundo para expresar mis sentimientos. Me hallaba enterrado vivo, con la perspectiva de morir de hambre y de sed. […] ¡Sí! ¡perdido a una profundidad que me parecía inconmensurable! ¡Aquellas treinta leguas de corteza terrestre gravitaban sobre mis espaldas con un peso terrible! Sentíame aplastado.

Una de las cosas que más me gusta de leer es que el tiempo se te desplaza por percepción, es decir, yo viví más de dos meses la aventura de viajar al centro de la tierra, cuando en mi realidad pasaron solamente unos cuantos días. Esto me recuerda a Narnia, ¿sería esa la enseñanza de C. S. Lewis?

Como sea, el libro Viaje al centro de la tierra del genial Julio Verne es sumamente entretenido, yo lo recomiendo ampliamente para quien quiere sonreír varias veces durante la lectura y, claro, si quieren sentir sobre sus espaldas el peso de todos los países, ser lanzados por un volcán o remar en un mar subterráneo. El padre de Verne decía que su hijo era un loco, que decía incoherencias y ya no sabía qué hacer con él. Vientos por Verne, que contagia su locura a los lectores.

Notas:

He aquí dos artículos muy interesantes que vale la pena leer y reflexionar:

  • El escritor Francisco Ramírez, que por cierto busca trabajo, responde de una manera acertada los cuestionamientos que hace el PAN respecto al matrimonio homosexual, su artículo se llama Respondiendo algunas preguntas…
  • En el número de este mes de la revista Letras Libres se puede leer el ensayo de Guillermo Sheridan titulado La biblia de José Saramago que, precisamente, está enfocado a hablar de la nueva controversia literaria de este escritor portugués, el libro se llama Caín y, según la iglesia, es impropio como las caricaturas de Pokemón.

25 enero, 2010

Pensar

Ahora ya has entrado a la red. Sujeta entre tus dedos la laptop, deposítala en la mesa, junto al sofá, en tu cuarto o en la cocina. Roza las teclas. Escribe. Escribe como maníaco. Desángrate los dedos escribiendo cosas incoherentes. Búrlate en el chat. Cambia tu foto de perfil más de veinte veces. Tómate fotos nuevas en la web-cam. Respira. ¿Listo? Ahora ingresa a YouTube, mira el último capítulo de tu serie favorita, escucha la rola del momento, deléitate con los trucos de magia o los videos más graciosos del año. Ríe a carcajadas, hasta que tu sonido penetre en los oídos de los demás y te callen.

¿Qué más quieres hacer? Yo hago esto varias veces al día. Hubo un tiempo en que dejé de leer libros para leer las sugerencias del Hotmail y la manera en cómo personalizar un jai faiv, me arrepentí mucho. Muchísimo. Ahora sabes que soy de la misma madera que tú. ¿Qué te parece si vamos al féis? El jai ya pasó de moda. Lo de ahora es el féis. Puf, hay tantos test que sería bueno hacer, una maldita adicción. Prueba ese para saber qué tipo de caricatura eres, o mejor este otro que dice qué tan adicto eres al internet. Bu, qué chafa, estos test no dicen nada nuevo, todo ya lo sabías tú ¿o no?

Ah, falta algo, el siempre productivo blog, el que lees casi de madrugada porque mmmta los bloggers son geniales, te enganchan con sus historias, cuando ingresas te sientes como en un mar virtual, de clic en clic llegas a lo inesperado. Por ese camino conociste a los que lees a diario, más que a Verne o a Poe, qué curioso. Allí está uno que narra el peor día de su vida, allá otra que no dice nada relevante pero su manera de narrarlo es genial. Tu cabeza se llena de cosas. ¿Quiénes son esas personas? ¿Cómo son sus rostros? No lo digas en voz alta, esas preguntas no se hacen.

Y dime, después de todo esto, ¿qué has pensado? ¿Ya tienes más ideas que ayer en la cabeza'? ¿Revolucionó tu cerebro con las neuronas siempre adictas de conocimiento? ¿Puedes considerarte un poco más preparado o al menos un poco más razonable? ¿Qué has pensado durante la navegación? ¿Qué pasó por tu cabeza cuando hablaste con fulanito en el msn? ¿Qué pasó cuando supiste el resultado de ese test en el féis? ¡Espera! ¿Qué te ha hecho pensar ese post? Oye… ¿sí estás pensando? o quizás… quizás solamente te lleve el sentido… no me digas que es eso.

¿Por qué te gusta comentar?

Comento cuando lo que leo me llena. Cuando siempre hay una palabra que decir. Me gusta comentar porque es una manera de retroalimentarse en el ya muy trillado mundo cibernético.

¿Crees que son importantes los comentarios?

Por supuesto, siempre es bueno tener lectores, pero es mucho mejor cuando lees la voz de aquellos que te leen. Me alegra mucho que se desaten los pensamientos y, además, se plasmen.

No, no estoy diciendo incoherencias, sólo respondo a las preguntas del premio Comentarista de Oro que me ha otorgado (hace ya muchos días) Peyote. Y la verdad lo posteo hasta ahora porque me puso a pensar. Comentar es una palabra que a lo largo del tiempo se irá degradando. Sin embargo, muchas de las cosas que ustedes han plasmado en este espacio, me hacen darme cuenta que hay gente pensando allá afuera. Que no es ilusión mía. Dijo el buen Bernard Shaw: “Hay pocas personas que piensan más de dos o tres veces al año. Yo he ganado fama internacional por pensar una o dos veces a la semana”. Creo que no Premio-comentarista-de-oro-es lo mismo pensar que ir por la vida diciendo y haciendo sin darnos cuenta.

El premio se otorga a cuatro personas. Yo se lo doy a:

Que tengan una excelente semana.

23 enero, 2010

Felices 19 años y 16 días

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Si alguien sabe de zapes virtuales que me mande 100, olvidé el cumpleaños de una de mis mejores amigas, el colmo es que creo que hasta hablé con ella por el messenger y ni siquiera la felicité. Malditas vacaciones que me arruinan el cerebro.

Algunas situaciones que viví con Cecilia y jamás olvidaré

  • El día que la conocí en las primeras clases de los cursos de inglés hace dos años, como se me olvidó mi libro de trabajo tuve que pedir prestado el de ella para sacarle copias.
  • La vez que me quedé con ella a platicar en los pastos de la Facultad de Cuautitlán, ese día supe que podía confiarle mi vida.
  • El día que me confesó que le gustaba uno de mis mejores amigos.
  • Las pláticas que derivaron de ese acontecimiento.
  • La vez en que llamé llorando a su casa, uno de mis traumas se adueñó de mi persona y estuvo a punto de hacerme desistir de toda lucha, su nombre surgió en mi cabeza y marqué rápidamente. Ella lloró conmigo. Me consoló hasta que las palabras fueron innecesarias y el silencio en ambas líneas telefónicas infundió tranquilidad.
  • El día que me contó algunos secretos que jamás imaginé.
  • La vez en que conocí a su papá y el haber hecho con ellos las compras comerciales.
  • Ese mismo día en que vimos Crepúsculo y nos deleitamos con el cuerpo de los actores xD
  • La ocasión en que fuimos a comer pizza en el local de Oscar chulísimo.
  • El súper día en que fuimos a ver Quisiera ser millonario, ese día fue inolvidable, teníamos hambre, ni un solo quinto y esperamos dos horas para ver ese filme, una vez sentadas en la sala del cine descubrimos que lo importante no era ver la película, sino verla juntas. Su historia fue genial.
  • El momento en que nos descubrimos llorando por el final de Quisiera ser millonario y las carcajadas que salieron de nuestras bocas.
  • El día en que dejé de creer en muchas personas y le llamé porque necesitaba de una voz que me dijera que yo no era una ingenua. Fue la segunda ocasión que lloré por teléfono y la segunda vez que ella no colgó hasta que yo me convencí de que ella iba a estar conmigo siempre.
  • Las dos ocasiones que me visitó en el departamento.
  • El momento de su pase a la Universidad en la carrera y plantel de su elección.
  • El día en que confió en mí para develarme un rasgo de su existencia y que al mismo tiempo fue una especie de prueba para saber qué tanto estaba dispuesta yo para aceptar las diferencias.
  • El momento en que puse en una balanza los tabús y la amistad.
  • El día en que conocí a su chica.

Tres cosas que he aprendido de Cecilia

  • La amistad no se rige por reglas sociales, sino por el sentimiento que te hace dar todo para esa persona que ha hecho tanto por ti.
  • Cuando parezca que no hay nadie, en realidad existe al menos una persona en la que puedes confiar.
  • La distancia y el tiempo no son obstáculo alguno para romper los lazos que se han creado entre dos personas que serán amigas hasta la muerte.

Te quiero mucho Ceci. Disculpa que haya olvidado tu cumpleaños. ):

Notas:

xD Por fin vuelvo. Una descarga eléctrica azotó mi hogar hace poco más de una semana. Murieron varios aparatos eléctricos entre los que estaba mi módem… pero ya ha revivido, así que vuelvo a postear y a comentar sus entradas. ¡Amor y paz a todos!

15 enero, 2010

La voz de un recuerdo

En este año se han cerrado ciclos que me quemaban el alma.”

Escrito por Abril G. Karera el 29 de Diciembre de 2009.

Tú no existes más. Desde ahora, sólo vives por mí, sólo piensas en mí, todo lo haces por mí. Debes ser atenta, yo no estaré cerca tuyo, quizás hasta mi vida carezca de sentido, pero tú me reinventarás todos los días, seré la palabra más pronunciada por tus labios, seré el sueño más recurrente por las noches, ¿me estás escuchando atentamente? Tú ya no serás tú por ti misma, necesitarás de mí, pero más que de mí, necesitarás de mi recuerdo.

—¿Y si no quiero?

Esto ya no está bajo tu voluntad. Estoy tan dentro tuyo que el efecto de la palabra “querer” sólo funcionará para mí, dirás: “quiero estar con él”, “quiero mirar sus ojos”, “quiero tanto regresar al pasado y que esta tortura del presente se acabe”, sin embargo ninguna de esas frases será un hechizo… porque yo no volveré.

—¿Y si decido buscarte?

Ya habrán pasado algunos años cuando te decidas a hacer eso, te sorprenderás de la velocidad del tiempo porque ya no vivirás las horas, ni contarás los días, te perderás en la espera de verme llegar algún día. Entonces me odiarás y maldecirás mi recuerdo pero este será inmune a tus insultos. Practicarás todo tipo de psicología y sólo concluirás que no te conoces a la perfección. El día que me vayas a buscar yo no voy a estar, porque jamás estaré esperando por ti, lamento decirlo de esta manera… pero te darás cuenta que tú me dejaste de interesar hace tiempo.

—¿Entonces por qué me dejas a tu recuerdo? ¡Llévatelo! ¿Por qué te afanas en hacerme sufrir? ¡Yo no lo quiero así!

No me eches la culpa. Tú fuiste quien se adueñó de mi imagen, la repites constantemente en la cabeza que ya hasta has olvidado mi forma real. Tú no existes más. Te has sometido al recuerdo. Danzarás dentro de mi risa. Te volverás loca con mi ausencia. Debajo de las cobijas te pondrás a llorar como un bebé porque no me tienes. Nunca más me tendrás. Y entonces yo podré convertirme en ese recuerdo que cobra fuerza con tu vida, otras memorias me envidiarán, pero ya nada podrán hacer. Yo poco a poco seré tú.

—Veamos quién gana la última batalla.

Años después…

Ha sucedido todo lo que dije hace tiempo. Me adheriste a tu piel. Me recreaste en los sueños. Me dibujaste. He estado contigo todos estos años y, como lo dije, tú no has sido capaz de desterrarme, me siento como los árboles que echan raíces, las mías son tan largas que llegan hasta las fibras de tu corazón. Es inútil todo lo que intentes, ahora soy parte de ti.

Con que no me quieres contestar ¿verdad? No me importa, sabes que sigo ahí adentro. Aunque comienzo a preocuparme, hace tanto que no te hablo porque tú ya no charlas conmigo, ¿qué haces cuando no piensas en mí?, ¿qué haces ya cuando pasan las canciones que yo te dediqué?, ¿qué ocurre cuando lees en tu diario esos días que pasamos juntos? ¡Me ignoras! No me ignores, deja de ignorarme, ¡yo sé que me escuchas!, pero… estas neuronas comienzan a despertar… ¡háblame! ¡Están cortando mis raíces! ¿Cómo puede ser esto? Mil veces te oí decir que la razón no manda al corazón.

¡Sigues sin hablarme! Ahora las fibras de tu corazón palpitan furiosamente, pero no porque mis raíces más profundas estén en ellas, sino porque miras otros ojos, ¿te has atrevido a mirar otras pupilas? ¿ya olvidaste ese día en que dijiste que mi mirada era como el universo? ¡Háblame! ¡Te lo suplico!

—Es inútil, has perdido la voz en este cuerpo.

¿Tú qué sabes maldito corazón? ¡Tú no sabes nada acerca de mí! ¿Ves esa enorme cicatriz que tienes? ¡La causaron mis raíces! No te atrevas a desterrarme, quizás ella me pueda sacar de su cabeza pero no del corazón, ¿no lo dijo Pablo Neruda: “Es tan corto el amor y tan largo el olvido?” Así que si me sacas… te atendrás a las consecuencias… dejarás de latir, tu pulso será débil… morirás.

—Neruda usó el adjetivo “largo” y no “eterno”, no me importa la herida que me hiciste, ahora sanaré, pero primero… tengo que sacar tus raíces…

¡No! ¡¿Qué haces?! ¡Ayúdame! ¡¿Por qué no me contestas?! ¡Tu corazón me está desterrando!, ¿acaso estás loca? ¡Morirás sin mí! ¡Tú no puedes vivir sin mí! ¡Ayúdame! Siento que me debilito… yo no soy nada sin ti… yo vivo por ti… yo sólo pienso en ti… y todo lo he hecho por ti… yo no existo más. No existo si tú no quieres que exista. La palabra “querer” me superó ¿verdad? Yo quiero estar contigo… yo sé que soy sólo su recuerdo… pero ya no lo extrañas, ya no te importa nada de él.

No me abandones, dile a tu corazón que desista a su tarea, por favor, por todas las ilusiones que te di, por todas las ocasiones en que te saqué una sonrisa, por todos los obstáculos que te ayudé a superar, no me abandones, piensa que un día tú y yo fuimos uno mismo, por favor… me estoy muriendo… me estoy volviendo una idea común y corriente… me diluiré en tus lágrimas… no me dejes…

—¡Cállate recuerdo! ¡No es mi culpa que te hayas enamorado de mí!

¿Lo sabías?… yo… no existo más…

12 enero, 2010

500 days of summer

…la vida es tan graciosa que puede permitirse hacer este tipo de cosas ¿no?”

Escrito por Abril G. Karera el 11 de Noviembre de 2009

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Hora de leer los horóscopos. David toma el periódico El Universal y comienza: Aries, tu vida ha dado un giro enorme, cuídate. Géminis, ten cuidado al relacionarte con las personas. Virgo, tu vida entrará en conflictos. Conclusión de las tres personas que han oído esto: los horóscopos siempre dicen cosas que ya se saben.

—Ten Gaby, voy a bañarme.

Gabriela toma el periódico en sus manos, ese es uno de los periódicos que no le gustan, es de derecha, suele defender a capa y espada las decisiones de Calderón en lugar de cuestionarse si son lo mejor para el país, bueno, ya pasó la sección de política, sigue la de espectáculos, ahí se entretiene un rato leyendo chismes, que si Juan Son nunca amó Porter, que si hay problemas entre Lucero y Mijares, puaj, basura. Entonces la foto de un chico la hace detenerse.

Zoey Deschannel y Joseph Gordon Levy Se me hace conocido, piensa. Lo mira atentamente, es un chico muy guapo y a su lado, ¡oh sorpresa!, la genial Zoey Deschannel, la que salió en ¡Sí, señor!, definitivamente tengo que leer este artículo, dice Gaby para sus adentros. A ver, ajá, es una película, :O aún está en los cines, hmmm :O ya sé de dónde conozco el actor, salió en 10 cosas que odio de ti, claro ¿cómo no lo pude notar?, a ver de qué trata…

Así Gabriela ha descubierto que esa película es una historia de amor que no tiene un final feliz, decide ir a verla en cuanto pueda, porque suena a esas películas que le gustan, ella sabe que es muy cursi y que le gustan las películas cursis, pero al parecer esa película no es tan cursi. Toma nota mental de ella y a la semana siguiente ya se encuentra sentada en la sala de cine.

500-days-of-summer Ésta es una historia en la que un chico conoce a una chica. El chico, Tom Hansen, creció creyendo que jamás sería verdaderamente feliz hasta el día en que hallara “la indicada”. La chica, Summer Finn, no comparte esta creencia. Deben saber por anticipado que no es una historia de amor.

Gabriela ha estado sentada frente a la pantalla. La historia le llena la cabeza, es posible, realmente es posible que ¿el amor se acabe? ¿que no exista nunca? ¿que todo se compense? ¿que el destino sea una tontería? ¿que uno decida su propia vida sin necesidad de anuncios del cielo? ¿Es posible?

¿Es posible que uno entienda de verdad que las cosas cambian? ¿Que nada perdura? Si es posible ¿por qué Gabriela no lo comprendió hasta ver esta película? Ella sacudió la cabeza, a veces le chocaba ser como era, sentir en carne propia los sufrimientos de personas ficticias. La película terminó con uno de esos finales que no se esperan, que se suponen, pero no se esperan. Buenísima.

Por la noche Gabriela se queda mirando el paisaje de Noviembre, qué bueno que, al menos para mí, aún no han pasado esos 500 días.

Notas:

El soundtrack de esta película es buenísimo, igual lo recomiendo, desde Regina Spektor, hasta claro, The Smiths.

10 enero, 2010

02 de Octubre no se olvida

Es casi un milagro que dos personas se quieran al mismo tiempo.”

Gabriel Zaid en La Poesía en la Práctica

Cita escrita por Abril G. Karera el 01 de Octubre de 2009

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¿Qué piensas tú? Sí, ya sé que estamos en Enero, ¿por qué mencionar a Octubre? Deberíamos hablar mejor de Febrero, es el dichoso mes del amor, o de Diciembre porque acaba de pasar, pero ¿qué razón tan importante hay para hablar de Octubre?

Si Septiembre era un mes triste, Octubre debería ser un mes de lágrimas derramadas, esa es la lógica infundida por los extraños, si algo comienza mal debe volverse peor para que haya una especie de karma y las cosas regresen a ser como antes.

Pero, ¡alto!, aquí no hubo nada peor y las cosas no volvieron a ser como antes. Todo cambió. Todo simple y sencillamente cambió. Fue el 02 de Octubre. No, no porque yo me armara de valor y fuera parte del contingente que salió de mi Facultad para protestar por los hechos ocurridos hace 60 años. No, tampoco porque de pronto haya caído inevitablemente golpeándome la cabeza olvidando quién fui, quién era y quién iba a ser.

No olvidé ninguna de esas cosas. Cuando todo sucedió la sombra de mi pasado estaba presente. Por eso me sorprendo. Porque a veces el pasado no te deja seguir, ¿cuántas veces me pasó a mí? ¿Cuántas veces les ha ocurrido a las personas en todo el mundo? Y sin embargo, la sombra se quedó intacta, al margen de tu silueta, contemplando tus ojos y hallando la manera de ver en ti lo que había dejado años atrás. Quería tragarte para después ser tragada por mí y así digerir la situación.

Tú no se lo permitiste. Nunca la viste pero jamás le diste pauta para tomar tu sien y volcarte en su interior. Rebatiste mi pasado. Y ahora sólo quedaba tu figura frente a mí, ¿qué iba yo a hacer? Vi la sombra diluirse en tu sonrisa, así que te miré fijamente a los ojos y ellos optaron por robarse mis pupilas. Y tus manos que tomaron a mis dedos. Y tus labios que buscaron a mis labios. ¿Qué se supone que iba yo a hacer?

¡Besarte! Tan sólo eso. Besarte por cómo suceden las cosas sin que estén marcadas en el destino. Besarte porque tu persona había superado mis expectativas. En ese momento dejaste de ser lo que yo había imaginado en mi cabeza para convertirte en ese tú que aún quiero seguir descubriendo. Besarte Saúl, sólo eso.

Definitivamente el 02 de Octubre no se olvida.

08 enero, 2010

Las mejores cosas suceden cuando menos las esperas

Me sorprende mucho la vida”.

Escrito por Abril G. Karera el 19 de Septiembre de 2009.

Él es Saúl. Tiene un aire desgarbado y mira sin pensar por la ventana. Yo estoy sentada frente a él, trato de omitir su presencia pero el sudor en mis manos me delata. Él no sabe que mis nervios son debido a que su cuerpo se encuentra a escasa distancia del mío, tampoco imagina que sé su nombre y que sé que tiene un hermano mayor. Él no sabe nada de mí. Apenas se ha fijado en mi existencia porque a veces uno se cansa de ver por la ventana y necesita girar la cabeza hacia otros lados.

Él no ha pensado nada acerca de mí porque la música de AC/DC le llena los oídos, yo espero pacientemente a que me dé las monedas justas para pagar, que su voz me diga:

—¿Le pasas, por favor?

Y que yo tome las monedas y se las pase al chofer para poder ver después cómo él desciende de la combi y notar el punto perdido de sus ojos. Pienso en eso cuando él se percata de que está a punto de bajar. Casi pongo una cara de dormida para que no note que lo miraba en silencio, pero él se ha levantado y le ha dicho al chofer.

—Disculpe, ¿se cobra?, bajo por aquí.

No me ha dado las monedas y ni siquiera ha mostrado interés en mi persona. Baja de la combi sin mirarme. Así es la cruda realidad. Saúl me gusta desde hace tiempo pero él no lo sabe porque no imagina que alguien como yo pueda existir.

No importa mucho. Él vive su vida. Yo vivo la mía. Y las dos son geniales sin necesidad de que esté el otro. Ya he perdido toda esperanza en conocerlo. No soy lo suficientemente valiente como para plantarme en frente de él y decirle “Hola, soy Gaby y quiero saber más de ti”. Aunque sé que un día podré entablar alguna charla, no importa si sea siendo ancianos en la Casa de los Ruquitos. Algún día algo sucederá.

Pasan algunos años, pasan meses, a veces me acuerdo de Saúl porque lo veo en la calle, no vive muy lejos de mi casa, pero mi atención está fija en otras situaciones. Las cosas no van bien. Vivir en Coyoacán me ha dejado con una sensación extraña. Y E me ha abandonado. Yo no lo entiendo. Jamás seré capaz de entenderlo. Me he resignado. No lo buscaré más. A nadie le gusta buscar algo que lo haga sufrir. Vivo sin conciencia alguna porque de pronto he descubierto que los días se disuelven excesivamente rápido. Me siento triste. Septiembre es un mes triste.

Llego a casa de Tere para felicitarla por su cumpleaños.

—¿Adivina quién está aquí?

—¿Quién?—digo sin poner mucha atención.

—Saúl.

—¿Saúl? ¿Quién Saúl? Espera… es… es… ¿Saúl? 

Efectivamente. Ahí está parado frente a mí, el mismo niño de aire desgarbado que me llama la atención desde hace tiempo. No esperaba conocerlo. No hoy. No aún. No.

—Estás muy roja, Gaby.—dice Tere tratando de iniciar conversación, gracias Tere, no había notado el color de mi piel.

—Sí, ¿verdad? Es que hace mucho calor.—¿cómo rayos decir que es de ese color porque Saúl está frente a mí?

Tere se va y yo comienzo a platicar con Saúl. No es difícil entablar una charla. Hablamos de la escuela. Coyotepec es tan pequeño, él iba en el mismo salón de la secundaria de Tere y David, además ahora estudia en el IPN junto con mi primo Chava y mi amigo César. Conoce a algunas personas de mi familia y yo le digo que, a veces, he visto a su hermano. Los dos nos sorprendemos por las narraciones del otro. Él se ríe de mis incoherencias. Yo me río de su forma peculiar de contar las cosas.

Parece tan lejano que hace tan sólo unos días yo haya estado llorando por E. Ahora mismo siento lo que llaman mariposas en el estómago. Me siento feliz. Termina la fiesta y Saúl me acompaña hasta mi casa. Es increíble que hayamos congeniado. No puedo creer que esté frente al mismo niño que me gusta desde hace tiempo. Debo creerlo. Definitivamente las mejores cosas suceden cuando menos las esperas.

Recomendaciones:

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Algo que también he hecho es ver Lou!, es una caricatura francesa que está pasando por tv abierta en canal 11 todos los días a las 14:00 horas. Es simplemente genial. Narra la vida de una niña de 15 años que vive con su madre, cuenta de su enamoramiento con Tristán y habla también sobre su amistad con Mina.

La serie fue idea original de Julien Neel. No he tenido éxito buscando la caricatura en español, sólo he encontrado algunos capítulos en francés, pero la historia es genial, originalmente fue plasmada en libros tipo manga que aún se venden por Internet.

¡No se la pierdan!

Intro de Lou! para DisneyChannel

06 enero, 2010

Paréntesis: El día que dejé de creer en los Reyes Magos

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Sara me despertó a las cinco de la mañana con su estruendo:

—¡Los Reyes me trajeron mi pijama de princesas Gaby! ¡Tienes que verla! ¡No seas floja!

—¡Oye, son las cinco de la mañana! ¡Déjame dormir!

—¿Qué no te acuerdas cuando los Reyes te traían juguetes? Ahora te portas tan mal que sólo te dejaron dulces.

Mi prima de 6 años dijo la verdad, de que sólo me dejaron dulces, no de que me porto mal ¬¬. Me acordé como en cámara lenta (la verdad es que ayer vi la película 2012 y me dejó traumada con sus escenas tipo Matrix) de cuando los Reyes me trajeron mi Barbie Rapunzel, hace ¿qué serán? unos 11 años, ese es uno de los días más felices de mi infancia, no podía dormir por la desesperación de que los tres sujetos no encontraran mi nueva casa (porque me había mudado) y además, porque a la hora que fui al baño, como a las 3am, aún no había nada debajo del árbol de Navidad.

Me levanté de la cama recordando mi yo de 7 años levantándose de la cama y corriendo inmediatamente a la sala, para verla ahí, a mi Barbie Rapunzel, puesta sobre un tablero nuevo de ajedrez y cuya cabeza, a la semana siguiente, estaría en la boca de mi desastrosa hermana. Sólo que ahora, en mi sala, estaba mi zapato lleno de dulces que compré ayer (no pudieron ser más creativos esos Reyes Magos). Miré con ternura a Sara, mi prima que se quedó a dormir porque sus padres trabajaron hasta noche en el mercado que los Reyes Magos impuntuales suelen visitar, estaba cobijando a su nenuco.

—Mira Gaby, también me trajeron mi nenuco y mi caballito y… y…

La lista de juguetes de Sara me sonaba lejana, el día de los Reyes Magos era lo que más me emocionaba en las vacaciones de diciembre, me miré a mí misma haciendo mil y un ensayos de cartas con la correcta ortografía y caligrafía para que esos tres hombres fueran capaces de entender lo que yo quería. Me portaba súper bien en las vacaciones para que mis padres no tuvieran excusa alguna que decirle a los Reyes. Entonces, al estilo de las escenas que sólo las películas hollywoodenses suelen implementar, recordé el día en que mi mundo infantil comenzó a cambiar bruscamente.

Ese día era viernes, yo tenía 10 años, 8 meses y 2 días, iba en quinto de la primaria. Era el último día de clases y todos mis amigos estaban diciendo lo que le iban a pedir a los Reyes Magos y a qué jugaríamos el día que regresáramos, no sé por qué, siento que antes éramos más niños ¿no les sucede a ustedes?, hace poco visité mi primaria y hay ciertas acciones que realizan los niños de ahora, que ni la más aventada de mi época se hubiera atrevido a hacer, como gritar groserías o besar al niño que te gusta, eso no era algo que mis amigos y yo hubiéramos hecho.

En fin, Mónica, una de mis amigas, decía que le iba a pedir a los Reyes un Christopher de verdad, ese actor que salía de principal en la telenovela “Aventuras en el tiempo”, no sé si llegaron a verla, pero cuando yo iba en quinto de la primaria, esa novela era un boom, casi como la Patito de ahora, sólo que con más historia sustentada (la de ahorita no me convence en lo más mínimo). Cynthia y Norma comenzaron a decirle que eso no era posible, que sólo podía pedir juguetes, no personas de verdad, pero Mónica estaba reacia a esa opinión.

Entonces apareció Karla:

—No me digan que todavía creen en los Reyes Magos jaja.

—Claro que sí.—dijo Norma.—¿A poco tú ya no?

—Por supuesto que no, todo es una mentira, ¿qué no se han dado cuenta?

—Explícate.—dijo Cynthia con la voz enojada.

—Los Reyes Magos son sus propios padres.—dijo Karla disfrutando de nuestras caras de incredulidad.

—Eso es falso, a ver, ¿te consta?—pregunté yo deseando que no le constara.

—Claro que sí, yo misma vi a mis papás cuando escondieron los juguetes en el ropero, ya verán, pregúntenles a sus padres si no me creen.

—Pero, ¿cómo les vamos a preguntar?.—preguntó Norma.—Nos van a decir que no es cierto.

—Usen la estrategia que nunca falla.—sugirió Karla.—díganles que lo saben todo y así ellos se verán obligados a decirles la verdad.

Norma y Cynthia se quedaron calladas, Mónica también, aunque ella, al parecer, seguía discutiendo con su yo interno si podía pedir o no personas de verdad. Yo estaba segurísima de que los Reyes Magos no eran mis padres. Si fueran ellos ¿cómo aparecieron los juguetes en mi casa la vez que nos fuimos de vacaciones a Querétaro? ¿Acaso mis padres manejaron de noche para venir a poner bicicletas en la sala? ¿Cómo lo hicieron entonces si habían cerrado con llave y yo la guardaba en mi maleta? Definitivamente mis padres no eran los Reyes Magos.

Las vacaciones de diciembre iniciaron y yo no dejaba de pensar en eso, se me hacía una injusticia total que mis padres fueran unos estafadores, ¿por qué me hacían escribir más de una carta si de todas formas ya sabían lo que quería? ¿por qué alimentaban una mentira con tantos enigmas? A veces los Reyes Magos dejaban los juguetes en otras partes, una vez amaneció el nenuco de mi hermana en mi zapato, pero no, era falso, los Reyes Magos no eran mis papás, no podían serlo.

—Hija, ¿ya sabes lo que le vas a pedir a los Reyes?.—preguntó mi mamá mientras la ayudaba a buscar un vestido en su enorme ropero.

Ese día yo tenía 10 años, 8 meses y 18 días, yo estaba aprovechando esa ocasión para buscar juguetes, ¿qué tal si mis padres los habían ocultado ahí como los padres de Karla? Lo que no sabía es que mis Reyes Magos eran de esos que compran en los mercados un día anterior, por eso no había nada.

—¿Ehh? Ah sí, quiero pedir dinero y un telescopio.

—¿Por qué no pides una Barbie Basquetbolista?—sugirió mamá.—Así practicas con ella tus tiros de canasta.

—Es que mamá, todas las Barbies han sido víctimas de las garras de Isela (mi hermana), sé que si no le quita un brazo, le quitará la cabeza y mejor no.

—Oye, no seas así con tu hermanita.

Eso me enojó, nunca se me ha olvidado cuando Isela le quitó la cabeza a mi Barbie Rapunzel, entonces decidí aplicar lo que dijo Karla.

—Mamá, lo sé todo.

—¿Todo sobre qué?

—Sobre los Reyes Magos.

—¿Qué sabes?

—Que son ustedes Mamá. Tú y mi Papá.

—No es cierto hija, ¿de dónde sacaste eso?

—Me lo dijo una amiga de la primaria.

—No le creas.

—Son ustedes ¿verdad? —sólo tenía que decir esa frase tres veces y por fin sería feliz, mis padres no eran los Reyes Magos.

—No.

—Son ustedes ¿verdad?—ya iba en la segunda, casi sonaba un grito de alegría dentro de mí.

—No.

—Son ustedes ¿verdad? —listo, había dicho la tercera, después de la respuesta de mamá las cosas seguirían como si nada.

—Bueno sí, pero no le digas a tus hermanitos.

Eso no era lo que mamá tenía que decir, me quedé estupefacta, las lágrimas salieron de mis ojos a mares, salí corriendo hacia mi cuarto y miré mis dos ensayos de carta, los destrocé. Sentí que me habían mentido toda la vida (de hecho, sí había sido toda la vida), mamá se había quedado en su habitación como anonadada. Kike e Isela entraron a mi cuarto.

—¡Gaby! Isela quiere pedir un Max Steel pero le digo que eso sólo es para niños ¿verdad?

Me dieron ganas de gritarles, pero cuando vi los ojos de mis hermanos comprendí la razón de esa ilusión que sólo es cruel cuando te la quitan. Y me puse a llorar más.

—¿Gaby? Mira los Reyes Magos te dejaron una nota en mi cartita.—dijo Sara de pronto, sacándome de mi flashback.

Dile a Gaby que sabemos que podrá cumplir todo lo que se proponga este año pues nosotros la vamos a estar apoyando, que no dude en pedirnos ayuda si la necesita, después de todo ella sabe perfectamente dónde vivimos.

—¿En serio sabes dónde viven los Reyes Magos? —preguntó Sara.

—Sí, sé eso y mucho más.

Esos Reyes Magos que después de todo sí lo han sido, me alegro mucho de haber tenido esa ilusión de niña y ahora también me alegro de que aún dejen cartas, yo sé que puedo contar con ellos siempre.

¿Y a ustedes qué les trajeron los Reyes Magos?

04 enero, 2010

El departamento

…a decir verdad, se siente sumamente extraño eso de ser independiente”.

Escrito por Abril G. Karera el 04 de Agosto de 2009

Todos nos conmocionamos cuando vimos a esa gente poner un refrigerador en la cocina. Nuestro departamento había estado deshabitado por más de medio año y ahora, al fin, parecía que alguien iba a ocuparlo de nuevo. Las puertas cedimos ante las llaves que eran probadas por cada uno de los nuevos inquilinos. Yo, la principal, me dediqué a observar cuidadosamente a esas personas que, de ahora en adelante, me abrirían diario.

—A mí me gusta mucho.—dijo la que parecía la más pequeña dando vueltas en la sala.

—¡Este cuarto será para mí!—gritó la otra chica desde la habitación azul.

—Ni modos David, Tere te lo ganó y yo ya te gané el cuarto con flores, así que te quedas con el último.—dijo Gaby señalando un cuarto, el más pequeño de los tres, David, resignado, fue a acomodar sus cosas.

La primera semana fue muy silenciosa. Gaby y David fueron los primeros en venirse, Tere parecía más reacia. Los tres habían entrado a la Universidad, lo escuché cuando la casera les enseñó el inmueble.

—¿Los tres entraron a la misma Facultad?

—No, Tere entró a la Facultad de Ciencias, David a la de Ingeniería y yo a la de Filosofía y Letras.—respondió Gaby con la vista hacia los edificios de Ciudad Universitaria.

—¿Qué hacen dos matemáticos con una niña de Letras?

—Lo mismo quisiera saber yo.

—Pues no se preocupen por llegar tarde a sus clases, ahora vivirán demasiado cerca.

Era cierto, tanto que después de la segunda semana de clases Tere y Gaby comenzaron a salir cinco minutos antes de su hora de entrada a la escuela. Ellos venían desde un pueblo llamado Coyotepec, también me enteré porque no cesaban de hablar de eso.

—Seguiremos viviendo en Coyo.—dijo David.

—¿Por qué lo dices?

—Porque es Coyo-tepec y Coyo-acán.

Oírlos reír fue quizá el signo que más perturbó a los muebles de este departamento, incluyéndome. En el edificio donde nos encontramos vive gente muy distinta. Por ejemplo, en el piso de arriba habita un señor con su hijo, el pobre Enrique, todo el día lo están regañando. En el departamento de enfrente viven tres chicas con quién sabe cuántos chicos que viven dudosamente. Debajo de ese departamento vive una familia con quién sabe cuántos niños chiquitos que luego no dejan dormir. Hasta abajo vive la abuelita, dueña del edificio, a la que todos temen. Y la mayoría de esas personas viven todo el tiempo huraños, como si la prisa de vivir en la ciudad los hubiera absorbido.

Por eso cuando la puerta del baño me preguntó:

—¿Crees que vivir con estas tres personas resulte bueno?

—Yo creo que sí, por lo que veo no suelen enojarse y a veces hasta me burlo de sus propias ocurrencias, ¿no te ha pasado? Ya no me siento una puerta inerte.—respondí.

—Yo te comprendo.—dijo la puerta de la habitación de Gaby.—Esta niña es muy extraña, por las noches se pone a escribir y luego lo lee en voz alta, no cesa de escuchar música y el otro día la vi declamando una poesía, lo hacía tan gracioso que me ganó la risa y por poco me descubre, pensó que fue un fantasma el que me abrió jaja.

—Eso suena gracioso, pero no tanto como lo mío.—intervino la puerta del cuarto de David. —El chico es sumamente lindo, con su compu se pone a hacer videos y luego canta canciones muy cursis para una tal Lupita, también se queda viendo largamente la fotografía de esa niña, a mí me da risa, además es sumamente deportivo, en las mañanas, antes de que las chicas despierten, ya está haciendo lagartijas.

—Pues yo no sé ustedes, pero la niña que vive en mi cuarto —dijo la puerta de la recámara de Tere. —solía ser muy solitaria, los primeros días la oía llorar, pero ahora se pone a cantar a todo volumen, a veces le canta a su póster de la pared, creo que es un tal John Cena, ella es muy linda también.

Y así de pronto todos los muebles fueron diciendo lo que pensaban de esas tres personas, la alacena, el fregadero, las escaleras, los sillones. Yo, como la puerta principal que soy, descubrí que era la primera vez que todos nos atrevíamos a hablar, nadie cree que los muebles puedan tener algún tipo de existencia, pero esos tres chicos vinieron a desmentirlo.

—Oigan ¿y si la puerta se enoja porque no la cerramos con llave?

Expresiones como esas fueron las que poco a poco me ayudaron a adquirir conciencia. Estoy feliz de vivir con ellos tres. El departamento entero está feliz de vivir con ellos tres. Esperamos que ellos estén felices de vivir con nosotros.

02 enero, 2010

Ingenuidades

He comenzado a comprender que lo que hace mejor al mundo no es querer cambiar a las personas, sino aceptarlas como son y ser mejor para ellas”.

Escrito por Abril G. Karera el 13 de Julio de 2009

—Hagamos una fiesta para celebrar el fin de cursos.

—¡Hagámosla!

—Si quieren yo puedo conseguir el salón.

—Sí, consíguelo tú, nosotros nos encargaremos de lo demás.

—Pero hay que hacer una promesa.

—¿Cuál?

—Si algo sale mal, nadie se va a rajar.

—Eso es verdad, que nadie se raje.

—Les doy mi palabra que yo no me voy a rajar.

La última que dijo eso fue Gabriela. En ella yacía la ilusión de celebrar que por vez primera tenía más de quince amigos con los cuales contar. Era sumamente feliz. Claro, ni la mitad de ellos sabía sus secretos, pero ella los había observado y estaba segura de que eran confiables, hasta les había hecho un árbol genealógico. Allá estaban sus padres, ella era hija única, pero sus amigas eran sus tías y tenía primos, padrinos, abuelos y bisabuelos. Todos la cuidaban a su manera.

Por eso accedió a hacer esa fiesta. Con la organización de más de quince personas las cosas no podían salir mal. Pero… ¡zaz! que la Influenza se cruza en el camino y la tienen que posponer. Decidieron hacerla una semana después de regresar a clases, en mayo. Fue una fiesta enorme. Casi todos los de sexto semestre asistieron. Los vecinos estaban asustadísimos, no se acostumbra por esos rumbos ver a más de 300 chavos reunidos en un solo lugar.

La policía no tardó en llegar. Después de una hora, a las cuatro de la tarde, comenzaron a desalojar a todos. La dueña del lugar estaba espantada. Los argumentos de la policía para deshacer la fiesta es que “aún hay riesgos de contagio de Influenza” además “los vecinos están muy enojados porque muchos jóvenes están drogándose”. Gabriela cerró la boca. No había argumentos para debatir.

Parece asunto olvidado, pero en julio la sobrina de la dueña del lugar le llama. Tienen que cooperarse entre todos para pagar la multa. En México existe la corrupción y si no querían más problemas tenían que pagar esa cantidad antes de cierto día o la deuda se haría cada vez más grande. Gabriela dijo que no se iba a rajar, así que accede a reunir la cantidad.

Se contacta con sus amigos, con aquellos que son padres, sus tíos, padrinos, abuelos y bisabuelos. Descubre que todo es una farsa. Hay peleas entre ellos. Rastros que dejó la organización de la fiesta. Muchos están en desacuerdo. Si hablaran de desacuerdos ella haría una lista interminable, como ¿por qué dieron más boletos de los que se imprimieron?, ¿por qué promocionaron una rifa y no se hizo?, ¿por qué se sienten indignados si ni siquiera quisieron apoyar la organización?, ¿por qué exigen ahora una lista de los gastos si no la pidieron al momento?, además ¿cómo se atreven a decir que unos se gastaron dinero de más si ella sabe de personas que se guardaron en los bolsillos algunas monedas que hasta alcanzó para comprar zapatos? Se enoja profundamente pero decide olvidar esos asuntos.

Si la amistad que ellos proclamaban existe no habrá ningún problema. Gabriela comienza diciendo que vendió su celular para reunir la cantidad antes del día indicado, que ya ha ido a saldar la deuda y que ahora sólo espera que ellos le vayan abonando con lo que puedan para que las cosas terminen bien.

—¡¿Vendiste tu celular?! Yo, la verdad, nunca vendería mi celular y menos por esto, me costó muy caro.

Eso es una bofetada a las creencias de Gabriela. Por supuesto que esos celulares cuestan caro, por eso lo vendió, para reunir más rápido el dinero, además porque ¿qué es un celular comparado con la gran amistad que los une? Puedes vivir sin mensajes y llamadas, pero no sin tus amigos.

—Gabriela, creo que no has tomado en cuenta lo que te hemos dicho, en el mundo existe gente mala y tú siempre has creído que no la hay, yo sé que tú eres muy inocente, pero a veces esa inocencia te lleva a cometer cosas de verdad muy tontas, tienes que dejar de ser ingenua.

—¿Me estás diciendo que es ser ingenua creer en la amistad?

—No, claro que no, pero la amistad y el dinero no se llevan bien. Ni aunque tuviera el dinero, no te lo daba.

—A mí me enseñaron que por los amigos haces cualquier cosa y no les estoy pidiendo el dinero de golpe, si quieren me pueden ir dando por partes.

—Pues sabemos que eres una buena amiga, ya vimos que siempre podremos contar contigo, pero la verdad, yo no te voy a pagar.

Esa fue la primera vez que Gabriela comprendió que no siempre la forma en que te han educado sirve para afrontar los problemas de la sociedad actual. Quizás era verdad que ella era una ingenua, no era la primera vez que se lo decían. Ella creyó en todas esas personas y no obtuvo la respuesta que esperaba. Tan fácil que es dejar de lado los rencores. Dicen que si estás ahí no es para hacer más grandes los problemas, sino para darles solución.

El año nuevo para Gabriela comenzó en julio. Y no porque dejó de ser ingenua, sino porque reafirmó que, siendo como es, la vida es más llevadera, más linda y fructífera. Aunque, es verdad, fue una situación difícil, no hubo bueno ni malo, simplemente las creencias fueron diferentes. ¿Rencores? Parecerá mentira, pero no se guardan rencores. Por eso fue año nuevo, porque ella aprendió a aceptar de verdad a las personas, ya que ellos la habían aceptado como era.

Recomendaciones:

Por fin tengo vacaciones de verdad, los asuntos decembrinos no me habían dejado en paz, pero ahora que inicia enero puedo ser libre nuevamente. ¿Qué he hecho los últimos días? Atención: esto es exclusivo para niñas, si a mi hermano le repugna no dudo que los niños lo odien. He estado viendo un dorama taiwanés llamado Devil Beside You, está súper cursi xD pero es muy bueno, digo, por si las vacaciones las asfixian y necesitan un poco de dosis rosa. Yo lo recomiendo.