30 agosto, 2010

Así ha sido agosto

De no tan buenas impresiones…

Gaby acompaña a su madre al Distrito Federal. Abordan juntas la combi, son como las seis de la mañana y Gaby muere de sueño. Así que una vez en el vehículo no duda en dormitar algunos minutos. A pesar de ir medio adormilada observa de reojo a los demás pasajeros, no reconoce a nadie…

Horas después, ya de regreso a Coyotepec, su madre le hace la plática.

—¿No viste al papá de Saúl? (Para quien aún no lo sepa, Saúl es el novio de Gaby <3)

—¿Dónde? —pregunta Gaby totalmente nerviosa volteando a todos lados, si anda por ahí tiene que saludarlo… ya saben… siempre es mejor causar buenas impresiones..

—En la mañana… en la combi…

—¡¿En la combi?!

—Sí… iba sentado frente a ti…

—¡¿Qué?! —Gaby no puede creerlo. Ni siquiera notó la existencia del papá de Saúl… ahora tiene que replantearse eso de causar buenas impresiones…

:S

Despistado

Gaby, Tere y Lety (hermana de Tere) vienen platicando en el tren suburbano. Gaby sostiene el celular en las manos porque no tiene bolsas para guardarlo. Eso no es ningún impedimento para que se enfrasque por completo en la charla. Pronto la grabación resuena en los vagones del suburbano: “Próxima estación Buenavista, ningún pasajero debe permanecer abordo”.

Las tres chicas se ponen de pie para salir. Gaby es la última… de pronto se acuerda del celular, ¡no lo tiene en las manos!, se regresa al asiento… ¡no está! Todos ya han salido, se mueve con brusquedad tratando de hallar el aparato y entonces oye un ruido seco… algo se ha caído de su mochila y fue a dar… ¡a las vías! Entonces el sonido de cierre de puertas comienza a escucharse, sale del vagón y se asoma a las vías… todo está completamente oscuro…

—¿Qué pasó? .—pregunta Tere al notar que Gaby está hincada al lado del vagón.

—Creo que mi cel se cayó a las vías…

—¿Qué? A ver espera, vamos a marcar.

Mientras Tere marca con su celular el número de Gaby, ella se pone a pensar en cómo hará para convencer a todos de mover el suburbano y poder recuperar su celular. Entonces comienza a sonar la musiquita, Gaby espera ver la luz de la pantallita en las vías… pero en lugar de eso siente cómo vibra su espalda…

—Gaby… ¿qué no te acuerdas que mientras platicábamos metiste el celular en la mochila? —dice Lety.

—¿Ah sí? Pequeño detalle…

(Nunca supe qué rayos fue lo que se cayó a las vías…)

:P

Pepsimanesco

Tere juega Pepsiman en el PlayStation que trajo David al departamento. Gaby sólo la observa. Después de varios minutos ambas descubren que Tere no ha podido pasar el nivel de los búfalos (es como el nivel 7 u 8 del juego, quién sabe…).

Gaby piensa que Tere desistirá pronto, pero pasan más minutos y Tere sigue intentando. Se ha repetido tantas veces el Game Over en la pantalla que Gaby se pregunta si es buena idea decirle a Tere que desista… sin embargo la chica insiste con el control entre sus manos… luego de un rato más declara a Gaby:

—Pepsiman es como el cálculo.

—¿Por qué lo dices?

—Puedes reprobar y reprobar y siempre podrás volver a cursarlo hasta que lo pases un día.

Efectivamente, luego de muchos intentos, Tere logró pasar de nivel.

:D

Olvidadizo

Gaby escucha sin querer la conversación en una combi (No, no es la misma en la que iba el papá de Saúl).

—¿Ya le diste el abrazo a tu mamá? —pregunta un señor a su hijo como de siete años señalando a su esposa que viene sentada frente a él.

—¿Apoco hoy es su cumpleaños? —pregunta el chamaco sin despegar la vista del celular.

—¿Ves? Nadie se acuerda de mí… más en mi trabajo me felicitaron… pero ustedes… .—la madre se nota muy afligida y sus ojos comienzan a ponerse rojos.

—¡Mira papá! ¡Ya rompí mi récord!

Auch.

u.u

¿Gracioso?

Saúl y César están en la banqueta. De pronto a Saúl se le ocurre cruzar la carretera, sólo que no se da cuenta y Piiiiiiiiiiiiiiiiii Piiiiiiiiiiiiiiiii se oyen el claxon de un automóvil que casi lo atropella. Cuando Saúl mira al conductor descubre que ¡oh sorpresa! ¡Es el papá de Gaby!

Con razón ahora Gabriela entiende por qué su padre le dijo por la tarde:

—Casi mato a mi yerno…

o.O

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Sí, este es un post intermedio, ya saben, es tradicional narrar mis experiencias cuando cada mes está a punto de terminar. Pasado mañana no se pueden perder la continuación de la historia con Humberto… apuesto a que varios suspirarán jaja. Saludos :)

28 agosto, 2010

Intervención sandresca

—¿Y a ti quién te gusta? —me preguntó Sandra, una amiga que iba en el salón de Humberto. Era la hora del receso y estábamos sentadas cerca de la cancha de fútbol viendo cómo jugaban nuestros compañeros.

—¿Quién me gusta? Pues… —dije dudando por un momento si sería buena idea revelar mi pequeño secreto.

—Anda dime… y yo te digo quién me gusta… —insistió Sandra.

—Bueno… pues… me gusta el portero… —y señalé hacia Humberto. Sandra se llevó una mano a la boca, luego me miró incrédula y preguntó de nuevo:

—¿Humberto? ¿En serio?

—Sí… ¿por qué?

—No, por nada… pero ya sabes, tiene fama de ser un grosero y un peleonero… ¿en serio te gusta? ¿Aunque todos los días se agarre a golpes con alguien?

—Pues… sí… es mi amigo.

—Yo lo conozco desde chiquita, ya sabes, mi mamá y su mamá son amigas… si quieres le puedo insinuar que tú quieres con él…

—¡No cómo crees! Yo todavía no pienso en novios… (ajaaaaaa xD)

Sandra no insistió, me dio referencias del chico que le gustaba y luego regresamos a nuestros salones. Pero me dejó pensando, era cierto todo lo que ella había dicho. Humberto era el niño que todo lo resolvía a golpes… los maestros siempre lo regañaban, algunos niños hasta le tenían miedo… pensé en eso todo el resto del día… y descubrí que todas las peleas que yo le conocía estaban justificadas.

Una vez, por ejemplo, le pegó a un compañero porque éste le había quitado el desayuno a una niña de primer grado. Otra vez se agarró a golpes en la calle porque otros habían insultado a su mamá. Y no se me olvidaba aquella vez que le había pegado al sujeto que me tiró por las escaleras… sí… era un hecho… Humberto me gustaba.

La hora de la salida llegó pronto. Siempre me iba corriendo a mi casa porque llegaba a ver Sakura Card’s Captor. Pero ese día sacrifiqué la repetición del capítulo trece sólo para quedarme a platicar con Sandra… tal vez en el fondo… muuuuy en el fondo… yo ya pensaba en novios…

Pronto salió el otro grupo. Sandra me vio y antes de que yo le dijera alguna palabra ella se acercó a mí con una sonrisa en el rostro y me dijo emocionada:

—¡Le gustas a Humberto!

Le pedí que bajara la voz y entonces me contó con lujo de detalles cómo le había sacado la sopa. Al parecer sólo le había iniciado una plática acerca de mí y antes de que Humberto pudiera darse cuenta, él mismo se había delatado hablando maravillas de mi persona. Yo tenía una amplia sonrisa en el rostro, estaba completamente emocionada, eso de las mariposas en el estómago (frase trillada, pero cierta) se aplicó en mí… me desconecté del mundo… y entonces la voz de Sandra me regresó a la realidad.

—¿Entonces?

—¿Entonces qué?

—¿Cuándo quieres que se te declare?

—¡¿Qué?!

Continuará…

26 agosto, 2010

Humberto odioso-grosero-guardián

Humberto fue la primera persona que me causó problemas con mi manera de clasificar a la gente que conocía. No cabía en la categoría de amigo, pero tampoco en la de enemigo. Y  a la vez estaba entre los que me caían bien y también entre los que me caían mal. A veces era la primera persona que yo defendía, muchas veces fue también al primero que acusé sin dudar. Su sola presencia me perturbaba. Era obvio, Humberto me gustaba.

Era terriblemente odioso. Me jalaba los cabellos y me aventaba bolitas de papel en las clases. Se burlaba de mí todo el tiempo, que mi voz era muy chillona, que mis prendedores parecían sacados de la basura, que por qué hacía las cosas como las hacía. Con él, debo ser franca, aprendí a pelear y defenderme, no dudaba en jalarle los cabellos hasta sacarle lágrimas, lo pateaba y le daba puñetazos en el estómago. Podría decirse que con él conocí mi lado violento (uno que yace dormido desde entonces).

Teníamos once años, bueno, creo que él tenía diez. Nos conocíamos desde los siete y esa relación no había cambiado en lo absoluto. Siempre era él el que molestaba, siempre era yo la que lo golpeaba. Nos odiábamos a muerte. Llegó a decirme que él hubiera sido feliz sin mi existencia… pero cuando yo no iba a la escuela era el primero en preguntar sobre mi ausencia.

Aquella vez… hubo un concurso de aptitudes físicas. Me acuerdo perfectamente que yo le gané. Y como yo era la ganadora podía usar su bicicleta para pasearme un rato. Pero él no me la quiso prestar. Y yo de veras quería darme una vuelta. Así que se la pedí una vez. Y él dijo NO. Se la volví a pedir. Y él dijo NO. De nuevo se la pedí. El NO salió de sus labios. Entonces lo pateé y tomé la bicicleta echándome a correr…

Pero él me alcanzó… y me pegó. Fue la primera vez (y última) que un niño me pegó. Así tal cual. Así como se oye. Claro… no caí noqueada, ni siquiera fue tan grave, pero el hecho de que él, que tantos golpes había recibido de mí sin quejarse, me hubiera pegado fue un shock psicológico fatal. El niño que me gustaba me había pegado… Así que sin decir una palabra le devolví la bicicleta y le dejé de hablar en varios meses.

¡Cómo sufrió entonces Humberto por no poder burlarse de mí! Cada vez que lo intentaba le mandaba una de esas miradas de hielo que se me dan. Había desaparecido de mi mundo y él sólo se esforzaba en volver a estar en alguna de esas listas que yo formaba.

—¿Te caigo bien? —preguntaba y yo negaba con la cabeza. —Entonces te caigo mal.—y yo seguía negando con la cabeza. —Bueno, entonces dime por qué no me hablas…

—¡Oh, qué raro! Creo que las moscas hablan… —respondía frívolamente despreciándolo con la mirada.

Y un día… a alguien se le ocurrió empujarme de las escaleras… resbalé a uno de los últimos escalones (eran sólo cuatro, pero aún así me dolió). Las lágrimas comenzaron a salir de mi rostro y el primero que me vio fue Humberto. Se acercó corriendo a mí, me ayudó a levantarme, me preguntó muchísimas veces si me encontraba bien. Llamó a sus amigos para que cuidaran de mí, mientras él, inesperadamente, fue a corretear al mocoso que me había empujado.

Sólo recuerdo el haber visto cómo Humberto corrió por casi toda la escuela detrás de aquel chamaco travieso. No desistió hasta alcanzarlo y una vez que lo logró lo golpeó y lo hizo pedirme disculpas. Desde día se le hizo la maña de preguntar cómo me encontraba, se volvió amable, dejó de molestarme y regañaba a todo aquel (o aquella) que osara insultarme. Fue una especie de guardián…

Nos volvimos buenos amigos.

Y un día sucedió que pasamos a sexto de la primaria. Teníamos doce años, bueno, creo que él tenía once… y entonces… nos tocó en salones diferentes… y…

y…

 

Continuará…

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Chin, por 32 minutos no pude cumplir mi promesa, les pido una disculpa a todos u.u

23 agosto, 2010

Introducción a capítulos novieros

¿Cómo justificar a Gabriela? Se levanta todos los días con ganas de ir a la escuela, hace todas las tareas, porque aunque antes no sucedía, ahora el deseo de seguir aprendiendo la llena por completo. Lee más que antes, escribe más que antes (en cuadernos y hojas sueltas, razón por la que ha descuidado el blog). Ahora mismo intenta narrar algo interesante en este sitio virtual que ella aprecia mucho.

¿Qué les va a contar a sus lectores? Es que hay tantas cosas. Piensa, por ejemplo, en lo que sucedió ayer cuando venía con Tere en la combi. Ambas platicaban sobre cosas cotidianas, pero entonces una señora y su hijo de nueve años se interpusieron entre ellas… minutos después la señora había desahogado toda su vida a Tere y el niño contaba todos sus planes de vida a Gaby. Ambas chicas bajaron de la combi tratando de asimilar lo sucedido.

—No cabe duda que tenemos una suerte extraña.—dijo Tere.—¡Imagínate! ¡Esa señora viene de ver a su padre al cual no veía desde hace 25 años! Y compartió su felicidad conmigo…

—Y ese niño… ¡quiere ser maestro!, pero su abuela no lo deja porque ella quiere que sea abogado o médico… yo le dije “lucha por lo que amas porque si no te arrepentirás toda la vida”, espero que me haya entendido…

Mientras platican, Tere y Gaby siguen su camino hacia Ciudad Universitaria, ya la tercera semana de clases, tan rápido que pasa el tiempo… aunque iniciaron su charla hablando del encuentro inesperado con esas dos personas (a las cuales ni les preguntaron el nombre), en el metro la plática ya es sobre los novios… ¿Cómo se evolucionó a ese punto? ¡Quién sabe! ¿Han tenido alguna vez pláticas tan exquisitas que inician con el color de un vestido y terminan con el origen del Yakult? Pues Gabriela sí…

Entonces Gaby repara si es buena idea compartir con los lectores la historia de sus noviazgos. Los lectores sólo conocen la historia de C y de Saúl <3 Todas las demás son historias casi desconocidas para el mundo entero (léase MI mundo), nunca ahondó en ellas porque C lo abarcó todo y actualmente es tan feliz al lado de Saúl que todo lo demás vendría sobrando.

¿A quién le puede interesar la vida noviera de una Gabriela que dice saber escribir? Pues en primer lugar… a ella… :D Después a los que fueron “los novios” y luego a todo aquél que tenga un poquito de romántico y de chismoso :P… Ella advierte, por medio de esta introducción, que los próximos posts podrían adjetivarse como melosos, cursis, tristes, molestos, increíbles, graciosos y ¿por qué no? hasta aleccionadores, pues todo lo narrado será basado EN LA VIDA REAL (nótese música de telenovela), así que, obviamente, pueden tomarse unas largas vacaciones con respecto al blog, Gabriela no se molestará en lo absoluto.

Entonces ¿están listos para conocer a la Gaby de 12 años? ¿Listos para saber el nombre del primer niño que recibió el SÍ? Pues los veo pasado mañana (es una promesa) con el primero de varios capítulos novieros :P

10 agosto, 2010

El ausente

Te dieron ganas de perderte y lo lograste. Quisiste ser invisible para el mundo y ahí está el resultado, apenas recuerdas la forma de tu sombra recortada en el asfalto. Hiciste creer al mundo entero que estabas triste y los chocolates inundaron tu habitación… irónico, te gustan todos los dulces, menos los chocolates… aunque digan que ayudan a la depresión…

Te dieron ganas de desaparecer y cuando te diste cuenta ya estabas muy lejos de tu casa, creíste en aquella filosofía de disfrutar los momentos, así que te sentaste al lado de la carretera a mirar al cielo. Viste tantas figuras allá arriba que te preguntaste si no existían en la tierra, tomaste una varita y todo lo que veías en el cielo azul lo reprodujiste en la arena blanca. Luego el aburrimiento te invadió…

Quisiste contar ovejas, pero sólo había automóviles… esto fue lo que conseguiste: nueve autos blancos, cinco verdes, diez rojos y tres vochos amarillos… lástima que no había nadie al lado para ser golpeado… Te dejaste caer en el camino, querías dormir ahí, estabas tan cansado…. cansado de todo… de todo esto que es la vida… la vida…

Sentiste cómo las hormigas comenzaban a subirse a tu cuerpo y te asustaste. Rápidamente te pusiste de pie y decidiste regresar a casa… pero en el camino, luego de venir tarareando una canción… te dieron… sí, ya sabes, te invadieron esas ganas incontrolables de salir a buscarla. Inmediatamente tu sentido común te detuvo:

¿Para qué? ¡No la busques! ¡Todo es vano!

Y a pesar de saber todo eso corriste hasta su calle…

 

 

Si hubieras sabido…

si tan sólo te hubieran dicho…

que dejaste pasar siete años…

 

 

¿Tú qué demonios sabes de la manera en cómo transcurre el tiempo? Tus ojos se hicieron grandes y vidriosos… y luego parecía que mirabas el infinito… no oías cuando alguien te hablaba… parecía que mirabas otro mundo… Tal vez por eso, desde entonces, te apodaron “El ausente”…

 

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Texto inspirado en narrarles el porqué de mi ausencia en el blog y en los comentarios de sus entradas… pero una palabra llevó a otra y obtuve ese resultado. Un día les contaré dónde anduve en todo este tiempo… xD Saludos a todos :) Waaah, de verdad quiero contarles muchas cosas, regreso a clases, asuntillos raros por ahí, de RecreArte y Tiempo Predestinado. Pronto. Espero que todos estén súper bien de salud :) Gracias por leerme.