29 diciembre, 2010

Mis diez canciones 2010

La siguiente lista no se basa en otro criterio más que el mío. Todas las canciones aquí puestas fueron estrenadas en el transcurso de este año y llegaron a mis oídos de una u otra forma. La razón por la que hago la lista es porque cada una de ellas representó en este año algo más que el simple placer de escucharlas. Estas son las diez canciones que marcaron mi veinte diez.

  • Cheating Sons – The Last Queen

Por hacerme sonreír en el peor de los momentos.

  • World’s End Girlfriend – Les enfants du paradis

Por ser el fondo musical de los sueños donde vuelo.

  • Identitate – Always single, always in love

Por inspirar una historia de la que me enorgullezco.

  • The Bianca Story – Coming Home

Por acompañarme desde que inició el invierno.

  • Lázaro Valiente – No hay salvavidas

Por brindarme reflexiones con las que crezco.

  • Andrés Correa – Medias Nueves

Por hacerme enamorar más de quien quiero.

  • The Stutters – Stralight Love

Por salvarme en la clases del aburrimiento.

  • Clorofila  – Baby Rock Rock

Por hacerme imaginar mi vida como un cuento.

  • Enjambre – Madrugada

Por describir a la perfección la tristeza del momento.

  • Panteón Rococó – Arréglame el alma

Por motivarme a confiar en el regreso.

La rima nación sin querer. Los leo pronto.

25 diciembre, 2010

Me gusta leer

 

La lectura y yo hemos estado juntas desde que tengo memoria. Todo gracias a mis padres. A los dos les encanta leer. Y cuando nací los dos estuvieron emocionados de que su primogénita aprendería casi todo de ellos. Es extraño, eso de  e n s e ñ a r. Más que en la escuela, aprendí en mi casa. Y sí, entre las múltiples habilidades que quisieron inculcarme, me aferré con más fuerza sólo a dos: leer y escribir.

Así que leo desde los cuatro años todo libro que caiga en mis manos (y que llame mi intención, claro). Una vez, cuando tenía once años, alguien me preguntó cuántos libros había leído, porque recuerdo que en la televisión salió una niña de doce que dijo que había leído cien libros en toda su vida. “¿Tú cuántos llevas, Gabita? Ya casi cien, ¿no?” La verdad es que no supe qué responder, porque no me interesaba contar los libros que leía. “No sé, pero puedo leer cien libros en un año”, la frase salió así. Solita. No sé por qué había calculado mi velocidad de lectura y se me hizo sencillo decir que podía hacerlo. “¿En serio? A ver, cuando nos veamos en la cena de año nuevo el próximo año me dices cuántos fueron” Casi fue apuesta.

Fue en el 2003, lo recuerdo perfectamente. Mis papás estaban emocionados y me dieron títulos para agregar a mi lista. Cuando cumplí doce años, de regalo pedí que me llevaran a una librería en donde papá me compró todos los libros que quise (uno de los mejores días de mi vida *.*) y también me compró un libro florete para que anotara los títulos que iba terminando.

Ese año leí y leí. Leí mucho. Fui feliz. Lo disfruté bastante, pero no llegué a cien.

Llegué a ochenta y cinco.

Y no me sentí fracasada porque entendí que la cantidad no tenía que ver con la lectura. En realidad uno lee porque le le gusta leer, punto. Ése ha sido el año en que más he leído. No se ha vuelto a repetir la cifra. Desde entonces anoto los libros que leo. Cada año trato de superar la cifra anterior. Este 2010 lo conseguí, por uno xD En el 2009 leí once. Este año, doce. Sí, las cifras son realmente graciosas, estoy leyendo un libro por mes cuando antes leía uno a la semana. En el 2003 leí siete libros por mes. Pero, sinceramente, no me trauma. 

Los doce libros que leí este año en verdad me gustaron. Los amé a todos. Sentí con todos ellos lo que dice el video de arriba. Cuando un libro no me gusta, lo dejo, no me gusta leer a la fuerza. (Doris Lessing, prometo retomarte algún día, cuando esté dispuesta a adaptarme a tu narrativa aburrida). Y ya sin mucho bla bla, les dejo la lista de este año.

  • Viaje al centro de la tierra / El doctor Ox – Julio Verne
  • La metamorfosis / Carta al padre – Franz Kafka
  • La madre – Máximo Gorki
  • Los de abajo – Mariano Azuela
  • Odisea – Homero
  • Ilíada – Homero
  • Teogonía / Los trabajos y los días – Hesíodo
  • El lobo estepario – Hermann Hesse
  • Háblame, musa, de aquél varón – Dulce Chacón
  • El llano en llamas – Juan Rulfo
  • Poetria Nova – Geoffroi De Vinsauf
  • Rayuela – Julio Cortázar

23 diciembre, 2010

M-t-i-u ausencia

Les voy a contar un secreto:

 

No pude escribir en el blog porque

la tristeza

MEinundóMEabrazóMEdominóMEatrapóMEsecuestróMEarrullóMEquebróMEgolpeó

M e   h i z o   l l o r a r

 

Y encerrada con ella

me olvidé

DEescribirDEreírDEsoñarDEbuscarDElucharDEcreerDEinventarDEvivir

D e    s e r    y o

A veces pasa. Perdida en mí me puse a vagar. Caminar por las calles dizque conocidas. Leer con ansias, con ganas, con disposición aquellos libros que esperaban por mí. Quería perderme más. Ahogarme de una vez por todas en la inmensidad, complejidad, irracionalidad, mentira o verdad de ser humano. Me quise sentir nada para intentar comprender las ausencias. Me metí en cosas que no son de mi incumbencia, esos debrayes del ser todo-nada. Descubrí que soy todo. Descubrí que soy nada. Descubrí que no quiero ser todo ni nada. Quiero ser yo. Mi familia se preocupó. Me consintieron. Volví al pasado: ver anime, ver doramas, leer el periódico, discutir de política, investigar lo que desconocía y me interesaba, ver películas en la madrugada, escuchar jazzrockbluesbandaexperimentalpoppianosaxofónbajobateríatrileodan, observar el movimiento de las cosas, frecuentar de nuevo a personas que no veía, jugar con mis primos pequeños, jugar con mis primos grandes, sentirme niña, sentirme adulta, platicar horas con mis hermanos, platicar horas con mis padres, pasear con la familia, disfrutar tener abuelos, tíos, gente a mi alrededor. Me alegré de la posición geográfica de mi casa. De la posición geográfica del departamento. De estudiar. De David y de Tere. De tener justamente diez amigos contaditos. Descubrí que dejé de lado el brillo de muchas cosas para dedicarme por completo a algo que me llenaba más: el amor.

A l g o     q u e     m e     l l e n a b a     M Á S

Me costó un mes

d e s p e r t a r

r e c a p a c i t a r

d e s a h o g a r m e

r e s i g n a r m e

c o n f i a r

r e n a c e r

Me costará toda la vida                c o m p r e n d e r

Que esa palabra es más inmensa, más compleja, más irracional, más mentira o más verdad que ser humano. Y que yo, niña ilusa de diecinueve años, la coloqué por todas partes sin ton ni son. Creo en mí. Creo en el amor. Creo en él. Creo en ese momento en que decides levantarte y llevar tu vida a lo inalcanzable. Creo en los momentos en que sólo decides actuar, luchar, crecer. Creo en la unidad. En la libertad. Creo en eso  que llaman amor a la vida. No necesito sentirme todo. No necesito sentirme nada. Sólo necesito sentirme yo. Y aunque aún algún rastro de tristeza me insiste que esto que soy no fue suficiente para hacer que esa persona confiara en mí, hoy sé que es suficiente para mi mundo.

 

 

 

¿Ahora ven por qué mi profesora de Filosofía del CCH me decía que de seguro yo pertenecía al club de los optimistas?