26 diciembre, 2012

Despedidas y bienvenidas

Quiero decirte que entiendo que he de morir.

Abril G. Karera, 24 de marzo de 2012

Me gusta recordar ese momento en que descubrí que el presente es un breve lapso de tiempo, intangible. Una mirada, una sonrisa, algo que está y de pronto se esfuma con velocidad. Mi dedo posándose en la tecla es el presente, pero de pronto ya es pasado y entonces el tiempo transcurre y el acto de haber posado mi dedo sobre aquella tecla va a dar a esa enorme pila de momentos amontonados y pasados, repitiéndose en su propio tiempo sin cambio alguno porque el pasado no cambia. Descubriendo eso me alegra descubrir el poder que tengo para hacer mi futuro, ¿qué cosas haré que se repetirán por siempre en el pasado? ¿Cuántos actos de buena voluntad sucediendo sin cansancio en la memoria? No sé si me estoy explicando bien, pero les estoy diciendo que tengo poderes mágicos: decido mi futuro. ¿Forjo el destino o tan solo hago comunión con él? Un poco de las dos cosas, pienso. Las decisiones que tomo se mezclan con las decisiones de todas las personas en este mundo y juntos vamos entramando el tiempo y escribiendo lo que será pasado.

Este año algunas personas tomaron la decisión de dejar de acompañarme en la escritura de mi vida, decisión que yo apoyé. Nunca se sabe quién terminará al lado de uno, quién es el verdadero amigo. Pero me alegra poder seguir adelante, con el recuerdo que esas personas me dejaron. Aunque ahora ya no estemos juntos por las decisiones que cada uno tomó, los momentos que compartimos se quedarán en mi memoria y recurriré a ellos siempre que lo necesite, creo que eso se llama experiencia. La vida es curiosa, es como si uno se fuera encontrando con las personas necesarias en el momento necesario y, en cuanto se ha comprendido lo que debía comprenderse, todo toma otros rumbos.

Siguiendo con esa lógica, este año también aparecieron nuevas personas en mi vida, sólo nosotros decidiremos qué tan lejos caminaremos juntos. Gente del pasado volvió para tomar mi mano con fuerza y no soltarme, cosa que me hace feliz. La gente del pasado, de la infancia, es la que mejor puede apreciar la evolución de nuestra persona. En fin, la siguiente fotografía fue tomada justo antes de que todas las despedidas y bienvenidas de este 2012 se dieran. Fue durante una salida a la Marquesa en marzo de este año; por decisiones que fueron mezclándose, dos personas a las que quiero mucho se alejaron de mi camino, pero ahora comprendo que fue lo mejor.

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Sólo me pregunto, ¿qué tan dispuesto estamos a dejar ir a quien tanto queremos? ¿Cómo es que pueden romperse lazos de esa manera? ¿En verdad están rotos? ¿Cuántas despedidas daremos antes de dar el último respiro? Y, lo mejor, ¿a cuántas personas más daremos la bienvenida a nuestras vidas? ¿Quiénes de los que ahora, en este instante, están con nosotros permanecerán con nosotros hasta el fin de nuestros días?

23 diciembre, 2012

Ángeles en el mundo

Somos finitos y es esa pequeña porción de tiempo que ocupamos en el mundo lo que nos hace maravillosos.

Abril G. Karera, 10 de febrero de 2012

Él era un ángel, estoy segura. Si estabas a su lado no podías sentirte triste porque siempre hallaba consuelo para tu persona. Él tenía muchos amigos y una familia a la que amaba y respetaba. Su vida se regía a través de buenas decisiones, siempre buscando el progreso y el bienestar. Él era sincero y humilde. Si tenías un problema siempre podías recurrir a él, si había fiestas o discusiones, él también estaba ahí, apoyando. Las personas que tuvimos la dicha de conocerlo guardamos las pequeñas lecciones que nos brindó. “Disfruta lo que ocurre”, me decía, “Mereces lo mejor, nunca lo dudes”.

Óscar falleció en febrero de este año. Su muerte también marcó una diferencia en mi persona. Considero importante seguir reflexionando en lo veloz de nuestra existencia, nos vamos a ir un día. Hemos visto pasar varios años desde que cobramos conciencia de nuestro ser, ¡el tiempo pasa! Y no pasa en balde. No soy la misma de hace un año y mucho menos pienso igual que hace dos. Estamos en constante evolución. Nos volveremos más duros, más gruñones o, quizás, aprenderemos a vivir en paz con nosotros mismos y con los demás. Depende de cada quien. Yo lucharé por lo segundo, por no amargarme, por seguir haciendo frente a las dificultades y esforzarme por seguir cumpliendo mis sueños. Es algo que Óscar nunca dejó de hacer y sé que honro mucho su memoria dirigiendo mi vida con convicción.

La siguiente fotografía fue la última que me tomé con Óscar en una fiesta en enero de este año. Ese día conversamos y bailamos mucho, además de que me consoló por la muerte de mi prima. Hasta el final siempre logró sacarme una sonrisa.

Gabriela y Óscar, Enero 2012

Por personas como él estoy segura de que hay quienes vienen al mundo sólo para ofrecerte lo mejor de sí, ángeles en el mundo.

20 diciembre, 2012

Muerte y principio

La vida tiene montones de rostros. Ayer me parecía triste y sin sentido. Hoy luce como una situación que puede convertirse en lo que uno desea. No lo sé.

Abril G. Karera, 18 de enero de 2012

Falta muy poco para que se cumpla un año de la muerte de Pamela. Es extraño porque suena a mucho tiempo y ni se ha sentido el paso de los días. El dolor por su partida llena los corazones y, mientras más se acerca la fecha, más se palpa la injusticia. Esa muerte dio un giro completo a mi existencia; un giro bueno, por fortuna. El estar cerca de la muerte siempre nos vuelve más sensibles a los actos por la proclamación plena de la vida. Todos moriremos, pocos lo recuerdan. Lo cierto es que la vida puede dar giros todo el tiempo y no necesariamente porque alguien muera. Yo recordaré a Pamela por el resto de mis días. La siguiente fotografía fue tomada en mi cumpleaños número 20, en el 2011. Pamela y Fernanda, hermanas gemelas, estuvieron conmigo como primas y amigas. ¡Quién hubiera creído que la vida de mi prima estaba a punto de extinguirse!

Pamela, Gabriela y Fernanda. Abril 2011.

Por eso, como bien dijo alguien: La muerte es sólo el principio.

15 noviembre, 2012

Consejos para no aburrirse en la estación Atlalilco

Vlash y yo nos dirigíamos a la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil en las inmediaciones del CENART cuando tuvimos que pasar por la estación Atlalico y hacer el cambio de línea la línea verde a la línea dorada. Es un tramo muy largo y para no aburrirnos grabamos este video:


Y luego llegamos a la FILIJ que está muy genial. Deben ir. Felipe Garrido me firmó su reciente libro "Manual del buen promotor" y pronto lo leeré porque seguramente me ayudará para mi tesis. ¡Saludos cordiales!

11 noviembre, 2012

Porque la vida es… ¡proyectos!

Si algo nunca le ha faltado a mi vida son los proyectos y los propósitos. Vlash dice que le sorprende mi convicción para hacer las cosas. Ésta puede ser muy engañosa, es cierto. Muchas veces caigo en la flojera como si fuera un oasis en el desierto y no hago nada de nada. Hubo un tiempo en que de verdad creí que yo misma había decidido caer por completo en la mediocridad, pues opté por no moverme hacia ningún rumbo. Decidí parar y me escudé en la tristeza. Pero si algo es cierto es eso que tuiteó un Angst: “Que estés triste no es excusa para que la nevera esté vacía, los trastes sin fregar y la ropa en la lavadora, puerco”.

Ahora he vuelto a la activación. El fin de semestre me motiva bastante y quiero ver qué tantas buenas calificaciones soy capaz de obtener. También me hace feliz mi novela Soise Resurger, pues este semestre la estuve presentando en mi clase-taller de Creación Literaria y mi grupo quedó muy emocionado con ella. Definitivamente estas vacaciones me desviviré en terminarla. A todo esto se suma mi interés en participar en la convocatoria de Moria para ser columnista de la revista y en otra más donde hay que escribir  un cuento acerca de la muerte. También me alegra informarles que el buen Sucio Vagabundo me consideró para participar en Poemachine-Gun, un blog colaborativo de microficción donde de vez en vez encontrarán algo mío. Y eso que no les he hablado de otros pequeños-grandes proyectos que harán de mi vida algo más que interesante (tesis, trabajo, escribir).

En fin, como decía una postal de papelería: Mientras tengas una ilusión no perderás el deseo de vivir. Así que les mando buena vibra para que sigan adelante con todo lo que tienen en mente, que después de todo la vida puede terminar mañana mismo, qué mejor que acabarla haciendo lo que amamos.

04 noviembre, 2012

Pensamiento ajedrecístico

Anoche me di cuenta de que él me reta mentalmente. Nuestras conversaciones se adentran en jugadas ajedrecísticas, queremos derrotarnos uno a otro y eso nos gusta. Pensar las palabras que tengan el peso adecuado para darle fuerza a nuestro argumento, ¡el arte de la charla! Y todo es una partida lenta y sopesada, cuido a mi reina para no perderla tan rápido y agilizo a mis peones para rodear a su rey que, ¡me alegra tanto!, suele ser difícil de atrapar. Él dice que no sabe jugar, pero sí sabe. Sabe muchas cosas y me gusta que las descubramos y entendamos juntos.

Ya quiero verlo y quiero que juguemos de nuevo, comer ideas en el tablero y besarnos después para digerirlo todo.

28 octubre, 2012

Tiempo

El año transcurre de manera mágica y lenta. El tiempo, ese manto sedoso que cae sobre nosotros como capa de polvo. Y que, después, al movernos un poco se esparce en el aire. Esta brevedad me gusta. Este instante. Este segundo en que puedo parpadear y así estar a oscuras y luego en la luz.

26 octubre, 2012

Enamorada

Así nada más.

El contacto de nuestras pupilas desata una luz que ilumina nuestro entorno. Lo amo.

Sus pensamientos, sus argumentos, su ser desafiante y que fluye con todo me envuelven cálidamente en la certeza de que me siento feliz y que puedo seguir adelante.

Era un amigo antes, ahora también lo es.

Nada como la confusión de nuestros cuerpos en los días volátiles de este 2012.

21 octubre, 2012

Vivo en otro tiempo, en otro lugar

Volví de Grecia hace dos meses y medio, más o menos. Pensé muchas cosas mientras estaba suspendida en el aire, observando la silueta de las tierras extranjeras. Pensé, por ejemplo, en que algo debía haber cambiado en mi persona. No sé, tal vez una estructura mental debió haberse roto o tal vez debió haber nacido con fuerza alguna convicción en mí. O tal vez debió asentarse con mayor claridad algún sueño. No me sentía nada diferente, salvo más morena y más ansiosa de ver a mi familia. Volvía a México luego de casi veinte días de estar en otro país, con otras personas, rodeada de otro ambiente que se diferenciaba desde el idioma hasta la forma de pensar y no sentía realmente que algo fuera diferente, que de verdad yo hubiera cambiado. Y eso me frustró durante todo el viaje de regreso. Tal vez, me dije, me daré cuenta de la diferencia cuando esté de nuevo en casa, viviendo mi vida.

Eso sucedió casi enseguida. Descubrí que la vida que tenía antes de irme de viaje se iba a quedar sepultada por siempre. Al principio tuve miedo. Bastó con poner un pie en casa para que la magia de la vida actuara sobre mi persona. Las concepciones que tenía del mundo se volcaron por completo sobre el suelo. No hice nada, salvo reír y quedarme estática; el tiempo transcurrió como siempre, pero esta vez llevándome con él de una forma suave, como si me abrazara y, protegiéndome, me soltara con fuerza sucesos inesperados. La primera mitad del año yo debatí mucho conmigo misma esas concepciones de vivir y morir. Esta segunda mitad ha estado más llena de vida, sólo vida. Y, como dice Hans Castorp en la La montaña mágica de Thomas Mann, “cuando uno se interesa por la vida, se interesa principalmente por la muerte”.

Vivo en otro tiempo, en otro lugar. Las cuestiones que me agobiaban antes, hoy están superadas. Los sueños que tenía, hoy se encuentran más cercanos. Los temores que surgieron al principio, hoy yacen en algún sitio de mí, desconocido. Todo el tiempo me estoy reinventando, es verdad. Pero eso me pasaba desde antes. Y eso nos pasa a todos. Digamos que ese viaje fue una despedida y una bienvenida. Me despedí, sin darme cuenta, de muchas cosas que me hacían daño. Y me fui preparando, inconscientemente, para las revoluciones enteras de mi vida personal. Ahora sólo puedo decir que la magia ha llenado mi ambiente, que estoy fluyendo de verdad hacia lo que anhelo de mí. Una entera confianza se ha forjado, una casi indecible certeza. Y, aunque sea casi seguro que la tristeza inmensa me agobiará en el futuro (porque soy humana, porque es natural), me siento feliz con lo que tengo y feliz con lo que deseo alcanzar.

Dicen que tengo una suerte increíble. Quizá sea así. Aunque prefiero pensar que todo lo que me viene pasando es gracias a la magia de ser quien se es todo el tiempo que se quiera.

12 julio, 2012

Meditaciones sobre el viaje

I

Hay un mundo afuera, Gaby, que un día vas a conocer. Ahorita confórmate con recorrer bien tu calle. Aprecia las líneas que dividen las banquetas, mira con atención los cientos de hormigas que se desplazan por todo el asfalto, haciéndolo el universo entero. Apréndete de memoria los negocios y las casas, qué sigue luego de aquel poste, de qué color es la siguiente pared. ¿Ya contaste los pasos que te separan de la escuela? Pues cuéntalos. Y luego multiplícalos por la cifra más alta que se te ocurra porque esa será la cantidad que debes anhelar a recorrer. En este momento, pequeña, es en esta calle y en este pueblo donde debes manifestarte. Después… quién sabe.

 

II

Si quieres toma ese libro, suena interesante. El misterio del solitario de Jostein Gaarder, así se llama. Trátalo con cuidado porque se ve nuevo. Qué felicidad que la escuela haya decidido ampliar la colección de la biblioteca, qué felicidad que has llegado antes que todos a tomar el que más te guste. Llevas prisa ¿eh?, has devorado las primeras páginas. Abre la ventana de la habitación y deja que el sol de este abril tan hermoso te haga sentir en ambiente. ¿Así que un hombre y su hijo van rumbo a Delfos a buscar a la esposa y madre perdida? ¿Así que el niño ha descubierto un librito que cuenta la historia de unas cartas de naipes? ¿Así que solitarios somos todos, así que humanos somos, así que buscamos respuestas siempre? La historia te envuelve y te traslada a las tierras helénicas. ¿Grecia, dioses, civilización? ¿Un oráculo que marca tu futuro? Ay, ya estoy viendo cómo se iluminan tus ojos, ya veo que quieres ir. Querida, párate y ponlo en tu lista de cosas por hacer antes de morir. Si el tiempo es benévolo y si luchas por ello, un día, tal vez, lo logres.

 

III

Has crecido y ahora conoces la ciudad. Cuídate y sé dueña de ti. Siéntate al lado de la ventana en el camión que te transporta, ve cómo poco a poco todo deja de ser cielo claro y campo para convertirse en nubes y edificios. Tu casa siempre será tu casa. Tu casa es tu familia. Tienes que alejarte de ellos y, al mismo tiempo, tienes que quedarte con ellos. La ciudad es inmensa y, a veces, traga sin fijarse. Eres un punto desplazándose en un plano inmenso de colores. Disfrútalo, ahora es aquí donde debes existir.

 

IV

Estás acostada en el pasto y ves cómo un avión surca el cielo claro dejando tras de sí un rastro de nubes. Algún día, dices, hacia algún lugar.

 

V

¿Cuántos pasos has dado? ¿Cuántos crees que te falte dar? Cuando estás en la ciudad caminas con prisa, cuando estás en casa caminas tan despacio que los perros se aburren de seguirte. Te propongo algo, haz lo contrario. Camina despacio en el metro, camina rápido en el mercado. Camina despacio en las calles largas y ruidosas, camina rápido en las calles silenciosas y estrechas. Apréciate en ambos ambientes. ¿Te das cuenta? La ciudad jamás se conoce, la ciudad es una selva. La ciudad es un mundo que se descubre todos los días. ¿Escuchas el sonido de tus pasos, acá en el pueblo? ¿Tu respiración agitada, las voces lejanas que arrastra suavemente el viento? Viaja en ti misma primero, para encontrarte siempre en los lugares más insospechados.

 

VI

Has estudiado duro, pero todavía puedes dar más. Reflexionas sobre eso cuando la Doctora te da la noticia. Vámonos de viaje, vamos a los Seminarios Anuales. Estudias Letras Clásicas en la UNAM (nadie sabe que el misterioso solitario influyó en ti de tal manera que hasta te decidiste por la carrera que estudia a los antiguos griegos y a los antiguos romanos), ¿en dónde más puede haber un evento de estudios clásicos si no es en la mismísima Grecia? El corazón se te encoje y rememoras aquel día en que el sol brillante iluminaba la habitación cuando leías acerca de Delfos y el futuro predicho. Sí, por supuesto que sí. Corres a mirar tu lista de cosas por hacer antes de morir: ha llegado el momento de borrar una de las más esperadas.

 

VII

Ha pasado realmente rápido todo esto. Llegas a casa por el mismo camino que recorrías cuando ibas a la primaria, te divierte contar de nuevo los pasos. Eres una hormiga, ahora lo descubres. Ahora que te vas, Gaby, entiendes lo cerca que estamos todos.

 

VIII

Estás acostada en el pasto y ves cómo un avión surca el cielo claro dejando tras de sí un rastro de nubes. El sábado, dices, hacia Grecia.

15 junio, 2012

La mirada de Elizabeth

Estos últimos meses han sido una odisea total. La furia del fin semestral arremetió contra mi persona como un viento potente que me llevó volando muy lejos. Literal: estas vacaciones conoceré Grecia, así que ya pueden darse una idea de todas las cosas inesperadas que siguen sucediendo en mi vida. Este blog para mí es una de las cosas más importantes en mi formación como escritora y me entristece mucho abandonarlo como lo hago. Pero ¿saben? en realidad soy así con todas las cosas. Mi desinterés y descuido me ha traído consecuencias tristes y, si no graves, a veces sí me hacen sentir mal. Lo que hoy me ha motivado a regresar por estos lares ha sido un encuentro inusual con mi prima Elizabeth. Deben recordarla, alguna vez escribí sobre el suicidio de su hijo, hace ya dos años, en la entrada La persona de las sonrisas. Ahora que estoy en casa me he dedicado a leer y escribir, ambas cosas me hacen sentir muy bien y casi no me despego ni del libro en turno, ni de la estructura de mi novela. Ese día yo estaba afinando los detalles del capítulo cinco de Soise Resurger cuando Elizabeth tocó el timbre de la casa. Venía acompañada de una sobrina de ocho años y nos traía la esquela de invitación para la misa de su hijo por los dos años de su fallecimiento. ¿Recuerdan que aquella vez les hablé de su sonrisa? Dije que ella era la persona de las sonrisas en su casa, dije que era muy alegre y animosa hasta que su hijo murió. Ahora que la vi el corazón se me encogió de pronto. Entró y comenzamos a platicar, ella tan suelta como siempre. Le dije que ya me faltaba muy poco para terminar la licenciatura y ella se alegró mucho porque me conoce desde pequeña. Me habló de su segundo hijo que este año entra a la preparatoria y también ahondó un poco sobre sus sobrinos que eran mis amigos de la primaria. [Como simple dato curioso, me inspiré en uno de ellos para uno de los personajes de Soise Resurger]. En fin, conversamos como si la vida pasara, pero como si al mismo tiempo se quedara estática. Como si fuéramos dos entes inamovibles que simplemente ven la vida pasar y que se asombran con los cambios y que se sienten felices con los logros. Y entonces mencionamos a Ricardo y yo creí que las lágrimas asomarían a sus ojos, pero no. Su mirada fue más bien como un pozo profundo. Sentí de pronto que detrás de ellos había un espacio lejano y oscuro, no sé si me explico. Profundos y tristes, completamente reveladores de su dolor. Sentí que hubiera preferido que llorara antes que ver esa inmensidad en su mirada. Era como si a través de sus pupilas derramara la tristeza y la depositara en mí como una especie de consuelo, como diciéndome: Ánimo, duele, pero sigue adelante. Cuando sus ojos se encontraron con los míos me quebré de pronto, de por sí soy muy sensible. He estado rota desde hace tiempo y me he pegado como he podido. Encontrar su mirada en mi plano visual me tambaleó de nuevo. Como siempre, comencé a preguntarme un montón de cosas. Ella me hizo ver que se había entregado a la vida con un loco furor y que yo tenía que hacer lo mismo. Todo su pilar era ese dolor, ese inmenso dolor que la partía mil veces y que al verla me brindaba un poquito de todo lo que ella sentía. Tan sólo un poco, apenas algo. La muerte ronda siempre. Y ya saben que se ha acercado a mí un par de veces. Muchos me dicen que soy muy radical al imaginar que puedo morir hoy en cualquier momento por cualquier cosa, pero es que así es. Esa mirada se anidó en mis más hondas enseñanzas. Adentro, en las raíces meras de mi concepción del mundo. Y después, no lo van a creer, luego de esa mirada tan insondable llegó el sonido de su risa. Un agua clara inundando por completo el vacío. Un sonido alegre y también profundo, tristemente feliz o felizmente triste, no lo sé. El sonido de la fuerza, de la esperanza y del aguerrirse. Se fue y yo me quedé pasmada. Todos los días me sorprendo de muchas cosas y esa mirada seguida de la risa me dejaron una impresión que tenía que ser escrita. Siempre he dicho que soy muy feliz y es verdad, aunque algún tiempo un amigo me hizo dudar de tal afirmación porque me dijo que siempre me veía más triste que feliz. Yo le dije que me alegraba la tristeza y él dijo que eso no era posible y que, de hecho, nadie podía ser realmente feliz. Tal vez sea que no todos pueden tomarlo así. Estos meses han sido en verdad una odisea y yo quiero contarles un montón de cosas, pero ya no quiero prometer nada porque siempre me traiciono. Espero que todos estén bien, muchas gracias, de verdad, por leerme.

12 marzo, 2012

Concurso de Creación Literaria UNAM

¡Queridísimos Lectores!

Quiero invitarlos al Concurso de Creación Literaria del IX Coloquio de Letras Clásicas, UNAM. Mi generación está a cargo de la organización. ¡Participen! Los premios están excelentes y no importa si son de otro estado. Si no pueden venir por su premio, ¡nosotros se los enviamos!

Sólo den clic en la imagen para verla más grande.

Muchas gracias por leerme. Cualquier duda pueden contactarme aquí en el blog, en twitter o FB. O al siguiente correo electrónico coloquiodeletrasclasicasunam@gmail.com

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06 marzo, 2012

I Carta: Fulgurante y rota

Respuesta a El amor es un danzón.

Cariño,

dices que el amor es un danzón y por supuesto que te creo. Suena el danzón y yo bailo con una pareja borrosa. En realidad, pienso, somos seres borrosos. Más si se trata de amor. Para todo esto me sujeto a la teoría de las recepciones, aquello en que cada persona tiene su propio mundo y, por tanto, cada quien ve lo que quiere ver cuando quiere verlo. Aferrándome a eso no puedo decir que no conozco el amor porque sí lo conozco y lo he visto y lo he sujetado con mis propias manos. Le creo a Sabines cuando dice que el amor sólo quiere jugar. También le creo cuando dice que el amor no puede decirse. Y creo también en que el amor existe y que cada quien puede saber si lo conoce o no.

Dices que piensas mucho y yo puedo decir que no hay que pensarlo tanto. Sólo pasa y ya. Y por ser humanos tenemos hambre infinita de conocerlo todo o, al menos, de tener una idea de todo. Y es imposible, casi siempre es imposible. No puedo describir el amor, pero sí puedo. Es como la noche y el silencio. O como la conjunción entre muerte y vida. E incluso, si coloco ahora mismo un montón de palabras inconexas, todas cobran sentido si se trata de amor.

Pienso también, cariño, que debemos olvidarnos del mundo. Del mundo real que está a nuestro alrededor y que nos contamina. De ese mundo donde, dices, las relaciones son vagas y banales, fraudes, comercio. Cada quien escoge lo que quiere ver y, sin afán de sonar egoísta, hay que escoger sólo lo bueno. Sólo lo bueno hablando estrictamente de esas relaciones. (Porque pienso que también debe tenerse una conciencia social y política, creo que todo aquello no debe ser ignorado, pero ya es de cada quien). Así pues, te presumo que me consta aún más que el amor existe en los mundos que conviven conmigo. Porque así como existen amigos convenencieros y relaciones dañinas, existen la sinceridad y la pureza. Todo converge en el mismo mundo.

Me gusta el amor. A pesar de todo, me gusta. Y me gusta porque me gusta vivir. Y no hablo, ahora, sólo de lo bueno. Hablo también del dolor que, por supuesto, también conoces. Oponiéndome a la canción de Drexler La vida es más compleja de lo que parece, me atrevo a decir que en realidad la vida es más sencilla. Y que el amor es insondable, por supuesto. Y misterioso, escabroso, doloroso. El amor no puede ser sólo bueno, el amor también es malo. El amor es uva y pan. Vino. ¡Es que el amor es todo! Y aquí cabría mencionar ¿amor a alguien o amor al amor? ¡Amor, sólo amor, nada más!

Pero alguien, siempre hablamos de alguien, porque alguien es capaz de hacernos dar la vida y de destruirla por completo. El poder de ser humano es inmenso. Alguien que se clava en el pecho, se esconde en las profundidades de los sentimientos y aparece en los momentos más inexactos. Alguien que se descubre ante nosotros y a quien nosotros nos descubrimos. Alguien que poco o mucho sabe del amor, pero que eso, ¡eso es lo menos importante!, a fin de cuentas está. A fin de cuentas esa persona está. ¡Está!

Comprendo que quieras estar solo, cariño. Yo no sé si de verdad quiero estar sola o acompañada, creo que no me importa mucho por ahora. Sólo sé que quiero seguir aquí. Pero el otro día, hurgando entre poemas sueltos me encontré con uno de Santiago Kovladoff que se llama Se sugiere y que dice así:

No vuelvas todavía. Es mejor esperar.

Hablarías hasta el alba, la casa es chica

y el amor sólo pide unas pocas oraciones.

Mientras tengas qué decir o mucho

que aprender o algo

que enseñar

no vuelvas todavía.

Te quiero rota, amor.

Lo que se dice fulgurante y rota.

Como cabe a una buena mujer por fin perdida

que se ha visto girar y girar en el espejo.

Y me puse a llorar. Creo que poco sabemos del amor, por mucho que lo hayamos tocado. Ya no me interesa afanarme a su desentrañamiento. Estoy rota, cariño. Pero todavía no fulgurante y rota. Y eso es lo que hago ahora… pegarme de a poquito para fulgurar en los espacios vacíos.

03 marzo, 2012

Un premio

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Mi sueño más extraño

A veces pienso que todo es un sueño extraño. Oníricamente hablando puedo referirme a esos sueños donde me despego del suelo y voy volando por sobre todos, sintiendo el aire rozar mi rostro, la energía del impulso invadiéndome cada parte del cuerpo, la alegría de ser libre. Puedo hablar también de los fantasmas que me persiguen ansiosos de que yo me vaya con ellos, pero nunca quiero y siempre termino corriendo por laberintos desconocidos hasta despertar sudorosa en mi habitación. El último sueño que entraría en la clasificación de extraño es el que tuve la semana pasada, estaba atrapada en un edificio que se inundaba; de todas partes caía agua, había tanta que me maravillaba ver mi rostro reflejado en todas partes y sólo tuve miedo cuando recordé que no sabía nadar. Mi mamá dice que eso significa que lloraré mucho todavía. Yo creo que sólo es símbolo de que me dormí con sed.

Ahora, refiriéndome a los sueños que deseo cumplir está aquel de dormir algún día en la calle, sentir el asfalto frío en la espalda, lucir lagañosa y sentir una especie de abandono del mundo. He pensado que si lo hago será en la pequeña calle que está justo a un lado del edificio donde está el departamento. Muchas tardes me he asomado por la ventana y he notado que es el sitio perfecto, es triste y vacío cuando nadie lo transita, las paredes están rayadas e incluso luce sucio; pero, y tal vez sea una locura, siento que con mi presencia cobraría una especie de vida infantil. Como un asfalto sonriendo porque he decidido dormir en él. Siguiendo la misma línea de sentir la soledad me gustaría caminar por los túneles del metro, experimentar literalmente estar debajo de todos; esta idea surgió luego de leer a Julio Verne y maravillarme con sus descripciones de la tierra. Pienso en eso siempre que uso ese transporte y espero el feliz día en que David me lleve a ver la construcción de la línea dorada.

¿Mañana, tarde, noche o madrugada y por qué?

Me gustan todas las horas del día, pero odio el calor. Rara es la ocasión en que disfruto las mañanas, soy floja y el sol siempre me gana, así que también lo detesto por eso. Este semestre lo que más amo de las mañanas es mi clase de literatura latina, sólo por escuchar a ese profesor vale la pena despertarse temprano. Las tardes son sinónimo de escuela y de amigos; lo que más me gusta de ellas es la hora azul, el momento justo en que la tarde pasa a ser noche, el cielo se pone de un rojo intenso y hay una brisa suave que mueve mis cabellos con tal delicadeza que quiero abrazarla. En las noches generalmente estoy sola, leyendo, escribiendo, viendo doramas, comiendo, dizque haciendo tarea. Y entonces llega la madrugada recibiéndome en sus brazos, es silenciosa y, al mismo tiempo, cariñosa. Escribo en mi diario, lloro, recuerdo, me entrego a una reflexión de mi ser hasta caer en el sueño. Cada día es como una vida entera.

Mes favorito y por qué

Abril, por supuesto. Tiene cinco letras, entre ellas una L, la mejor de todo el abecedario. Es corto, preciso y conciso. Primavera. Mes en que nací. Sobrenombre que elegí. Mes de los niños. El blog se llama Ensayos de abril, no por referirse a mí, sino porque se refiere al mes. Cuando abrí el blog pensé en hacer diversos ensayos (del verbo ensayar) de todas las facetas posibles de abril. Ensayar vivir varias vidas en ese mes. En cierto modo es una analogía de mí como un ser-tiempo. Como si yo fuera el mes y tuviera la capacidad de alargarme a otros meses, a todo el año. Me gustan todos los meses, todos los días, todas las horas; pero abril, abril es definitivamente el favorito.

¿Mariposas en el estomago, luciérnagas en la cabeza o ambas y por qué?

En lo personal no me agrada mucho aquella idea de tener insectos dentro de mí. Pero omitiendo ese hecho, prefiero tener mariposas en el estómago, es el símbolo más choteado de que estoy enamorada. Me gusta la sensación de flaqueza cuando ese alguien se me acerca, los colores subiéndome por la piel, el balbuceo inesperado, el contacto con su cuerpo que ocasiona gritos de victoria en las células de la dermis. Me gusta estar enamorada y luego romperme mil veces y luego volver a construirme. Y así sucesivamente por el resto de mi historia. Las luciérnagas en mi cabeza no las puedo ni imaginar, siempre he visto mi mente como un lugar amplio y lleno de flores, siempre con luz, nunca como algo que necesite ser iluminado, ni siquiera en los momentos de terrible soledad o dolor.

Ídolo a seguir y porqué

Esta pregunta es muy difícil. Pienso en mi familia y opino que todos ellos son dignos de admiración, aún con todos sus defectos. Mis padres y mis hermanos están presentes todo el tiempo, así que sí podría considerarlos como gente a seguir. Pienso también en David y en Tere, cada día aprendo más de ellos. Igual mi primo Pablo, en verdad lo admiro y cuando pienso en él me dan ganas de ser mejor. Lo mismo puedo decir de Fernanda. También pienso en Bastián de La historia interminable de Michael Ende, en realidad veo a esa novela como un pilar de mi forma de ser, todo lo que muestra es un aliciente a que yo quiera seguir adelante con mis proyectos. Lo mismo me pasa con Oskar de El tambor de hojalata de Günter Grass y también con el comodín de El misterio del solitario de Jostein Gaarder. ¿Puede considerarse como ídolo algún libro? Espero que sí. También, no sé por qué, últimamente he sentido mucha fascinación por Petronio. A grandes rasgos serían ellos, pero podría seguir llenando líneas, he descubierto que diario conozco nuevas facetas de las personas, de los libros, de todo, que logran que quiera seguir adelante.

 

Estas son las preguntas que Sucio Vagabundo hizo luego de entregarme un premio, la imagen de arriba. Me parecieron muy interesantes y creo que por eso me explayé. Gracias Sucio Vagabundo por tomarme en cuenta a pesar de mis ausencias. Ahora pasaré el premio a cinco bloggers, las preguntas que deben responder son las mismas, si quieren pueden cambiarlas cuando pasen el premio.

  1. Luis Marín; te quiero mucho, cariño :) Adoro sumergirme en tu prosa llena de melancolía, ardor, sutileza, amor.
  2. Sort; cuando pienso en ti se me viene a la cabeza una bicicleta yendo a toda velocidad por las líneas de un texto frágil, apasionado y, hasta cierto punto, triste. Me gustas desde la primera vez que te leí.
  3. Míkel F. Deltoya; visualizo tu forma de escribir como líneas yendo de un lado a otro de ciudades bohemias, cigarrillo en mano, el claroscuro del paisaje. Puro sentimiento eres tú.
  4. Hermes; intento desentrañarte y siempre fallo, me gusta leerte porque tengo la sensación de sumergirme en lo desconocido.
  5. Yeni; cuando nos vemos casi no hablamos, pero siempre he sentido una conexión extraña contigo. Como ya te he dicho, tus textos me remontan al pasado, son sinceros y duelen, pero de un dolor que sabe rico. Me gusta mucho leerte y cuando saques tu novela la devoraré y te pediré autógrafo.

Saludos a todos, especialmente a los nuevos seguidores y a los que vienen desde otros rumbos como FB o TW. Un saludo a los que me encuentran por casualidad. Gracias a todos por leerme. Marzo está siendo muy bonito.

29 febrero, 2012

Los estragos amorosos de febrero

Accidente

La tía Felisa era una anciana muy activa. Caminaba todo el tiempo, realizaba todas las tareas del hogar, era muy parlanchina. Toda la familia la adoraba porque era de esas abuelitas que hacen sentir bien a todos; dura de carácter, pero de enorme corazón. Esa mañana salió tan presurosa como siempre a comprar el mandado. Cruzó la calle y…

una autobús la atropelló. El camión se perdió de vista y Felisa quedó tirada en la calle. La gente se quedó pasmada. La familia se asomó para ver por qué había tanto alboroto, ya se imaginará la terrible situación. Gritos, llanto y dolor, de nuevo. La muerte siempre está presente, siempre.

Triste

Balazo

Mientras unos estaban en los rosarios de la tía Felisa, a otros se les ocurrió asaltar la tienda de la familia. Tomaron lo más que pudieron y salieron pensando que nadie se fijaría en ellos. Pero sí se fijaron. Mientras un tío trataba de detenerlos, uno de los ladrones sacó una pistola y disparó al azar…

la bala fue a dar al pie de un primo. Se hizo la conmoción porque la gente ya estaba saliendo del rosario. Gritos, llanto y dolor, de nuevo. Los ladrones huyeron dejando un sentimiento de impotencia terrible. Mi primo está bien, al menos.

Confundido

Óscar

Mi amigo Óscar fue felizmente a la escuela como todos los días. El buen humor que siempre lo acompañaba no le falló ese día. Rió un par de veces y asistió a sus clases. Pero de pronto se sintió mal y tuvo que ir al baño. Ahí…

se desvaneció. Sus compañeros lo encontraron tirado en el suelo. Rápidamente lo llevaron al hospital y los doctores determinaron que ya no podía hacerse nada más por él. Tuvo un derrame cerebral. Óscar murió. El impacto fue brutal porque él era una persona llena de vida. Gritos, llanto y dolor, de nuevo. La muerte no sólo siempre está presente, es lo inevitable.

Llorón

Benévolo

Gabriela iba muy abstraída en sus pensamientos. Volvía del funeral de Óscar y a su cabeza no acudían nada más que recuerdos con él. La tristeza acumulada desde la muerte de Pamela le quemaba el pecho. Iba en la combi y no quería soltarse a llorar ahí. Pronto llegó a la parada y bajó rápidamente. Quería llegar pronto a casa cuando…

descubrió que no llevaba la cartera. Lo único que le faltaba, la había perdido. Se encogió de hombros y caminó a casa. Su madre la regañó por el descuido, pero ella no tenía ánimos de réplica alguna. Ya no le sorprendía que le pasaran ese tipo de cosas. Lloró un rato y luego preparó su maleta para volver al departamento. Su padre la llevó a la parada y en el camino…

su hermano le habló por celular. Le dijo que unas personas muy pobres habían ido a dejar la cartera. Que llegaron hasta allí guiándose con la credencial de elector. No habían tomado nada y la cartera estaba intacta. Su hermano le dijo tonta un par de veces, pero estaba contento. Cuando colgó Gaby entendió que mientras le llegaba la muerte tenía que reconocer que después de todo era muy afortunada y que tenía que seguir viviendo alegremente.

Mes de la amistad

  • Vi a todos mis amigos del CCH en el funeral de Óscar. Nada como saber que la amistad perdura a pesar del tiempo y la distancia. Cantamos mucho y recordamos todos los buenos momentos que pasamos juntos. Óscar nos enseñó tanto y también nos brindó consuelo. La muerte inevitable y siempre presente es nuestro fin y nuestro principio.
  • Siempre he sabido que quiero mucho a David y a Tere, pero durante esos días, mientras el corazón se nos encogía por la tristeza, entendí que los amaba. Por eso, ese domingo en que volvimos al departamento luego del funeral, me di cuenta que de verdad estaba inmensamente feliz por compartir mi tiempo y espacio con ellos. Mientras Tere y César jugaban en la sala, David y yo nos reímos en la habitación de los ruidos que ellos ocasionaban. Nada como la risa con los amigos-hermanos en los momentos más dolorosos.
  • Es difícil explicar lo que siento cuando platico con Fernanda. Ella es capaz de construir mundos enteros con sus charlas. Uno se pierde como en una película. No sólo somos primas, somos amigas y, además, somos hermanas. Ese día lloramos un poco porque la vida se muestra como el mar, indomable y maravillosa.
  • Cecilia fue a quedarse un día al departamento. Estaba muy emocionada contándome todo acerca de las Relaciones Internacionales mientras yo escombraba mi ropa. “No entiendo nada de economía”, dije con tono infantil. Ella me miró y trató de explicarme: “Pues en México la economía abarca de…” “¡Mira, tengo otro vestido!”, exclamé de pronto tomando la prenda y mostrándosela con una sonrisa radiante. Alguien que te tolera cuando no le pones atención y que además está ahí para consolarte debe conservarse para toda la vida.
  • Tenía varios meses que no veía a Vladimir. Ese día me invitó a conocer a unos surcoreanos, así que fuimos. Ha sido una de las experiencias más extrañas de mi vida. Conocí a gente de ojos rasgados que constantemente decían que su casa era nuestra casa. Nos invitaron a comer y platicamos fluidamente de las supersticiones en Asia y en México. Me gusta mucho estar con una persona que está dispuesta a mostrarme los rumbos más insospechados del mundo.
  • Un lunes, Eleonora, César (otro César, hermano de Eleonora) y yo fuimos a CCH Sur a convencer a los estudiantes de bachillerato a que estudiaran Letras Clásicas. Los tres hablamos de las maravillas de estudiar esta licenciatura y transmitimos nuestro amor a la carrera a los jóvenes preparatorianos. Cuando volvimos nos quedamos en el departamento a ver una película. Nada como conocer a personas que aman, al igual que tú, lo que estudian y que además se regalan tiempo para sonreír y pasar momentos agradables.
  • El martes se me olvidaron las llaves del departamento, así que fui con Damián al metro para matar tiempo. Decidimos contar pares de zapatos, yo rojos y él azules. Luego de una hora yo logré contabilizar 35 pares y Damián 32. Una persona que está dispuesta a pasar una hora contigo sin hacer nada productivo y que sigue tus ideas locas, es definitivamente alguien a quien no debes perder.

28 enero, 2012

De cómo ha sido enero

Inmensamente triste

Año nuevo, vida nueva. Eso dicen. Y la frase se abalanzó con todo su poder sobre la familia. En medio de lágrimas por la reciente muerte de Pamela se dieron el abrazo diciendo muy poco. Aún vivían. Aún respiraban. Gabriela no había experimentado esa tristeza y menos en año nuevo, esa que se guarda en el pecho y destroza todas las palabras en la garganta convirtiéndolas en lágrimas. Esa tristeza que deja al descubierto el gran amor que se tiene a la familia, que saca quién sabe de dónde la fortaleza para seguir luchando. Esa tristeza inmensa. Inmensa de verdad.

:(

 

Apodable

Gaby tiene un primo de nueve años que se llama Ismael. Durante todo el duelo de Pamela los tíos y los demás primos lo llamaban España. Gaby no entendía por qué. “España, haz esto”, “España, ve para allá”, “España, ven para acá”.

—¡Ya! ¿Por qué le dicen España? —preguntó Gaby, feliz de que el misterio sería resuelto.

—Porque es pañalero.

¬¬

 

Graciosamente confuso

En uno de los rosarios de Pamela se ofrecieron tamales. Gaby decidió ayudar a hacerlos y llegó muy campante a las once de la mañana. La masa de los tamales de dulce ya estaba preparada. Sabía riquísima. Tío Ramón la había hecho con una receta especial que incluía nueces, pasas, lechera, cerezas, mango, piña, entre otras cosas deliciosas. “A mi hija le gustaban mucho”, dijo y Gaby sintió de nuevo ganas de llorar. Volvió a probar la masa, estaba deliciosa. Se dedicó a ayudar, pero cada que podía escapar de la vista de todos, iba a probar un poco más. “Tal vez me duela la panza, pero no me importa”, pensaba muy alegremente mientras se deleitaba una y otra vez con la masa cruda. En una de esas su abuelita salió de la cocina y gritó con voz potente:

—¡Voy a creer! ¡Quita tu hocico de ahí!

Gaby se puso blanca del miedo. Quitó su mano rápidamente del recipiente y ya estaba preparando la excusa perfecta cuando su abuelita agregó:

—Ay Gaby, pégale al perro, está lamiendo los trastes sucios.

—Ah, sí abuelita, ¡PERRO!

xD

 

De escribir mucho y sin parar

Viendo que se podía morir en cualquier momento, Gabriela decidió tomarse más en serio sus objetivos. El principal reto de este 2012 es terminar la novela que lleva en su cabeza más de diez años. Gaby sabe que no puede morir sin antes haberla escrito. Así que se sentó a escribir y para estas fechas ya está cerca de terminar el capítulo dos. Confía en que el regreso a la escuela no sea un impedimento para seguir escribiendo como loquita.

:)

 

Alegremente cansado

Gabriela, Fernanda, tía Juanita y Raúl fueron de compras al DF. Al famoso mercado de La Merced. Luego de varias horas de caminar y de haber comprado lo que necesitaban decidieron tomar el metro para dirigirse a la central del norte. En la estación Hidalgo era hora pico. Montones de gente salían de todas partes y todas querían entrar en los vagones. ¡Imposible! A las cuatro personas ya les dolían los pies y sólo querían trasladarse a La Raza. Pero no se podía. Siempre que llegaba un nuevo tren se quedaban fuera.

—Ya nos vamos en el que viene. —dijo tía Juanita. —Los que puedan subir nos esperan en La Raza.

Entonces llegó el tren. Gaby tomó con fuerza su bolsa y en cuanto se abrieron las puertas entró empujando a todos y logró estar a salvo. Fernanda también pudo hacerlo. Casi no se podía respirar y sólo había hombres por todas partes. Altos, muy altos, o eso le parecieron a Gaby. No hacía falta sujetarse de ningún lado porque iban tan apretados que aunque el metro iba en curva nadie se caía.

—¿Estás ahí, Gaby? —preguntó Fernanda.

—Sí, todavía existo, ¿y tú?

—También.

Cuando bajaron en La Raza se soltaron a reír. Tía Juanita y Raúl llegaron dos trenes después. Sofocados, cansados y alegres.

—¡Voy a creer! ¡Por dónde me traen ustedes! —exclamó tía Juanita y luego agregó con una sonrisa: —Ay, fue muy divertido.

:D