15 noviembre, 2012
Consejos para no aburrirse en la estación Atlalilco
11 noviembre, 2012
Porque la vida es… ¡proyectos!
Si algo nunca le ha faltado a mi vida son los proyectos y los propósitos. Vlash dice que le sorprende mi convicción para hacer las cosas. Ésta puede ser muy engañosa, es cierto. Muchas veces caigo en la flojera como si fuera un oasis en el desierto y no hago nada de nada. Hubo un tiempo en que de verdad creí que yo misma había decidido caer por completo en la mediocridad, pues opté por no moverme hacia ningún rumbo. Decidí parar y me escudé en la tristeza. Pero si algo es cierto es eso que tuiteó un Angst: “Que estés triste no es excusa para que la nevera esté vacía, los trastes sin fregar y la ropa en la lavadora, puerco”.
Ahora he vuelto a la activación. El fin de semestre me motiva bastante y quiero ver qué tantas buenas calificaciones soy capaz de obtener. También me hace feliz mi novela Soise Resurger, pues este semestre la estuve presentando en mi clase-taller de Creación Literaria y mi grupo quedó muy emocionado con ella. Definitivamente estas vacaciones me desviviré en terminarla. A todo esto se suma mi interés en participar en la convocatoria de Moria para ser columnista de la revista y en otra más donde hay que escribir un cuento acerca de la muerte. También me alegra informarles que el buen Sucio Vagabundo me consideró para participar en Poemachine-Gun, un blog colaborativo de microficción donde de vez en vez encontrarán algo mío. Y eso que no les he hablado de otros pequeños-grandes proyectos que harán de mi vida algo más que interesante (tesis, trabajo, escribir).
En fin, como decía una postal de papelería: Mientras tengas una ilusión no perderás el deseo de vivir. Así que les mando buena vibra para que sigan adelante con todo lo que tienen en mente, que después de todo la vida puede terminar mañana mismo, qué mejor que acabarla haciendo lo que amamos.
04 noviembre, 2012
Pensamiento ajedrecístico
Anoche me di cuenta de que él me reta mentalmente. Nuestras conversaciones se adentran en jugadas ajedrecísticas, queremos derrotarnos uno a otro y eso nos gusta. Pensar las palabras que tengan el peso adecuado para darle fuerza a nuestro argumento, ¡el arte de la charla! Y todo es una partida lenta y sopesada, cuido a mi reina para no perderla tan rápido y agilizo a mis peones para rodear a su rey que, ¡me alegra tanto!, suele ser difícil de atrapar. Él dice que no sabe jugar, pero sí sabe. Sabe muchas cosas y me gusta que las descubramos y entendamos juntos.
Ya quiero verlo y quiero que juguemos de nuevo, comer ideas en el tablero y besarnos después para digerirlo todo.