26 octubre, 2010

Les enfants du paradis

 

Amo esta canción.

Me suena a muchas cosas.

A un viaje por el cielo donde yo vuelo y disfruto del viento chocar contra mi rostro.

A una historia donde dos personas corren por muchos lugares para llegar una al lado de la otra.

A una batalla donde hay que vencer los miedos más profundos.

Suena a un rompecabezas de personalidades múltiples.

No sé.

Quizá sólo se necesita cerrar los ojos y…

dejarse llevar.

24 octubre, 2010

Always single, always in love

Poner play.

La miro por el reflejo de la ventana del metro. Está sentada a mi lado, leyendo. Finjo dormir, pero en realidad estoy mirando su rostro a través de mis pestañas. Luce cansada y a la vez divertida, me pregunto qué tipo de novela estará leyendo, sus ojos se pierden ante esta realidad, ella está sumida en la lectura. Observo cómo en su rostro se lee el pasaje de la historia y sin querer comienzo a leer también, pero a través de sus muecas y miradas transparentes.

Apenas alcanzo a descubrir la línea antes de que dé vuelta de página, ya lo suponía… es una historia de amor. ¿Por qué a las mujeres les gustan esas historias? Son tan irreales, tan de cuentos de hadas, ¿acaso nunca dejarán de esperar al príncipe azul? Leo a través de su iris que se trata de un joven solitario caminando por las calles de la ciudad justo al anochecer. Como yo hace algunos momentos, antes de subir al metro. Veo al joven mirar sin asombro los edificios, detenerse un momento en Bellas Artes y luego ver su reloj, es entonces cuando decide marcharse.

Ella es tan expresiva que casi puedo apreciar con toda nitidez al chico haciéndose paso entre la gente para poder subir al metro, o quizá es el recuerdo reciente de cómo tuve que tirar casi a una señora para que el tren no me abandonara. Ya es tarde. Continúa la lectura. Ella narra con claridad cómo el joven no sabe nada de su vida. Está tan solo. Se siente tan solo que hasta da tristeza. Se sienta sin precipitación en uno de los vagones. Quiere dormir y olvidarse de su vida.

Entonces entra en escena el otro personaje, una chica bella de mirada sincera y cabellos lacios. No quiero saber de ella, seguro es la parte en que ella molesta al joven que trata de descansar y ocurre un flechazo de Cupido que anda viajando en el vagón sólo para molestar. Dejo de mirarla y me concentro en tratar de dormir. Pero una extraña curiosidad me mata, tal vez deba ver qué ocurre. Vuelvo a mirarla a través del espejo, tiene una sonrisa en los labios, ya sabía que pasaría eso.

La chica pide disculpas al joven por golpearlo con su mochila y luego se sienta al lado de él. No puedo creer lo que sucede a continuación. Él la ignora, ya no quiere saber de la que acaba de sentarse a su lado, porque siente que la conoce demasiado y que en cualquier momento podrá rendirse de nuevo y voltear a verla y pedirle que lo disculpe, que no debió dejarla abandonada, que debió explicarle que él era así, así de solo, así de complicado, que no era que no la quisiera, era sólo que no se encontraba.

Me lleva… definitivamente voy a dormir. Pero entonces ella hace un gesto de ternura que me hace querer seguir sabiendo de la historia que lee. Y leemos ambos que esa pareja sentada en el metro se siente sola. Que él quiere seguir ignorándola y ella para llamar su atención saca un libro de su bolso. Sabe que él la mirará el resto del camino, porque ama leer las historias que ella cuenta con el rostro a pesar de que esté leyendo cosas totalmente diferentes.

Así que sólo me está engañando. Pero no me importa, veamos hasta dónde llega lo que supuestamente está leyendo. Seguimos con la historia y se lee cómo ambos personajes van experimentado la soledad en sus cuerpos. Él ignorándola. Ella leyendo. Ambos sienten en la espalda esa carga que los hace sentirse incómodos en los asientos. La observo, comienza a acongojarse y yo junto con ella. Sus ojos tristes hacen que los labios se cierren de manera graciosa que me dan ganas de besarla para que no se sienta más mal. Pero aún me contengo.

La historia sigue narrando cómo la chica no sabe qué hacer ya con su soledad, que el compartirla fue mala idea, y él piensa exactamente lo mismo. Ambos son las mitades de algo que piensa igual. Entonces en la lectura la chica pone súbitamente una mano sobre la mano del joven. Espero a que lo haga y segundo después siento su mano entre mis dedos. Me agrada sentir su piel.

Y ahora sucede que ella espera que él haga lo mismo, pero él es un tonto y se aguanta. Y me aguanto también. Y es en ese justo momento cuando ella comienza a sollozar, sus lágrimas mojan su piel delicada y la gente del metro voltea a vernos. El joven de la historia la abrazó si dudarlo un segundo, pero yo…

—¿Te sientes bien? —pregunto tratando de alejar las miradas de los curiosos.

—Es que estoy leyendo una historia muy triste, lo siento. —dice con voz lo suficientemente clara como para que unas cuantas personas dejen salir sonrisas de incredulidad, ¿llora por una historia?

—Aquí estoy.

—Lo sé.

Y entonces sigo el acto prescrito de mi personaje. La abrazo con fuerza. Siempre solo, siempre enamorado.

22 octubre, 2010

Escapar en viernes

Como que últimamente se me ha dado llorar en viernes. Es el día ideal. Se van juntando en el pecho todas esas situaciones que ocurren en la semana. Una ofensa recibida; un dolor en la cabeza; la frustración de las tareas: los pensamientos de por qué, para qué, de qué sirve toda mi existencia. La tristeza de estar esperando la llamada de alguien que ni siquiera piensa que puede llamar para desear un buen día. El quiebre de la ilusión de creer que todo va bien cuando de pronto en jueves te muestran que no, que hay que echarle más ganas, que no es suficiente. Por eso en viernes se descarga todo.

Sólo tengo que llegar de la escuela, prender el televisor y mientras lo veo reafirmar que los programas a esa hora son basura, mordisquear un par de panes, beber mucha agua, abrir un libro, sentir la pesadez de las palabras yendo de la cabeza a la garganta. Decir por qué rayos ocurre esto, por qué no puedo sentirme bien leyendo… Encender la computadora, revisar lo de siempre, leer un poco de allá, un poco de acá. Abrir msn, esperar a que esa persona se conecte y luego, una vez que lo ha hecho, descubrir que los mundos son tan distintos que cuando se manifiesta la tristeza ninguno de los dos la percibe. Y es en esa frialdad cuando las lágrimas comienzan a salir y de pronto ya no paran…

Sólo pasa en viernes. Como si aquello que llevo dentro tuviera una cita con el día para mezclarse en el tiempo y en el espacio. Es como si el sólo hecho de ser viernes me obligara a llorar, a ponerme a pensar en todas esas cosas que dejo de lado durante la semana. Como si el día gritara: ¡Es viernes! Vamos, saca todo eso que te duele… Y las lágrimas salen y salen como incitadas al escape y no hay manera de pararlas y hasta parece que los ojos sólo son una puerta… y se hinchan… pero no importa, hay que dejar escapar a la multitud lacrimosa. Es como si viernes fuera una palabra triste, la contraposición en la vida, pues para mucha gente que conozco el viernes es sinónimo de escape… aunque de otro tipo… creo que en viernes todos escapamos.

13 octubre, 2010

Autobiógrafo

Una vez alguien le dijo que el mayor error que cometían muchos escritores era escribir sobre ellos mismos, que era un ejercicio estúpido para engrandecer el ego. Él respetó la consigna por mucho tiempo, quiso evitar hablar de sí mismo, pero años después descubrió que no podía escribir sobre cosas desconocidas, se le hacía más fácil contar historias donde sabía que el piso era seguro. Así que, abrazando su opinión con fuerza, tomó la pluma y dejó fluir sus memorias.

05 octubre, 2010

Así fue septiembre

De grandes recomendaciones

Gaby escucha con atención su clase de Teoría Literaria. La profesora habla algo sobre Gorgias. De pronto comienza a hablar de una edición que adquirió y que ya no está en la biblioteca.

—Lo peor que pueden hacer –dice —es robarse un libro de la biblioteca, es lo peor que puede haber, es como si mutilaran el conocimiento, así que no lo hagan.

Todos asentimos con la cabeza.

—En cambio—agregó —Lo mejor que pueden hacer es robarse un libro de alguna librería, ustedes son muy inteligentes, saben dónde está el código, así que lo pueden arrancar cuidándose de librar las cámaras de seguridad, cuenten su tiempo y corran. Eso es lo mejor muchachos, nadie puede morirse sin haber robado un libro de alguna librería.

Bueno, tengo un propósito más en la vida.

xD

De crisis

César, el novio de Tere, está paseando por el zócalo observando cómo adornaron para festejar el maravilloso 15 de septiembre. De pronto comienza a chispear y se refugia debajo de la lona de un puesto, ahí a un lado de él un señor vende avioncitos. César observa cómo el señor lanza una y otra vez los avioncitos mientras dice:

—¡Bara bara, llévese uno a 20 pesos, uno a 20 pesos!

Entonces otro señor se acerca y le dice al vendedor:

—¿Me puede dejar tres por 70 pesos?

—No mi jefe, ya es lo menos…

O.O

Bonito

Parece que septiembre no fue el mejor de los meses. Quise dedicarme a la carrera y terminé dejando de hacer lo que más me llena: ESCRIBIR. Ahora he entendido que puedo hacer las dos cosas y lo haré bien. Septiembre fue bonito, más ese día en que sumida en la tristeza porque todo parecía negro y sin sentido Saúl tocó el timbre de mi casa y me dijo:

—Quiero intentarlo.

Habíamos tenido problemas y esas dos palabras salidas de su boca sonaron casi como un Te amo. Sí, dentro de lo que cabe, septiembre fue un mes muy bonito.

:)