31 julio, 2023

Barbie y Oppenheimer

Vi el combo cinéfilo recomendado: Barbie y Oppenheimer. Ahora tengo muchas opiniones.

  1. Barbie no me había gustado mucho, pero cuando terminé de ver Oppenheimer sentí que era una obra maestra y me dieron ganas de volver a verla.
  2. Barbie es un juego de muñecas que exagera la realidad y muestra sin piedad lo ridículo del patriarcado.
  3. La creación de la bomba atómica no fue un juego, pero los Kens científicos la trataron como tal. 
  4. Aún jugando, los Kens científicos sienten que hacen cosas importantes.
  5. ¿El mundo conquistado por las Barbies sería un lugar mejor? No hay manera de saberlo. Por lo pronto, no existen ejemplos que demuestren lo contrario, ya que no hay Barbies conquistando el mundo.
  6. Hubo una Barbie que salió en Oppenheimer y que entendió el juego antes que nadie. Oppenheimer no la merecía, por supuesto.
  7. Es muy triste saber que esta vida no es juego de muñecas.
  8. Los Kens que dominan el mundo sienten que la vida es un juego de muñecas. Nunca nadie les hizo sentir insuficientes.
  9. El juego de muñecas surge de la imaginación de las infancias. Los adultos no saben jugar, lo arruinan todo.
  10. En Oppenheimer resultó natural y sencillo aceptar que no había Barbies.
  11. En Barbie era difícil imaginarse sin los Kens, así que incluso los de Mattel tuvieron que participar.

Y más cosas, más cosas, más cosas. Ahora estoy feliz de haber visto Barbie, en serio. 

28 julio, 2023

Un deseo

Todavía no inicio la escritura de mi cuarto cuento del año. Me pregunto cómo será esa historia. Hay ideas relevantes revoloteando en mi cabeza, pero ninguna me convence. El mundo luce tranquilo, agradable y claro. Qué fortuna. Descubrí que extraño trabajar con las infancias, platicar y leerles. Siempre me sorprenden, los niños y las niñas. Los seres humanos que llevan poquito tiempo sobre esta tierra, al menos en ese cuerpo. ¿Quién fue la persona que dijo que era un largo camino el volver a ser niño? Me cae bien. Busqué en Google, pero no di con la respuesta.

¿Quiero volver a ser niña? No, pero sí que quiero alimentar el espíritu de mi infancia. El de la curiosidad, la entrega, la dicha, la gratitud. Algo así. ¿Y si escribo un cuento sobre eso? Sobre despertar un día y descubrirme de siete años. ¿Qué haría con siete años? Jugar, leer, abrazar mucho a mi mamá. Obedecería un poco menos. Platicaría más con mis hermanos. Escribiría sobre mí y no sobre los niños que me gustan. Ah, fui muy precoz.

El mundo todavía no es un sitio amable para las infancias, lamentablemente. De hecho, no sé si algún día vaya a serlo. Así que no quiero volver a ser niña, quiero quedarme con la edad que tengo y seguir trabajando para crear esos espacios amorosos con los que muchos solamente sueñan

25 julio, 2023

Cuando mi abuelo falleció

Cuando el papá de mi papá falleció todo fue muy extraño. Había pandemia, problemas por todas partes, falta de dinero, enfermedad. ¿Dónde estaba yo? Escondida en mis proyectos y compromisos. Todas las noches, antes de dormir, sentía mi corazón latir con preocupación, como cuando intuyes que algo va a salir mal: ansiedad. A veces no podía dormir y lloraba de la nada. Fue tanta angustia que comencé a leer sobre meditación, quería alejarme del desasosiego. 

Cuando el papá de mi papá falleció, es decir, mi abuelo, el día estuvo gris. Amenazó lluvia y hacía frío. El llanto de mi abuela se escuchó desde la habitación donde le dieron la noticia. Nadie quería hacerlo, hasta que una tía se animó. Lloraron las dos y yo sentí urgencia de desaparecer. Sólo a veces la muerte es un evento de sosiego. Y siempre es triste.

Cuando mi abuelo falleció fui incapaz de darle el pésame a mi papá. Todavía no entiendo muy bien por qué no se me ocurrió. Siento que todo pasó tan rápido, había tantas cosas que arreglar, tantas preocupaciones. Cuando mi papá se enteró, ni siquiera lloró. Desde la cama donde estaba convaleciente comenzó a mover los hilos que los hijos mayores suelen mover. Sin embargo, esa noche al pasar por su habitación, escuché un llanto quedito.

A veces pienso en eso, en el día que mi abuelo falleció. Me pregunto cómo es que asuntos como ese se clavan en un momento específico del tiempo. Y en ocasiones, cuando paso frente a la habitación de mis padres, imagino a mi papá llorar y esperar un abrazo hondo.

17 julio, 2023

Escribí un cuento

¡¿Qué?! ¿Cómo que ya estamos en la segunda mitad del año? Todo este tiempo que no vine a escribir aquí, fue porque escribí un cuento. Ah, me agradó mucho esa sensación de concentrarme en desarrollar una trama. El cuento terminó siendo de cuatro páginas y media, es probable que aumente o se reduzca, depende de la revisión futura que será varios meses más adelante. Soy partidaria de dejar reposar la escritura. El tiempo suele hacerle bien a los escritos, pues mi versión futura puede apreciar con mayor claridad los errores o situaciones forzadas, fuera de lugar, esas cosas. Ah, me siento contenta. Hasta aquí mi reporte, Joaquín.