31 diciembre, 2023

Noche plena



Estoy triste

y cansada de estarlo,

¿no puede perderse un estado de ánimo

como el polvo en una ráfaga de aire?

Que se marche esta amargura,

mi enojo,

mi estrés.

Que cada partícula de mí

esté libre de esta oscuridad.

Es imposible,

soy una noche plena.


Sin embargo,
las noches también acaban.

9 de diciembre de 2023
Abril G. Karera

09 diciembre, 2023

Un mensaje

Llevo varios minutos sentada aquí. Descarto ideas, exploro otras, me distraigo. Descubro que por primera vez en nueve años recuperé la constancia con el blog. ¡¿Qué?! ¡¿Nueve años?! Este blog nació en el 2009 y luego en el 2014 algo se rompió dentro de mí, así que lo abandoné: escribí apenas unas cuantas veces.

Leo algunas entradas de hace catorce años y es como si me mirara a través de un espejo que muestra el pasado. Así que esa persona era yo: me dan ganas de encerrarme en un frasquito para protegerme del futuro. Que no sufra. Que no le duela. Luego me doy cuenta de que sí sufrí y sí me dolió. Pero ya pasó, ya estoy de este otro lado, con treinta y dos años encima, khé.

La constancia en este blog me ha hecho estrechar la mano con mi versión de dieciocho años. ¿Cuánto tenemos en común? La observo. Ella sonreía mucho siempre. No estoy segura de hacerlo ahora con tanta frecuencia. Ella estaba enamorada hasta el tuétano de alguien más, yo quiero enamorarme pero de mí misma. Ella se menospreciaba y creo que yo lo sigo haciendo también. Ella quería ser escritora, aunque ya lo era. Yo, en cambio, ya soy una escritora. Sí, soy una escritora, no tengo dudas. Soy una escritora joven mexicana que siente alegría infinita por haber recuperado la costumbre de venir a este espacio virtual y decir algo.

Este es un mensaje para Abril de dieciocho años que abrió este blog para compartir historias sobre Landa Galen, que luego bajó del internet y siguen sin ver la luz; pero después aprovechó el espacio para escribir sobre cosas varias de su vida. Y también es un mensaje para la Abril de más adelante, aquella que seré:

Gracias. Estoy bien. Te quiero. Escribir me hace bien. Tú me has hecho bien. Deseo, con toda la fuerza vital que puedo tener al saberme una habitante de este presente, que tú estés bien, que consigas ese pequeño anhelo, que la escritura y la salud nunca te falten.

27 noviembre, 2023

Querida persona desconocida

 Querida persona desconocida:

Te escribo en una noche de noviembre del año 2023, cuando se siente el viento frío del año que se marcha. ¿Cómo fue este año para ti? ¿Positivo, alegre, lleno de aventuras? ¿Triste, inesperado, con más días nublados? Creo que para mí fue un año veloz y lento. Días en que me moví aprisa, días en que me quedé completamente quieta. No sé por qué pasa todo eso, pero me gustaría entender. Tengo curiosidad sobre tu año y también sobre si conseguiste algo que llevabas posponiendo durante mucho tiempo. Porque yo no. Había grandes cosas que quería lograr y simplemente no las hice. Aunque las comencé, eso sí, supongo que es un avance. ¿Te parece tedioso lo que te cuento? Dejo que mis ideas fluyan sin pensarlo demasiado, pero a veces me abruma pensar en lo que otras personas pueden pensar. Y pues eso. Escríbeme de vuelta, me dará gusto leerte.


21 noviembre, 2023

Siembro sombra

 Me sorprende lo horrible que me he sentido estos días: la vista borrosa, el estrés tomándome por el cuello, ideas funestas danzando alrededor de mí. Cada día decido ignorar todo lo posible y me concentro en la música, en jugar con Nubecita, en ver doramas. Sé que huyo y me espanta esto que soy: una mujer llena de miedo. Decidí sacar esto de mi cuerpo, así signifique venir a sembrar en este espacio una mancha que no se borra nunca y que, más bien, se extiende silenciosamente a través de todo el tiempo que me resta de vida. Soy eso también: una sembradora de mi propia sombra. No sólo crecen las flores, la oscuridad también se alimenta. No sólo la luz resplandece, a su manera esta noche que se cierne sobre mí brilla con opaco silencio.

15 noviembre, 2023

Fui al concierto de Natalia Lafourcade



Fui al concierto de Natalia Lafourcade en el Auditorio Nacional. Fue una experiencia espiritual, por decirlo de alguna manera. Abrió con Vine solita y yo comencé a llorar. Todas las canciones de “De todas las flores” son contemplativas, extrañas en el mundo veloz, dulces y consoladoras. Cómo no iba a llorar. Vivo con una dosis de estrés muy alta, suelo preocuparme todo el tiempo de no estar haciendo bien las cosas, así que frases como todo va a estar bien en canciones como Pajarito colibrí, pues me abrazan intempestivamente. Pude ver que Natalia se ha convertido en otra mujer: un ser presente en el mundo, consciente de su dicha, de su magnitud, de su luz y oscuridad. Es una de las mujeres que más admiro. ¿Conseguiré un día plantarme con esa seguridad ante el mundo? A veces me dan risa las dudas que me abruman, pero qué hacerle. Es un largo camino el del autoconocimiento.

Me la pasé muy bien en el concierto. Me acompañaron mi mamá y mi hermana, también vi a mis amigas. A pesar de todo el estrés y los miedos, me alegra escuchar la música de Natalia Lafourcade, una artista viva tan brillante con quien me hace feliz compartir este espacio-tiempo.

09 noviembre, 2023

Nunca es suficiente, pero el lugar correcto es el ahora

Veré a Natalia Lafourcade en concierto. Muy probablemente, cuando haya publicado esta entrada, ya la habré visto. Me emociona mucho. Ahora mismo, mientras escribo esto, suena Para qué sufrir. La música de Natalia es parte fundamental del soundtrack de mi vida. Uno de mis primeros recuerdos acerca de ella es cuando estaba barriendo el portal de mi casa y sonaba a todo volumen En el 2000. Rolón. Yo tenía diez años y desde entonces le seguí la pista. ¿Por qué me gusta tanto? Me calma. ¿Por qué no me cansa nunca? Me abraza. Hay muchos momentos de mi existencia en que su voz suena de fondo. Por ejemplo, cuando tuve una de las rupturas más dolorosas de mi vida y los acordes del disco Hasta la raíz me acompañaron todos los días. O cuando me fui a vivir a la CDMX y Hu Hu Hu inundaba mi habitación. Incluso está presente en aquellas tardes soleadas contemplando el jardín, el Vals Poético acomodándose al paso del viento entre las hojas. Qué decir, por supuesto, cuando papá dejó de estar en el mundo y la voz de Natalia sonaba con fuerza con canciones como Una Vida.

Fui sola al cierre de su gira Hasta la raíz en el Teatro Metropólitan. Vine solita, dice ella. Fue una experiencia preciosa, catártica. Siento que he estado perdida desde hace mucho tiempo, pero la música de Natalia apela a la paciencia, el entendimiento y el presente. No sé. Me da ánimos.

Quisiera no pensar tanto, sólo fluir. Sólo cantar a todo pulmón que Nunca es suficiente, pero que El lugar correcto es el ahora.

04 noviembre, 2023

01 noviembre, 2023

Sobre los últimos k-dramas que he visto

De acuerdo, voy a confesar algo. No he hecho nada durante tres días. Se me acabó la energía que tanto ostenté desde finales de junio. Es como si me hubiese desenchufado de lo que sea que me diera energía. Estoy agotada y durante tres días enteros me la he pasado viendo la vida pasar. 


Vi k-dramas a una velocidad impresionante. Vi Doona. Me gustó mucho la química entre Suzy y Yang Se-Jong, hay unas escenas en verdad memorables. La hermosura de Suzy es asombrosa. Y la trama no llega a hacer una crítica real del sistema idol, así que sigo meditando si me gustó por ese lado o no. Es una serie agridulce. ¿Lo que menos me gustó? La relación un tanto tóxica de los personajes principales. Tóxica, pero apasionante. Supongo que al menos una vez en la vida hay que tener una historia de esas. Supongo. 


Vi también Vuelvan atrás, pareja. Ya la tenía empezada, así que sólo fue ver los últimos tres episodios. Me gustó mucho por varias razones, pero destacaré la reflexión en torno a aprovechar el tiempo y la juventud. ¿Qué haría si volviera a tener veinte años? Hallaría la manera de no deprimirme y mandar todo a volar. Me conmovieron profundamente las escenas donde la personaje principal se reencuentra con su madre antes de que ésta muera. Si volviera a tener veinte años mi papá estaría con vida, ¿no es así? Mi personaje favorito de esta historia fue el amigo de cabello largo: Go Dok Jae. En verdad me hizo reír mucho. Lo que menos me gustó fue el poco, casi nulo, contacto físico entre los protagonistas. ¡Y se supone que estaban enamorados! De cualquier manera, fue una buena historia que me hizo pensar mucho acerca de no vivir con arrepentimientos. 


El último k-drama es el de Sandía refrescante. No esperaba nada de él, pero en el tercer capítulo me dejó con la boca abierta. Me encantan los giros de trama inesperados y emocionantes. Sigue en emisión, así que no puedo dar una opinión definitiva, pero lo que llevo hasta ahora me parece memorable, singular y fantástico.

Pues esta es mi confesión. He mandado a volar nuevamente todo en mi vida para refugiarme en el calor de las cobijas. Sin embargo, me he tomado suficiente tiempo y es momento de volver. Siento el estrés reptando por mi espalda.

28 octubre, 2023

¿Cómo manejar eso?

 El otro día hablaba de ansiedad con mi familia. Una de mis primas nos contó que siempre imaginaba los peores escenarios y debido a eso no podía dormir, pasaba noches enteras en vela. Entonces otros primos contaron también sus experiencias, parecía ser algo común eso de llegar a niveles altísimos de preocupación. ¿Entonces viene de familia esta sensación que luego me ahoga y me paraliza? Debo ser clara, cuando fui con el psiquiatra no se me diagnosticó nada relacionado con la ansiedad. Soy una persona neurotípica común y corriente. Pero hay días en que siento una opresión en el pecho, sobre todo cuando se avecinan varios pendientes que dependen enteramente de mí, cuando requiero hacer muchas cosas con la mayor de las diligencias. Cuando me voy de viaje y mi rutina se ve interrumpida. Cuando estoy sola en eventos. Cuando nada me parece suficiente, ni yo misma, olvidando todos los mantras, los ejercicios de respiración, las sesiones largas de meditación. Es en esas ocasiones cuando el estrés me abruma. ¿Y si todo sale mal? ¿Y si quedo mal? Pienso que es una gran mentira el que nos hayan traído a la vida diciendo que gran parte de ella depende de nuestra voluntad. A veces siento que la vida es una fuerte ola, un torbellino, algo con mucha fuerza que simplemente me toma en sus brazos y me sacude. ¿Cómo manejar eso? Yo no tengo insomnio, pero me tardo en llegar al estado de fluidez. Pasará lo que tenga que pasar. Haré lo que tenga que hacer. Lo que quiera. Lo que sea. Viviré un momento más y otro y otro, una secuencia de momentos, una vida hilada con consciencia. Es lo único que se me ocurre ahora. No puedo creerme todo lo que pienso, me niego rotundamente.

15 octubre, 2023

Quiero mucho a Jimin



Quiero mucho a Jimin. Me gustan lo delicado de sus movimientos al bailar y los looks de infarto que suele utilizar, me gustan su disciplina y calidez como persona. Ya sé que no lo conozco realmente, tan sólo son impresiones que adquiero al mirar tanto contenido en internet. Y qué. Jimin es un ser agradable, empático y dulce. Me recuerda que merezco amistades que cuiden de mí, que me escuchen, me abracen y me sostengan cuando no haya más remedio. Que yo también puedo ser esa amiga. Jimin es ese tipo de persona. También es muy divertido. Me gusta cuando parece tímido e inocente, pero luego hace comentarios picantes. Cuando lanza miradas retadoras. Cuando se indigna. También me siento identificada con él cuando habla de sus inseguridades, de lo mucho que se exige y que le es difícil sentirse satisfecho, ¿por qué ese tipo de autocastigo está tan normalizado en el mundo? O cuando dijo que su cumpleaños nunca le parecía relevante. Yo, con ganas de gritar: ¡¿Qué estás diciendo?! Tu existencia es un preciado regalo para mí. Pero entiendo. Entiendo las implicaciones de formar parte de un sistema tan voraz y violento.

Quiero mucho a Jimin. Me gusta el episodio del lachimolala. Su voz fina. Su aspecto andrógino. FACE. La canción poderosísima de Set me free. Su forma de bailar. Su look en el MV de Butter. Cuando dibujó a Chimmy. Sus interacciones con todos los miembros, especialmente con SUGA. Me gusta Serendepity. La manera en que su existencia abraza al mundo tan etérea, dulce, sólidamente. Quiero mucho a Jimin y hoy celebro su vida con este pequeño texto.

12 octubre, 2023

Lo que hice un domingo

Hoy desperté alrededor de las ocho de la mañana. El frío de domingo se coló por las ventanas, así que me arrebujé debajo de las cobijas. Lo primero que pensé cuando abrí los ojos fue que quería recordar a la perfección el sueño que había tenido con mi papá. Desde que él murió, me consuelan muchísimo los sueños donde aparece, porque suelen ser muy agradables. El de hoy no fue la excepción: estábamos en una fiesta familiar y nos divertíamos. En medio de la algarabía, él decía que le dolía una pierna, pero mantenía el ánimo. Yo me apresuraba a buscar miel porque recordaba que podía servir como antiinflamatorio. Tenía la sensación de que si le ponía miel en la pierna podría recuperarse pronto. Entonces me desperté. Ah, sí, octubre, frío, domingo. Me levanté a beber un poco de agua y a abrirle la puerta a Nubecita, que ya me estaba esperando. Todas las mañanas la dejo estar conmigo en la habitación un rato. Se sube a mi cama y toma una siesta antes de que inicie el día laboral. Sé que hoy es domingo, pero de todos modos he de trabajar, todavía no he hallado el modo de tener un día completamente libre de esas responsabilidades. Me preparé café con un poco de aceite de coco, leí que hacerlo ayuda a aprovechar más las propiedades del café y reduce su acidez. Luego de un par de veces de probarlo, puedo decir que me encanta.
Más tarde vinieron dos sobrinas y miramos un rato la televisión. Luego fuimos a comer mariscos. Ahora está cayendo la noche y yo retomo este escrito que dejé a medias en la mañana. 
Si tuviera que nombrar lo más impresionante que sucedió hoy sería que manejé el automóvil desde el negocio de mi hermano hasta mi casa. ¡Lo conseguí! Todavía traigo el corazón desbocado de tantos nervios que sentí. Pero pude hacerlo y algo como eso me animará toda la semana.

07 octubre, 2023

Barrer

Ahora mismo son las 21:27 horas. He escombrado mi habitación y sólo me falta barrer. Alguna vez me dijeron que barrer de noche era un mal augurio, pronosticaba que no me iba a casar o que mi marido fallecería primero que yo. Es verdad que me gusta más barrer en las mañanas, pero hay veces como hoy en que no hay de otra que hacerlo de noche. No me he casado, así que tampoco tengo un marido que muera primero que yo. Quizás, sólo quizás, el augurio se cumple. Más allá de esas consideraciones, lo que me sorprende es la cantidad de polvo que se acumula. En el acto de barrer se desplazan millones de partículas terrosas que la vista no alcanza a notar sino hasta que se mueven juntas. Barrer es también encontrar y recordar. Así que ahí estaba la liga de pelo que perdí la semana pasada, aquella con florecitas. Así que ahí quedó la fotografía tamaño infantil de mi papá que pensé que se me había caído en la calle. Ah, mira, el botón de la blusa que no encontraba por ningún lugar. Barrer es volver a mirar. Había una frase que decían en mi familia y que, en mi desconocimiento feminista, no me parecía problemática: Tú nada más barres por donde ve tu suegra. Bueno, primero recordemos que no tengo suegra. Pero más allá de eso, pensaba, ¿por qué mi suegra no barrería mejor que yo? Barrer es un acto de mirada atenta y hasta cierta calma. Se puede barrer con prisa, claro, pero no es recomendable. Todo aquel que ejerza el acto de barrer tendrá una postura de atención plena en el presente. Y es que sí, barrer parece tan sencillo que puedes escuchar música mientras tanto. O escuchar podcasts o audiolibros, o platicar por teléfono, o simplemente perderte en una maraña de pensamientos. Sí. Pero quien barre no descuida la mirada. Se mueve con seguridad a través del espacio designado buscando aquellas cosas que no deben estar más en el suelo, quitarlas, limpiar.

Hay una frase en una canción de Shakira que dice: Toda escoba nueva siempre barre bien, luego vas a ver desgastadas las cerdas. ¿Cuánto duran sus escobas? Me falta barrer mi habitación y ahora me encuentro pensando en los materiales con que se hacen las escobas. Y, bueno, decir que me gusta barrer. Me gusta acumular el polvo para recogerlo. Me gusta tener la sensación de que el espacio está limpio (aunque el polvo no es suciedad precisamente). Pienso mucho en el acto de barrer: se parece a ir con ese movimiento decidido a sacudir lo innecesario de mi mente.

03 octubre, 2023

Piensos sobre La doble vida de Verónica (Kiéslowski, 1991)

Verónica recibiendo una llamada misteriosa.


La doble vida de Verónica es una película que se estrenó en 1991, dirigida por Krzysztof Kiéslowski, director polaco. Aunque lleva treinta y dos años sobre el mundo, la vi por vez primera la semana pasada, como parte de una tarea que nos dejaron en el Laboratorio de Lectura y Participación en la Formación Ciudadana. La trama nos habla de Verónica, una joven cantante que padece del corazón. Un día, mientras camina por las calles de Cracovia, se encuentra con una mujer idéntica a ella misma. Y es que, en realidad, la trama también nos habla de otra Verónica, que luce exactamente como la primera, pero que vive en Francia y es profesora de música. De esta manera, llena la atmósfera de la música compuesta por Zbigniew Preisner que es terriblemente melancólica, el espectador descubre que hay dos Verónicas o que, en dado caso, es una sola con doble vida.

Hay muchos aspectos que disfruté de la película. Por ejemplo, la paradoja de una sola persona viviendo dos vidas, como si el tiempo se empalmara y aquello fuera posible. Así, las decisiones de una serán ejemplo para la otra, y con esa intuición afilada se podrán librar de varios errores. Lo dice la Verónica francesa: De alguna manera sé siempre lo que tengo que hacer. Lo curioso es que esa vida empalmada, por llamarla de alguna manera, es sólo una intuición. No se conocen entre sí. Y aunque una de ellas pudo ver y ser consciente de la otra, no fue más que un momento de contemplación que se equipara a la maravilla de ser testigo de hechos imposibles.

La película también es, de alguna forma, una especie de espejo narrativo y visual. La primera parte, la parte que se mira, nos habla de una joven cantante que disfruta del amor, de su cuerpo, de su energía. Se desplaza a Cracovia para ver a una tía que está enferma y, estando allá, consigue trabajo en un coro de música clásica. Mientras todo eso sucede, Verónica habla sobre sentirse acompañada y, también, descubre una dolencia en el corazón. Un día, cuando su cuerpo emite uno de los cantos más altos y preciosos de los que es capaz, cae irremediablemente muerta. Entonces la cámara muestra lo que ella ve antes de morir y también lo que ve después, es decir, hay escenas en las que se muestra la consistencia del alma. El alma de Verónica salta a habitar el mundo.

La segunda parte, la parte que se refleja, nos habla de una joven profesora de música. A ella también le gusta cantar, pero no lo hace, como si supiera que ese no es el camino indicado. Un día asiste a una función de marionetas donde una bailarina se convierte en mariposa. Y aunque lo que ocurre en el escenario es impresionante, Verónica se fija más bien en el hombre que mueve los hilos. Esta Verónica se siente terriblemente sola, como si de pronto la hubiesen abandonado; además, alguien la mira todo el tiempo. ¿Es el alma de su contraparte, habitante del mundo de los muertos, que la sigue adonde vaya? En medio de esta súbita soledad inexplicable, el marionetista comienza a buscarla mediante mensajes misteriosos, como si él supiera algo. Es así como Verónica termina reuniéndose con este enigmático personaje, el cual dice amarla y el que le comunica, tal vez sin querer, que no es la única Verónica en el mundo. O que, más bien, no lo era y ahora lo es.

La parte final de esta historia es abrumadora en muchos aspectos. Verónica entiende de alguna manera que sí, que ella ya murió, que su contraparte está en otro sitio. Pero, al mismo tiempo, el alma, su alma, sigue moviéndose por el mundo. Además, aquel marionetista quizá no es un simple hombre del que se enamora, quizá sea la misma representación de un dios que tiene los hilos de sus vidas, aquél que compone el ritmo de la historia. La mirada de Verónica hacia el final me dejó pensando en la posibilidad de que se sabe personaje, se sabe en las manos de alguien más. Y, también, se sabe observada.

La experiencia de ver esta película tuvo tintes enigmáticos y mucha melancolía. La gente suele decirme que me ha visto en otras partes o que conocen a alguien que se parece mucho a mí, siempre respondo que seguramente es una doble que vive la vida que yo no puedo. Dado que no podemos conocer a cada persona que compone la población de este mundo, ¿no resulta posible pensar que hay personas parecidas físicamente? ¿A qué se dedica la otra Abril? ¿Cuál de las dos morirá primero? ¿Aquel marionetista, escritor de toda historia, se cruzará alguna vez en mi camino? Y entonces, todas estas intuiciones, estos gustos específicos, estos recuerdos que parecen no ser míos tendrán un sentido total.

28 septiembre, 2023

Mis primeros recuerdos sobre la lectura

Era una época extraña cuando no sabía leer. No recuerdo mucho. Me parece que mamá y papá me contaban historias. Recuerdo el cuento de la hormiguita que se quería casar. ¿De quién es ese cuento? ¿De los hermanos Grimm? Mamá la conocía por mi abuela y luego ella nos la contó a nosotros, a mis hermanos y a mí. Papá, en cambio, nos contaba aventuras de su infancia. Recuerdo especialmente la anécdota de un gatito que mató sin querer, cuando jugaba a ponerlo sobre su cabeza con una pila de tabiques. Todavía recuerdo sus ojos llorosos cuando nos contó que se le habían caído los tabiques y el gatito murió aplastado. A veces ese recuerdo me hace llorar. Sin embargo, ¿cuál habrá sido la primera historia que nos contó? Intento hacer memoria. Recuerdo que papá involucraba todo el cuerpo para dar el énfasis adecuado. Lo descubro hoy: que mis papás eran jóvenes en ese entonces. Además, nos dejaban jugar con los libros como si fueran cualquier otro juguete. De esa manera, mis hermanos y yo construimos carreteras, puentes, ciudades enteras. Aparece, de pronto y de forma nítida, la vez que me regalaron cassettes de lectura en voz alta de cuentos clásicos. Ahí supe por primera vez de la dicha de saber leer y cobró urgencia aprender a hacerlo por mi cuenta.

Cuando aprendí a leer me puse muy contenta. Creo que aprendí en algún momento de mi vida entre el kínder y mi casa. Por las mañanas disfrutaba de mis clases en la escuela, por las tardes mamá repasaba conmigo las letras. Aprendí rápido, me parece. ¿Cuatro, cinco años? Lo primero que leí fue aquel libro de cuentos clásicos que mis papás habían comprado, el de los cassettes. Me pasaba tardes enteras leyendo al ritmo que lo hacía la voz. Recuerdo en específico el cuento de “Riquete el del copete”, sobre todo por la ilustración que lo acompañaba, la de un niño con abundante cabello rubio. Me gustaba leerlo todo: las etiquetas de los productos en la alacena, los nombres de las tiendas, los papeles de trabajo que papá traía a casa, los libros de oraciones de mamá. Cuando aprendí a leer el mundo cambió de alguna forma, pero no porque se pusiera mejor; sólo me descubrí como lectora, aunque hoy entiendo que lo fui desde la primera vez que respiré en este mundo.

***
Un pequeño texto que escribí para el Laboratorio: Lectura y Participación en la Formación Ciudadana 2023.

24 septiembre, 2023

No fue una profecía

He dormido seis horas. Al despertar quise retener el sueño que tuve, antes de que se esfumara, pero fue más veloz y no lo atrapé. No me gusta cuando eso pasa. Queda apenas una estela de todo el ambiente que me acompañó mientras dormía. Apenas una sensación. Me parece que en el sueño de hoy había muchos colores, quizá un cielo con aurora boreal. Había mucha gente, como un desfile. Algarabía. En medio de todo una persona esperando algo. Recuerdo eso, pero como a pedazos. En un momento la persona está sentada leyendo algo, en otro está de pie observando la marea de gente, en otro más mira la multitud de colores que cae del cielo. Hay desesperanza. Algo de melancolía. No recuerdo más.

Cuando me levanté de la cama y abrí las ventanas de mi habitación, vi que el cielo estaba nublado. El sueño no fue una profecía, al menos hasta ahora. No hay luces de colores, ni gente feliz que baila y camina. Estoy yo, un tanto parecida a la persona que espera y lee. Y pensando en eso vine a escribir este texto.

18 septiembre, 2023

Pensamiento travieso y cruel

Es tarde. Tengo sueño. Pienso. He llorado últimamente. Me he enojado mucho también. Además, he identificado un pensamiento escurridizo que clava puñales cuando puede. Me he hartado del dolor que me causa, así que lo he arrinconado para desterrarlo de mi mente. Niño travieso. ¿Niño? Veo que es absurdo su comportamiento y lo que hace; sin embargo, cuánto éxito ha tenido dejando heridas por doquier. ¿Podemos hablar? Le digo. Me mira en silencio, me ignora. Su reacción me duele, me confirma que sabe lo que hace. Estoy cansada, no han sido días buenos. ¿Sabes qué? Haz lo que quieras. Dejo que corra de nuevo. El pensamiento suelta una risita y se esfuma, es veloz. No sé cuándo volveré a acorralarlo, no sé si sea capaz de desterrarlo algún día, ha vivido demasiado tiempo aquí, conoce este sitio mejor que muchos. Es tarde. Hoy sólo voy a curar las heridas recientes lo mejor que pueda, revisaré las que llevan más tiempo, contemplaré las cicatrices de aquellas cuando ese pensamiento nació. Luego me iré a dormir. El pensamiento se guardará a sí mismo en el huequito donde descansa. Hasta eso es un sitio bonito, cálido. Aquel pensamiento molesto, violento y escurridizo también tiene momentos de paz.

13 septiembre, 2023

Tengo sentido

Suena Santa Marta Huracán de Lázaro Cristóbal Comala. Es una de las primeras veces que la escucho con atención y me consuela.

la tempestad de ser quien soy llegó

 

Hoy me siento mejor. Tenía algunas situaciones atravesadas en la garganta, así que me animé a decirlas y funcionó. Eso de  p r o n u n c i a r  las cosas es algo que no deja de sorprenderme. Tienen una dimensión en la mente, pero sacarlas y darles un cuerpo fonético en serio me emociona. Sí, me siento mejor. Tranquila y entusiasmada, que es una combinación que me gusta.

Santa Marta, tu huracán voló mi casa.

Ahora que estoy leyendo y escribiendo mucho, recupero algo de sentido. De no leer y escribir, ¿esto que soy yo tendría algo de sentido? ¡Por supuesto! La lectura y la escritura están sobrevaloradas en el sistema cultural que invade al mundo, al menos al mundo visto desde mi trinchera. Yo ya tengo sentido por el mero hecho de estar aquí, respirar, tener un cuerpo, una mente. Pero cuando digo que recupero algo de sentido es que me acuerdo. Quiero decir, leer y escribir me ayudan a recordar ciertas cosas. Cosas como saber que esta mirada mía puede llegar más lejos. Cosas como saber que está bien que esta mirada mía tenga el alcance que tiene. Esas cosas que son ideas brillantes, que a veces no es posible que florezcan en mi mente. Las miro afuera en algunas lecturas, las dejo ahí para recurrir a ellas cuando todo se pone complicado. O las escribo como sembrar esta tierra fértil que me invento. Un día las cosecharé. Me harán bien.

07 septiembre, 2023

Sentimientos incómodos

En este preciso momento tengo algo que se llama sentimientos incómodos. Es una mezcla de enojo, hartazgo, tristeza, estrés, cansancio. Un cóctel nada recomendable. No he podido removerlo de mi interior y, al contrario, entre más soy consciente de su existencia, más siento que se contamina, se extiende, se fortalece. Ni siquiera sé cómo empezó; quisiera no preocuparme mucho por eso, sólo aceptarlo y dejar que se disuelva, pero me incomoda. ¿Cuánto tiempo se puede guardar una combinación emocional de este tipo? En el pasado, los sentimientos incómodos me consumían, alteraban y daban miedo. Para desanudarlos, esclarecerlos, apaciguarlos me tomaba meses o hasta años. He tenido temporadas de mucha desatención hacia mí misma. Un mirar a otro lado, un no pasa nada, un seguro que luego me siento mejor. Sé que luego me sentiré mejor, pero mientras qué hago. Mientras, cómo me quito esto del pecho. ¿A quién le digo? Porque lo peor no es tener encima todo esto, lo peor es que me nublan, me empañan la vista, pienso que todo lo hago mal, que nadie me quiere, que todo da igual. Una parte de mí sabe que no es así, que me he esforzado y que he hecho un trabajo bonito. Pero es una voz dulce y suave que apenas tiene fuerza. Los sentimientos incómodos la atenazan, le sumen en el torbellino de afirmaciones espeluznantes. ¿Hacerlo bien? ¿Esforzarte? ¿Estás segura? Aquí la única verdad es que eres una basura, que te mientes a ti misma, que eres detestable y mereces quedarte sola.

Un cúmulo de sentimientos incómodos que quieren hacerme llorar y no me dejo. Pero tal vez debería dejarme. Tal vez el secreto está en dejar que me atraviesen aunque duela, aunque quemen. No moriré de eso, ¿o sí? De dejarme aplastar por mi propia mente. Argh, odio esto.

04 septiembre, 2023

Me gusta alguien

Me gusta alguien. Tenía rato que no me gustaba alguien, así que estoy nerviosa. Estoy tan nerviosa que han sucedido mil escenarios en mi cabeza. Mi lado racional ha dicho: pensemos la mayor cantidad de destinos posibles para que no nos tome en curva lo que sea que vaya a suceder. Así que me he divertido pensando desde el hecho de decirle que me gusta y ser rechazada, hasta la idea de terminar en el altar. Ya sé, me he tenido que ir a los extremos para sosegarme. Lo cierto es que todavía no sucede nada, sólo sé que me gusta. Sólo eso, en serio. Vaya, ni siquiera sé su signo zodiacal que es una de las cosas que me apresuro a investigar para estar tranquila. Ni siquiera he hecho eso. Ni siquiera le he preguntado si tiene pareja, ni le he invitado a salir, ni nada de nada. Y he tenido oportunidades para desviar la conversación hacia cosas personalísimas, pero no lo he hecho. ¡Y en serio que me gusta! Me gusta su voz, me gusta su risa, su escritura (porque escribe), me gusta todo lo que dibuja (porque dibuja). Me gusta físicamente y me gustan otras cosas que hace: su orden, su tranquilidad, su convicción. Y una parte de mí me dice: disfrútalo porque no durará mucho, pronto te darás cuenta de que es una persona más, sin nada especial, que no tiene interés en ti. Y otra parte de mí dice: disfrútalo porque este es un momento clave en que le empiezas a ver, en el futuro verás otras cosas, pero nada como esto. Así que estoy emocionada. Emocionada y nerviosa. ¿Le gustaré? ¿Pensará en mí? No hay nadie como yo, es una de las mejores cosas que he aprendido con claridad en lo que llevo de vida. ¿Surgirá algo distinto a la relación que tenemos ahora? Ojalá que sí, ojalá que sí, ojalá que sí. Y lo escribo tres veces como un deseo que le regalo al viento, para que llegue a los oídos de alguna deidad que pueda tener las ganas suficientes de escucharme y hacerlo realidad.

30 agosto, 2023

Viajar de improviso

El 22 de agosto mi hermano cumplió treinta años. Nos fuimos a pasear de improviso, un viaje exprés a las grutas de Tolantongo. El viaje fue significativo por muchas razones, pero hay una en especial que me gustaría resaltar: es la segunda vez que salimos de paseo desde que mi papá falleció. La primera fue en diciembre de 2021 con motivo del cumpleaños de mi mamá. ¿Cómo es que ha resultado tan complicado viajar en familia?

Cuando éramos niños y mi papá tenía un puesto como servidor público, decidió junto con mi mamá que quería invertir parte de su sueldo en viajes familiares. Así que muchos de mis recuerdos de infancia implican largos trayectos en carretera, consultas a los mapas impresos (no existía Google Maps) y música de Queen alegrando el camino. Mi papá tenía un vocho amarillo y luego otro blanco, y con ellos nos aventuramos a conocer varios estados de la República: Puebla, Veracruz, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala y Michoacán. Fue la época en que más viajamos, antes de que la vida se complicara.

Los últimos viajes que hicimos en familia fueron a otros municipios del Estado de México y otros cuantos de Hidalgo, apenas unos tres o cuatro y espaciados por alrededor de un año. Me acuerdo, por ejemplo, del que hicimos en enero de 2016. Yo estaba tristísima porque tenía unos tres meses que había terminado mi relación con Vladimir y todavía no me recuperaba, pero un día mi papá dijo que quería ir al Géiser y visitar por ahí. Recuerdo mucho ese viaje: papá ya estaba enfermo, pero se encargó de hacernos reír mucho.

Descubro que me duele recordar esos viajes porque nunca volveré a tener algo así en mi vida. La categoría de “viajes familiares con mis papás y mis hermanos” se ha agotado. Papá ya no está, así que aunque sigamos viajando, nada se parecerá a esos recuerdos. Y creo que a mis hermanos les sucede algo parecido porque de pronto se nos cierra la garganta cuando hablamos de pasear.

Así que este último viaje exprés ha resultado toda una aventura, una maravilla y una celebración a la vida de mi hermano, a la dicha de sabernos juntos a pesar de las ausencias y tribulaciones que aparecen. Quizá ya no existe la otra categoría, pero ahora está la de “viajes familiares con mi mamá y mis hermanos”. Este viaje a Tolantongo es el segundo en la lista y se adorna con varias postales, pero principalmente con la de las casi cinco horas que estuvimos sumergidos en las aguas termales pensando acerca de la vida, viviendo el presente.

Feliz cumpleaños a mi hermano que también es mi amigo, que no le falten la dicha, la salud, la alegría, el bienestar y la valentía. Que no le falten las ganas de viajar de improviso y lanzarse. Que no le falte nada de nada, nunca de los nuncas. Y que yo, como su hermana, siempre pueda estar para él, apoyarlo, amarlo y acompañarlo por lo que nos reste de vida.

23 agosto, 2023

Un lamento

Me siento mareada luego de haber leído las noticias. Mantenerse al día con mucho de lo que pasa en el país es un trabajo agotador. ¿Cómo estarán las personas que se dedican a documentar y dejar registro de esos sucesos? ¿Cómo estarán las personas cuyo deber es informarlo? Sobre todo, ¿cómo estarán las personas protagonistas de estas noticias? ¿Y las víctimas? ¿Qué tipo de mundo es este donde el dolor es tan cotidiano que hasta parece que no lastima? Me siento mareada y triste. Detesto que esto se convierta en una especie de lamento privilegiado.

Lo que he leído me ha hecho preguntarme acerca de la maldad. ¿Dónde se gesta? ¿Hay un ente malévolo consumiendo almas frente a nosotros? ¿De qué se alimenta? Parece que nunca se saciará. Me ha hecho preguntarme, ¿qué se necesita para albergar una violencia de ese tamaño en la conciencia? ¿Precarización? ¿Falta de oportunidades? ¿Injusticias? ¿Todas las fallas del sistema son alimento jugoso para el asesino? ¿De dónde surge tanta crueldad? Detesto que esto se convierta en una especie de lamento moral.

El hecho es que hay personas asesinadas de las maneras más cruentas. Esos eventos violentos se graban y difunden en internet. Hay personas que pagan por ver esos contenidos. Otras que encuentran los videos en los sitios más oscuros. ¿Se regocijan? Personas que piden más. ¿Personas? Me siento mareada. La tristeza se anuda a la impotencia. Odio que esto se convierta en una especie de lamento inútil.

Basta leer las noticias para notar el horror del presente. Estoy mareada porque estoy en una espiral que parece no tener fin. Y estoy bien, mi familia está bien, mis amistades están bien, esa oscuridad parece no llegar a nosotros -todavía-. Pero, ¿se trata de que llegue? Y si nunca llega, ¿nunca haremos nada para frenar la caída? Es absurdo. ¿Y si llega? ¿Temblaré de miedo hasta que eso suceda? ¿Sucederá? Detesto que esto se convierta en una especie de lamento aterrado.

Desde mi fe, quizá también desde mi ingenuidad, sé que acá hay más que maldad. Desde lo que me hace ser quien soy, quizá también desde la volatilidad de mi existencia, manifiesto aquí mi malestar y me comprometo a hacer lo que mejor que pueda desde donde pueda con lo que pueda para lidiar con esta marea malévola de las personas cuyo centro es la violencia y el desgarro.

16 agosto, 2023

Pequeños detalles

El domingo 6 de agosto en la madrugada, mientras veía el último concierto de Yoongi, de su tour D-DAY, recordé algo: la belleza de existir y amar profundamente lo que haces. En mayo de 2021, cuando la depresión me había tomado en sus brazos y me ahogaba en mis pensamientos más oscuros, el placer de descubrir a BTS me consoló sobre manera. Sé que puede sonar absurdo, pero volverme ARMY me dio dimensión, me brindó valentía para hacerme cargo de mi vida. Fue totalmente inesperado.

Ese concierto quedará en mi memoria por siempre. Comencé a verlo sin la esperanza de terminarlo, después de todo eran las tres de madrugada y yo venía de bailar alocadamente en una fiesta. Pero cuando vi que Jin y Hobi estaban presentes, cuando Namjoon reveló una canción inédita y aún sin terminar, cuando Yoongi no pudo seguir cantando Snooze porque las lágrimas lo abordaron. Cuando salió por aquella puerta. Híjole, cuando todo eso pasó, yo supe que ya no dormiría, que me quedaría pensando en eso el resto del día. Y lo sigo haciendo.

Dejo la memoria en este blog de que hubo una madrugada en que me puse a llorar de gratitud porque pude sentir la sinceridad de un cantante coreano; uno que ni siquiera imagina que alguien como yo pueda existir. Eso no importa cuando ejerces con pasión y compromiso lo que amas. De alguna manera se contagia la dicha de existir, de alguna manera es un consuelo. Y yo me dejo habitar por esos pequeños detalles, simple y sencillamente.



07 agosto, 2023

No me voy


Me he sentado a escribir y suena una canción: Náufrago, de Siddharta. Ahora que agosto inicia, sé que me espera un fin de año agitado. Doy gracias. Pienso mucho en muchas cosas. No importa, todavía estoy aquí.



No me voy,

me alejo para ver mejor

es hora de enfrentarlo

ya no hay vuelta atrás.



¿Tres deseos para antes de que termine el año?

Pintar mi habitación.

Entregar mi informe académico.

Escribir un cuento más.

02 agosto, 2023

Una corriente de agua

Soñé que una corriente de agua me llevaba. Aunque estaba asustada, no me daba miedo morir. De hecho, el agua era cristalina y fresca. Despedía muchos destellos gracias a los rayos del sol. ¿A dónde me llevaba? Lejos. A su paso tomaba también otras cosas, casi como una marea tempestuosa proveniente del mar. Pero no era agua salada. Junto a mí había troncos, automóviles, casas enteras. Y yo era la única persona.

Soñé que una corriente de agua me dejaba a las faldas de un monte. Estaba empapada y tenía frío. No tenía zapatos y mi cabello escurría, suelto. Me incorporaba mientras frotaba mis brazos para sentir algo de calor. La corriente de agua seguía su camino, tranquila, suave, casi sentí que se despedía de mí, que me decía algo como: nos vemos luego. Me tiré de espaldas al suelo, a mirar el cielo; mientras agradecía por estar bien.

Soñé que una corriente de agua se perdía en el horizonte. Era un nuevo río: grande, lleno de cosas que recogía a su paso. ¿Por qué no había más personas? Lo miraba desde lo alto de un monte mientras pensaba dónde conseguir algo de comer. El cielo se iba apagando, así que también me daba sueño. Cuando decidí caminar, los reflejos de la corriente de agua me acompañaron desde la distancia.

31 julio, 2023

Barbie y Oppenheimer

Vi el combo cinéfilo recomendado: Barbie y Oppenheimer. Ahora tengo muchas opiniones.

  1. Barbie no me había gustado mucho, pero cuando terminé de ver Oppenheimer sentí que era una obra maestra y me dieron ganas de volver a verla.
  2. Barbie es un juego de muñecas que exagera la realidad y muestra sin piedad lo ridículo del patriarcado.
  3. La creación de la bomba atómica no fue un juego, pero los Kens científicos la trataron como tal. 
  4. Aún jugando, los Kens científicos sienten que hacen cosas importantes.
  5. ¿El mundo conquistado por las Barbies sería un lugar mejor? No hay manera de saberlo. Por lo pronto, no existen ejemplos que demuestren lo contrario, ya que no hay Barbies conquistando el mundo.
  6. Hubo una Barbie que salió en Oppenheimer y que entendió el juego antes que nadie. Oppenheimer no la merecía, por supuesto.
  7. Es muy triste saber que esta vida no es juego de muñecas.
  8. Los Kens que dominan el mundo sienten que la vida es un juego de muñecas. Nunca nadie les hizo sentir insuficientes.
  9. El juego de muñecas surge de la imaginación de las infancias. Los adultos no saben jugar, lo arruinan todo.
  10. En Oppenheimer resultó natural y sencillo aceptar que no había Barbies.
  11. En Barbie era difícil imaginarse sin los Kens, así que incluso los de Mattel tuvieron que participar.

Y más cosas, más cosas, más cosas. Ahora estoy feliz de haber visto Barbie, en serio. 

28 julio, 2023

Un deseo

Todavía no inicio la escritura de mi cuarto cuento del año. Me pregunto cómo será esa historia. Hay ideas relevantes revoloteando en mi cabeza, pero ninguna me convence. El mundo luce tranquilo, agradable y claro. Qué fortuna. Descubrí que extraño trabajar con las infancias, platicar y leerles. Siempre me sorprenden, los niños y las niñas. Los seres humanos que llevan poquito tiempo sobre esta tierra, al menos en ese cuerpo. ¿Quién fue la persona que dijo que era un largo camino el volver a ser niño? Me cae bien. Busqué en Google, pero no di con la respuesta.

¿Quiero volver a ser niña? No, pero sí que quiero alimentar el espíritu de mi infancia. El de la curiosidad, la entrega, la dicha, la gratitud. Algo así. ¿Y si escribo un cuento sobre eso? Sobre despertar un día y descubrirme de siete años. ¿Qué haría con siete años? Jugar, leer, abrazar mucho a mi mamá. Obedecería un poco menos. Platicaría más con mis hermanos. Escribiría sobre mí y no sobre los niños que me gustan. Ah, fui muy precoz.

El mundo todavía no es un sitio amable para las infancias, lamentablemente. De hecho, no sé si algún día vaya a serlo. Así que no quiero volver a ser niña, quiero quedarme con la edad que tengo y seguir trabajando para crear esos espacios amorosos con los que muchos solamente sueñan

25 julio, 2023

Cuando mi abuelo falleció

Cuando el papá de mi papá falleció todo fue muy extraño. Había pandemia, problemas por todas partes, falta de dinero, enfermedad. ¿Dónde estaba yo? Escondida en mis proyectos y compromisos. Todas las noches, antes de dormir, sentía mi corazón latir con preocupación, como cuando intuyes que algo va a salir mal: ansiedad. A veces no podía dormir y lloraba de la nada. Fue tanta angustia que comencé a leer sobre meditación, quería alejarme del desasosiego. 

Cuando el papá de mi papá falleció, es decir, mi abuelo, el día estuvo gris. Amenazó lluvia y hacía frío. El llanto de mi abuela se escuchó desde la habitación donde le dieron la noticia. Nadie quería hacerlo, hasta que una tía se animó. Lloraron las dos y yo sentí urgencia de desaparecer. Sólo a veces la muerte es un evento de sosiego. Y siempre es triste.

Cuando mi abuelo falleció fui incapaz de darle el pésame a mi papá. Todavía no entiendo muy bien por qué no se me ocurrió. Siento que todo pasó tan rápido, había tantas cosas que arreglar, tantas preocupaciones. Cuando mi papá se enteró, ni siquiera lloró. Desde la cama donde estaba convaleciente comenzó a mover los hilos que los hijos mayores suelen mover. Sin embargo, esa noche al pasar por su habitación, escuché un llanto quedito.

A veces pienso en eso, en el día que mi abuelo falleció. Me pregunto cómo es que asuntos como ese se clavan en un momento específico del tiempo. Y en ocasiones, cuando paso frente a la habitación de mis padres, imagino a mi papá llorar y esperar un abrazo hondo.

17 julio, 2023

Escribí un cuento

¡¿Qué?! ¿Cómo que ya estamos en la segunda mitad del año? Todo este tiempo que no vine a escribir aquí, fue porque escribí un cuento. Ah, me agradó mucho esa sensación de concentrarme en desarrollar una trama. El cuento terminó siendo de cuatro páginas y media, es probable que aumente o se reduzca, depende de la revisión futura que será varios meses más adelante. Soy partidaria de dejar reposar la escritura. El tiempo suele hacerle bien a los escritos, pues mi versión futura puede apreciar con mayor claridad los errores o situaciones forzadas, fuera de lugar, esas cosas. Ah, me siento contenta. Hasta aquí mi reporte, Joaquín.

19 junio, 2023

Días de calor

Qué onda con el calor de los últimos días. Pienso que tiene mucho más sentido La canción detrás de todas las cosas. Mientras me derrito en el portal de mi casa, anhelo escuchar el susurro devastador de la tierra que se muere. ¿O será que es un susurro agradable de la tierra que se defiende de la peor plaga que ha tenido jamás: nosotros? Sólo sé que los rayos del sol queman y que incluso mi casa, siempre fresca, guarda altas temperaturas. Que me cuesta mantenerme despierta por la tarde porque el sopor me da sueño. Que la devastación está frente a nosotros, pero decirlo de esa manera es caer en el fatalismo. Sólo sé que un calor como este no lo había sentido antes y me estremece pensar que comparado con los que siguen, será el menos intenso.

15 junio, 2023

Una idea maravillosa

En este preciso instante en el que una idea maravillosa iba a ser expulsada de mi mente, en esta milésima del tiempo presente… ¡Desapareció! Ah, simplemente se esfumó cuando ya la había tomado por el cuello para que no huyera. Detrás de ella dejó una estela brillante, un rastro de su existencia que no tarda en desvanecerse también. Ahora forma parte de las ideas del mundo. Quizá se pierda en la marea, quizá sobreviva, pero sé que si vuelve a mí será un verdadero milagro.

09 junio, 2023

El dolor

Ahora mismo me duele la cabeza. ¿Qué debería hacer? Vengo a escribir con ese murmullo taladrando mi mente: me duele, me duele, me duele. La paz pierde ante el ruido atravesando el cráneo. No me gusta. No me gusta nada. Así que de eso se trata hoy. Del dolor atravesado que permanece. De lo impotente que me siento cuando intento detenerlo. Hay cosas más grandes que yo y el dolor es una de ellas.

Dice Gabriela Damián Miravete en La canción detrás de todas las cosas:

Quizá un día agradezca al dolor la posibilidad de percatarme de que estoy viva, de que he amado.


30 mayo, 2023

Sobre organizarse

Me entusiasma probar varios métodos de organización. Una de mis grandes metas es ser una persona disciplinada, porque he llegado a entender que mantener una rutina y dedicar tiempo todos los días a las tareas destinadas a construir algo, puede ser algo eficaz. Sin embargo, la teoría es mucho más sencilla y clara que la ejecución. Puedo decir que llevo tres años implementando diversas estrategias que me animan a no abandonar las cosas. No ha sido un proceso lineal: es más bien un sube y baja. Semanas donde todo fluye, semanas donde siento que el desorden vuelve. Hacer todo esto me ha acercado al autoconocimiento. Sé más de mi autoexigencia, mi poca compasión y poca flexibilidad que manejo hacia mí misma. Una cosa es la vida que imagino, otra la vida que sucede. Aunque hago mil planes para sortear los asuntos inesperados, no puedo ser una deidad que siempre tiene todo fríamente calculado. La vida es mucho más compleja que una lista de cosas que hacer y cumplir. Cuando todo se sale del plan, me frustro. Puedo pasar hasta quince días en esa frustración, hasta que el mismo cansancio de estar frustrada me hace buscar alternativas. Ojalá buscara esas alternativas más pronto que tarde. 

Hoy dediqué la mañana a ordenar mi tabla de Notion, la herramienta que me ayuda a organizarme. Gané paz y perspectiva. Sin embargo, no canto victoria, esto es un trabajo de todos los días. Un recordatorio diario de que estoy viva, de que puedo hacer muchas cosas, pero que eso no vale nada si no estoy conmigo, con la gente que amo, haciendo lo que me gusta. Algo así.

27 mayo, 2023

Una vez más

Suena Whatever it takes de Imagine Dragons. No es un grupo que me fascine, pero igual lo escucho. Puede ser la banda sonora de un momento grandioso y común. Estoy contenta porque escribí un cuento y tengo en mente otro, hace tiempo que no sucedía algo así. Estoy haciendo tiempo para volcar acá una que otra idea. Gracias, Carmen, por tu comentario de la vez pasada, me hizo el día. No sé cómo responder a los comentarios que me dejan acá, pero sepan que los leo. Que si me escriben algo bonito, mi corazón les hace un huequito. He escrito mucho en mi diario sobre el boicoteo que manejo, escribí algo como "hasta podría sentirme orgullosa de lo bien que me sale ponerme el pie". Generalmente, necesito despejarme. Pienso muchas cosas y se crea una especie de maleza en mi cerebro. La forma de salir de toda esa maraña es caminar o quedarme quieta mientras miro el paisaje. Hay muchas cosas bonitas que mirar últimamente: las flores del jardín de mamá, Nubecita divirtiéndose en el patio, Sky acurrucándose en los brazos de mi hermano. Cosas así. Escribí algo en mi diario sobre la vida tranquila que me he generado y el miedo que me da que esto desaparezca de repente. Así, un soplido, no más, todo se desvanece. Por eso cierro los ojos. Tomo un momento. Aunque esto desaparezca, puedo escribir algo como esto y saberme viva. Una vez más.

17 mayo, 2023

Ojos rojos

Ah, me arden los ojos. Miro al espejo y los veo rojos, rojos, como si fuese un monstruo salido de alguna historia que da mucho miedo. ¿Brillarán en la noche como lo hace la mirada de las fieras? Si alguien me ve en la habitación oscura, ¿temblará de miedo? ¿Lanzará agua bendita? ¿Rezará un padre nuestro?

Me arden los ojos, creo que debo ir al médico. Ayer simplemente amanecí así. Son rojo lava, como si fuesen dos volcanes en el terreno de mi rostro, a punto de hacer erupción. ¿Están así por la pasión contenida? ¿Serán más bien campos fértiles de amapolas y por eso me da sueño? ¿Siembro mis propias flores y apenas las descubro?

Me arden los ojos y creo que sé por qué… Se están esforzando por no dejar salir todo el mar que empuja hacia afuera. Estaba en calma hace unas semanas, pero pronto se alborotó. Ha llovido muchísimo, así que la marea subió y ahora ya no cabe en ese espacio que le he destinado. Mis ojos se han esforzado de veras por hacer de compuertas hechas con el material más resistente, pero están a punto de ceder. Es suficiente, sólo voy a llorar.

15 mayo, 2023

¿De dónde viene esta tristeza?

¿De dónde viene esta tristeza? Viene de muy lejos, cansada y apenas con aliento. Como ha sido largo su viaje, la energía le alcanza para escurrirse entre los recovecos, imperceptible. De pronto, de frente ante el espejo, cobra fuerza; se alza como si siempre hubiese sido ese su tamaño. Pero en realidad es una tristeza suave, sabe que puede desaparecer con un suspiro. A pesar de su fragilidad, se impone. ¿De dónde viene esta tristeza? Me cobija como si mi cuerpo pasara frío. La acepto, pero me incomoda porque no sé por qué está aquí. Quiero pensar que ya no tengo espacio para ella, pero sé que no es verdad. En mí hay un universo entero que le pertenece, un sitio de calma y certezas donde ella puede descansar el cuerpo luego del arduo viaje. Ahí se quedará hasta que la aventura se presente de nuevo. Entonces volverá a irse. Y regresará cuando menos la espere. Así me preguntaré otra vez: de dónde viene, por qué está aquí. 

Aunque tengo todas esas dudas, no soy capaz de prohibirle la entrada.

13 mayo, 2023

09 mayo, 2023

Me gustan las mañanas

Siempre he admirado a las personas que se desvelan y trabajan tan bien cuando afuera está oscuro. Entonces encienden sus lámparas, utilizan lentes para trabajar con las pantallas prendidas, se concentran en la calma de la noche. Yo no puedo, aunque alguna vez pude. Alguna vez fui esa joven nocturna que leía, escribía, veía películas y hasta platicaba a altas horas de la madrugada. Me acuerdo de varias veces en que me puse a ver documentales; uno de ellos, por ejemplo, trataba sobre cómo funcionan los ojos, fue fascinante. Pero luego, no sé en qué momento, regulé mi ciclo de sueño. Comencé a dormir ocho horas. Casi imperceptiblemente, cuando el reloj marcaba las diez de la noche, yo ya estaba preparándome para dormir. Entonces, en las mañanas, despertaba lista para enfrentar el día. Muy raro eso, lo de estar lista.

He descubierto que me gustan mucho las mañanas. Me gusta el sonido de los pájaros en el jardín, los pasos de mamá por la casa, la modorra de Nubecita que se desvanece lindamente para comenzar con sus travesuras. Me gusta mirar por la ventana, ver el sol alzarse poco a poco sobre las flores. Me gusta esa rutina que me he impuesto: la de escribir los primeros pensamientos, preparar agua caliente para el café, recortar y pegar papeles en el cuaderno. Me gusta armar la lista de cosas pendientes, revisar lo que hice ayer, escribir lo que soñé. Me gusta el clima de mayo que es simplemente perfecto. Incluso, me gusta ir a la tienda y disfrutar del silencio de la calle, de ver a los vecinos en pijama y a los perritos bostezar. 

Entiendo algo: disfruto más mis mañanas porque no tengo que ir a trabajar, no tengo que apresurarme con el desayuno o bañarme en un dos por tres. ¿La dicha de ser freelance? 

No hay prisa, sólo la calma de saberme viva un día más. No hay estrés, sólo la dicha de tener un presente que me gusta. ¿Volveré  a vivir de noche, a desvelarme, a conversar a altas horas de la madrugada? Suena bien, pero lo dudo.

03 mayo, 2023

Una pareja que baila


Hace diecisiete años tuve una enorme fiesta de cumpleaños. Vinieron más de 200 personas, ya casi no cabían en la casa. Tuve que saludar a todos, yendo de mesa en mesa, tomándome fotografías. Vinieron mis compañeros de la escuela y los chicos que me gustaban, claro. Vino la que era mi mejor amiga. Fue una fiesta enorme, las luces brillaban como una estrella caída en el páramo del pueblo. Había tanta algarabía que no supe si realmente estaba presente; todo sucedía alrededor de mí y, de alguna manera, me sentía sólo una observadora.

Pero me acuerdo de algo:

Yo estaba en medio de la pista. La voz del que ponía la música dijo: Que pase a bailar con la señorita aquél que la quiere mucho. Pensé que papá pasaría al centro, pero estaba perdido en algún lugar, dando órdenes o verificando asuntos en la cocina. Es una tarea ardua esa de ser el anfitrión en una fiesta tan gigante. Por un momento creí que nadie aparecería. Sin embargo, vi a un joven levantarse y acercarse a mí. Hubo muchos gritos de emoción. Sentí la mirada preocupada de mamá lacerándome la nuca: todo lo relacionado a si yo tenía novio o estaba enamorada, la ponía muy nerviosa. Él hizo una pronunciada reverencia, como si de verdad fuera yo una princesa y él el príncipe heredero de algún reino lejano. Sonreí. Entonces comenzó un vals, él me tomó por la cintura y bailamos. Fue un momento mágico, como dicen que sucede en los cuentos de hadas. Ahí supe que a ese joven yo le entregaría mi corazón.

Lo último que recuerdo de esa fiesta es que todos pasamos al centro a bailar. Vi a tíos, primos y amigos perder el control ante el ritmo de la música. Reí hasta más no poder.

Así termina el recuerdo: con la risa haciendo eco mientras todo se desvanece.

Vuelvo a este presente. En mi mente, que es un universo, hay una esfera de luz donde todo el mundo se está divirtiendo. Y si echamos un vistazo más de cerca, una pareja de jóvenes baila en el centro, con los corazones encendidos. Me gusta volver a ese momento, verlos tan felices. No saben del futuro, no tienen idea de que llegará un momento en que todo se estrellará contra el suelo. Qué caso tiene pensar en eso. Ese baile es suficiente para saber que la vida ha sido buena.

29 abril, 2023

Cómplice

Necesito un cómplice. Alguien que me eche porras, me acompañe a todos mis eventos, me diga que puedo cuando yo no crea más en mí. Algo así como dar vueltas de ansiedad en mi habitación, romper en llanto y luego la voz dulce que dice: Tranquila, tú puedes. Necesito a alguien que diga a todos mis planes. Que si le digo: oye, quiero ir a este sitio y comer tal cosa; me responda: mañana es tarde, ¡vamos! Un cómplice. Alguien que escuche mis secretos. Que me dé palmaditas en la espalda. Que me haga piojito. Alguien que me recomiende películas interesantes y las vea conmigo. Que quiera ir a correr por las mañanas. Que juegue ajedrez. Oh, alguien que haga chistes malos y, si no me río, me haga cosquillas. Imagino todo eso mientras me veo en un espejo. Estoy sola, pero me tengo a mí. Y la enorme pregunta que se presenta es: ¿Puedo hacer todo eso por mí misma? Busco un cómplice, pero.. ¿no será que ya está aquí esperando que le mire a los ojos, con la disposición de comenzar a cumplir todos mis deseos?

21 abril, 2023

Anclada a una nube


Me llama mucho la atención cómo es que Nubecita me sigue a todas partes. ¿Por qué no te cansas de mí, perrita mía; de mi música, de mi estrés, de mis vueltas sin sentido? Nubecita sabe que si me siento, ella puede saltar y acurrucarse en mis piernas. Sabe que si me acuesto, ella puede hacerse bolita a mi lado. Sabe que si salgo al patio, ella puede traer su juguete. Entonces jugaremos un rato. Yo la corretearé, ella saltará de alegría. A veces la regaño porque es muy traviesa, pero ella me mira atenta, me lame un poco. Digo que Nubecita me ha entregado su lealtad sin que yo se la pidiera. Digo que he aprendido a cuidar de otro ser vivo que no soy yo.

A veces me quedo mirándola mientras duerme y levanta sus patitas. ¿De dónde vienes, Nubecita? ¿Mi papá te mandó a nuestra casa? Nunca en ningún momento pensé en entregarle mi corazón a una perrita blanca que cuando su pelaje es largo y esponjoso, es igualita a una nube. Y entonces flota, luce sensacional, brinda calidez. Me anclo a ti, Nubecita, contigo visito el cielo y me alejo del abismo de mí misma.

07 abril, 2023

¿Qué puede florecer en una mente en blanco?

 ¿Qué puede florecer en una mente en blanco? Primero, la silueta de quien soy. Una forma. Humana, quizás. Una forma que se expande y abarca todo lo que pueda ser “la mente”. Cambia de colores. Unos conocidos, otros no tanto. El rojo no puede faltar. Luego… Necesito la mirada. El ojo que se abre, la pupila brillante que chispea. Hay que observar de alguna manera, que todo tiene cierta figura y dimensión. Constatar. Si el ojo se cierra, cae la noche. Si el ojo se abre, los colores se alborotan convirtiéndose en ráfagas que llenan todo el espacio. ¿Qué más hay en este sitio? ¿Pensamientos? ¿Cómo son? Supongo que los hay de muchas formas y tamaños. Algunos tan pequeñitos como semillas de girasol, que si se cuidan pueden crecer enormes. Otros rígidos como rocas, casi imposibles de destruir. Pero basta una mirada, una apreciación y su estado sólido se torna suave, se deshace, se derrite, se esparce en el ambiente hasta desaparecer. ¿Desaparecen los pensamientos? Quizá no, quizá sólo adquieren otra forma, se unen a otros cuerpos, encuentran la manera de permanecer. Hay una ventana en todo este espacio. Cuando está abierta, entran nuevas cosas. Ideas, la mayoría de las veces. Algunas encuentran casa de inmediato; otras se sienten incómodas, se aíslan, encuentran la manera de sobrevivir, de no marchitarse, por algo entraron. Luego la ventana se cierra, el ojo se cierra, los colores se apagan. ¿Qué puede florecer en una mente en blanco? ¡Flores! Muchísimas y de todos los colores. Su fragancia hace de este lugar un sitio cálido y agradable. ¿Son flores como las del jardín de mi mamá? Unas sí. Otras se parecen a mis dibujos de cuando tenía cinco años, apenas y se entienden a sí mismas. ¿Están vivas esas flores? Vivísimas, cómo no podrían estarlo. ¿Qué puede florecer en una mente en blanco? Un escenario. Un ensayo de mi vida. O quizás nada de eso. El blanco se clarifica hasta convertirse en una lente, en transparencia pura. Miro al otro lado de mi mente, ahí está todo. Mi rostro, mi cuerpo, mi vida en este planeta. De repente veo las flores y todos aquellos colores; ya sabemos, el rojo no puede faltar. ¿Qué puede florecer en una mente en blanco? Yo misma. Mi vida misma. Lo que sea. Todo es posible en este sitio.

Es un lienzo

y es un espejo

y es un cristal.


Me alegra haberlo descubierto.

28 marzo, 2023

El alma


¿No es el alma un hilo de plata que se escurre a través de las puertas, las ventanas, en cada hueco que halla hacia el exterior? ¿No es una porción líquida que fluye sin descanso, buscando un ambiente tranquilo que le acoja? ¿No es una luz inagotable que mueve todo a su paso, que deja rastros luminosos que hacen sentir bien a quien los mira, a quien los sigue, a quien los hace parte de sí? ¿No es el alma una energía que siempre se renueva y se desplaza por todo el mundo, una y otra y otra vez, que sigue aquí por los siglos de los siglos; y aún cuando el sol explote y la vida se acabe, no es el alma parte de las estrellas, materia perpetua que nunca ha de morir?

18 marzo, 2023

Nubecita



La calma sube.

Eres el viento

que el duelo cubre.


Miras y miras alrededor,

cuánta alegría hay

en el corazón.


Y si todo se pierde

y si todo va mal,

mi Nubecita,

tu compañía

me va a consolar.

15 marzo, 2023

Lo que he comido últimamente

Comer me parece uno de lo más geniales placeres. Así que decidí hacer una lista de los alimentos que he apreciado últimamente. Digo apreciar porque me tomo al menos un minuto para notar que los ingiero, para sentirlos en el paladar, disfrutar su sabor. Porque mientras como, pienso: Necesito alimentarme, esto es lo que se convierte en energía para que yo pueda seguir viviendo. El cuerpo sabe.

  • Chilaquiles rojos con un huevo estrellado.
  • Naranjas.
  • Quesadillas de huitlacoche con queso.
  • Quesadillas de hongos con queso.
  • Huevo con champiñones.
  • Helado de chocolate.
  • Palomitas caseras.
  • Plátanos.
  • Café.
  • Mucha agua.
  • Huevo con tocino y acelgas.
  • Pan con nata.
  • Atole de avena.
  • Sopa de jitomate.
  • Duraznos.
  • Higos.
  • Bistec entomatado.
  • Pico de gallo.
  • Hot cakes con mermelada.
  • Sopa de mariscos.
  • Cerveza.
  • Manzanas.

¿Hay algo que hayas comido últimamente y consideres memorable?

11 marzo, 2023

Una piedra en la garganta


Tengo una piedra en la garganta. Decirlo de esa manera es una metáfora, por supuesto. La piedra obstruye el habla, la respiración e, incluso, la ingesta de alimentos. De repente arde. De repente pica. Es incómoda a más no poder. Mientras sigo el tratamiento indicado por mi médico, pienso en la luz azul.

Hice una meditación que se llamaba Activando tu chakra garganta. Honestamente, no sé mucho acerca de los chakras ni esas cosas, pero suelo explorar todo tipo de meditaciones porque es uno de los asuntos más placenteros que encuentro últimamente: cerrar los ojos, dejarse llevar por una voz, respirar profundamente, permanecer y saberlo. Sí, eso me gusta.

Bueno, pues esta meditación decía que imaginara una luz azul en mi garganta, una luz que poco a poco crecía e inundaba todas las otras partes de mi cuerpo. Fue un ejercicio interesante. Quiero decir, sé que ahora mismo no me encuentro en las mejores condiciones, aquella piedra es dura y duele; pero al cubrirla por esa luz azul, de repente sentí que podía romperla.

Romper piedras, se necesita realmente mucha fuerza para ello, ¿no es así? Ahora que me he disciplinado un poco con el ejercicio, descubro que casi no tengo fuerza. Soy débil, en el sentido más literal de la palabra. Enclenque. Así que me sorprendí mucho cuando, al pensar en esa luz azul, sentí la capacidad de poder desmoronar la piedra en la garganta. ¡Abran paso, ha llegado la chica que descubrió que tenía poderes mientras meditaba! Quizá no se trata de mover cosas con la mente, como Matilda. Pero romper piedras no está mal. Sobre todo si se trata de las que están en partes específicas del cuerpo, deteniendo todo.


Ahora que tengo esta sensación desagradable de enfermedad, pienso en muchas cosas:


Pienso en el calor incesante que está haciendo estos días. ¿Será que crecí y mi cuerpo aguanta menos? ¿O será que el cambio climático se siente cada vez más? Quizá ambas cosas. Pienso en el sol que es una bola de fuego gigantísima, suspendida en el universo, atrayendo hacia sí a los planetas. Pienso en la energía que despide. Rocas ígneas por los siglos de los siglos. ¿La piedra que traigo en la garganta perteneció alguna vez al sol?


Pienso en la paleta de hielo que comí y que probablemente terminó de enfermarme. ¿Es una piedra de hielo la que traigo atorada? He probado todo tipo de sabores en paletas de hielo: fresa de agua, guayaba, duraznos con crema, beso de ángel, tamarindo. Pero creo que mi favorita de estos últimos meses es la de fresa de leche cubierta de chocolate. Tan sólo al escribirla aquí se me antoja de nuevo. Brindo por las mentes maestras que crearon las paletas de hielo.


Pienso en las cosas que no he dicho, ni quiero decir, al grado de crear yo misma una piedra que me obstruye la garganta. ¿Es una piedra hecha de mi energía de resistencia? Si ese es el caso, no importa mucho que pueda destruirla, ¡puedo crearla! ¡Abran paso, ha llegado la chica que puede crear muros, obstáculos, piedras gigantes para obstruir lo que quiera! ¡De su propia energía! Un mundo entero dentro de ella, como dice el libro ilustrado por Kitty Crowther. Este poder es tan increíble que, de repente, puede salirse de las manos, por eso la chica se perjudica más de lo que quisiera. Ay, qué lástima, con este gran poder y tan pocas habilidades para manejarlo. Terminará ahogada en sí misma, es esa piedra la que le cortará la garganta.


¿Y cuáles son esas cosas que no quiero decir? Las imagino, pero no las puedo pronunciar, ni siquiera escribir. Y eso lo explica todo. Quizá esta piedra está hecha de ese montón de palabras aplastadas, arrugadas, encimadas unas sobre otras, casi rotas de tanto que me he esforzado por desaparecerlas. Pero no desaparecen. Sólo las he ido depositando en este lugar. Qué decepción, no se trata de ningún poder; sólo es miedo de tirar la basura.


La luz azul en mi garganta es benévola, no puede ser de otra manera. Es compasiva con la piedra que traigo, puede ver su fragilidad aunque se muestre impenetrable. La luz azul se cuela en todos los recovecos, en todos los poros, inunda cada espacio entre los átomos. La luz azul me da calma. Está bien no querer decir las cosas, incluso eso está bien, me dice. Incluso la sola existencia de esta piedra es válida, me dice. Y no sé por qué ahora tengo tantas ganas de llorar y al hacerlo siento que la piedra se deshace.

08 marzo, 2023

Una historia que me mantiene humilde



Me pregunto qué puedo escribir. Sobre qué. Acerca de qué. ¿Qué evento digno de contarse puede estar plasmado en estas palabras? La exigencia me abruma. Toda vida es digna de ser narrada, incluso la mía. Incluso la mía, pienso mientras por la mente se agolpan todos los sucesos que me mantienen humilde. Al principio, esa tendencia en redes sociales me generó mucho rechazo. ¿Por qué asociamos el “ser humilde” con las cosas vergonzosas que puedan ocurrirnos? Lo curioso es que cuando pensé en mis cosas vergonzosas, descubrí que en su momento fueron todo menos vergonzosas. Fueron dolorosas o tristes o, incluso, incluso... no sé. Por ejemplo, hay un evento que hace poco le conté a mi psicóloga. Ahora me hace reír, pero en ese entonces lloré durante horas.

No, mientras escribo esto me doy cuenta de que todavía no estoy lista para contar esa historia. No es que sea terrible, pero quizá deba pasar más tiempo. Eso me hace pensar en otra historia que sólo le he contado a una sola persona en toda mi vida. A veces me imagino contándola a alguien más, pero hacerlo implicaría aceptar que sucedió, aceptar que no es producto de mi imaginación. Si nunca se la hubiera contado a esa sola persona, ¿ya la habría sepultado en mi memoria? ¿Se habría secado la historia por falta de agua, por falta de narrarla y compartirla? No quiero que quede en el olvido, pero al mismo tiempo sí, por eso la conservo todavía. Quizá la cuente algún día.

¿Cuántas veces contamos las historias? Quiero decir, hay anécdotas que son infaltables en las reuniones con amigos o con familiares. Por ejemplo, siempre que nos vemos con David nunca puede faltar alguna historia de nuestra época del CCH. Nunca. Él o yo contamos sobre la vez que nos tocó hacer juntos un video sobre filosofía y no dormimos; o la vez en que vimos a Tere caer estrepitosamente en la parada del autobús; o la vez en que él y Oscar me quitaron un zapato en el autobús. Cuando estoy con mi familia nunca pueden faltar las historias de infancia de mi hermana. Es que era tremenda. Y entonces contamos cuando se escondió y nadie la encontraba, o cuando nos persiguió a mi hermano y a mí con un ladrillo en la mano. Ese tipo de historias. Por eso, pienso, ¿cuántas veces contamos las historias?

Hay una historia que yo conté muchísimo. Revisaba el efecto de mis palabras sobre los demás e iba ajustando la manera en que la contaba con el propósito de conseguir el efecto máximo: esa mirada de las personas que están atrapadas por un suceso, que quieren saber qué sigue, que suspiran o se alteran cuando hay un giro en la trama. Me pregunto si eso que me sucedió fue así de maravilloso. Yo creo que sí. Hay una primera versión oficial que escribí en mi diario y que tomé como punto de partida. La conté… ¿Cuántas veces? ¿Cien? ¿Doscientas? ¿Trescientas veces? Fueron más veces de las que puedo recordar, eso es seguro. Casi casi era mi carta de presentación: Hola, soy Gaby y adivina cómo me enamoré de esta persona. Entonces me lanzaba con la historia, hacía preguntas como: ¿No te parece increíble? ¿No es así como luce el destino? Debido a la forma tan maravillosa que le di a ese recuerdo, concebirlo como algo más mundano fue sumamente doloroso. ¿Me estás diciendo que él y yo no tenemos una conexión única con el universo? ¿Me estás diciendo que sólo soy una más entre los casi 8 mil millones de personas que habitan el mundo? ¿Me estás diciendo que esta historia que narré tantas veces es sólo eso, una historia? Y la verdad es que la primera que se cansó de esa historia fui yo. Cómo no iba a cansarme cuando la había convertido en mi personalidad. ¿Conoces a Gaby? Ah, claro, ella siempre cuenta una historia acerca de cómo se enamoró.

Una vez, platicando con una amiga, me dijo: Oye, a todo mundo le contaste cómo empezó tu historia de amor, pero a muy poca gente le has dicho cómo terminó. Eso me sorprendió, ni siquiera yo me había decidido por una versión oficial de cómo habían terminado las cosas. Ni siquiera yo sabía en qué momento, luego de la ruptura, fue el verdadero final. Además, ¿recuerdan eso de los momentos humildes? El final de esa mi fantástica historia estaba repleto de recuerdos que me causaban dolor, tristeza y vergüenza.

Por ejemplo, ¿cómo podía contar que lloré y grité en la calle cuando el enojo me rebasó? ¿Cómo decir que yo, la protagonista de mi historia de amor, le llamó llorando a las diez de la noche y le exigió que viniera a verme porque no me sentía nada bien; y que además él vino, me quiso besar y luego dijo que ya no me amaba? Hasta se siente raro. Se siente raro reconocer que protagonizar esa historia no viene junto con la perfección, no implica ser la criatura elegida por el universo para vivir sólo cosas fascinantes. Qué va. En esta realidad que yo entiendo, ser la protagonista implica ser una chica más, formada en el amor romántico, que tuvo que aprender a la mala a no idealizar a las personas y a no poner en el centro su historia de amor.

Y sí, quizá deba contar más veces la historia del final. Exponer todos los errores. Oye, soy Gaby, y quiero contarte cómo me desenamoré. Quiero contarte por qué estoy soltera desde hace siete años, por qué he salido con muchas personas buscando el rastro de una energía que sé que jamás volveré a encontrar. Y sé que no la voy a encontrar no porque ya no crea en el amor, sino porque esa era la energía que venía con ese patán en específico. Se supone que ahora puedo encontrar otro tipo de energía, pero tampoco sé cómo debe sentirse. Sólo no ha llegado.

Las historias de responsabilidad emocional no son tan emocionantes. Aunque, bueno, lo cierto es que tampoco me he esforzado mucho en contar alguna. Pienso: ¿y estos qué? ¿A poco sí muy inteligentes? Vaya, mira, el privilegio que le permite ir a terapia le permitió identificar en qué estaba fallando. Sí, sí, ya te vimos, eres muy sabia por redirigir el sentido de tu vida. Bravo. ¿Este texto será otra razón para mantenerme humilde?

15 febrero, 2023

Algo interesante

 —Cuéntame algo interesante.

—Lo más interesante que me ha sucedido últimamente es despertarme con ganas de iniciar el día. Me lavo la cara, preparo mi café, escribo a mano alrededor de media hora. Luego desayuno. Luego me siento en el portal a estudiar inglés. Después de eso lavo los trastes o avanzo en mis tareas pendientes. Tomo pausas cada cierto tiempo en las que hago ejercicios de respiración o juego ajedrez o juego con Nubecita. ¿Eso te parece interesante?

—Lo es. Es algo muy lejos del drama, de la tristeza o la desolación.


—Es verdad, siento paz.


—¿Por qué será que la paz no está relacionada con lo interesante cuando es algo que todas las personas perseguimos?


—Creo que nos acostumbramos a pensar que las vidas dignas de ser vividas tienen que atravesar mil obstáculos. La tranquilidad está subvalorada, pero es realmente complejo llegar a ella.


—Y, sin embargo, es posible alcanzarla.


—Justo. Creo que lo más interesante que me ha pasado últimamente es saberme viva todos los días, saberme en un momento irrepetible, ser testigo consciente de la fugacidad que habitamos, del milagro de mi cuerpo y mi mente. Y entonces me basta eso para ser feliz, realmente feliz.


09 febrero, 2023

Acerca de vidrios transparentes

 Hablemos de vidrios transparentes, de esos que apenas se perciben. Existen, pero sólo lo sabemos por dos situaciones: estás prestando demasiada atención a lo que te rodea y entonces notas que ahí hay algo, que estás mirando a través de un cristal. La otra razón es que chocas contra él. Estás distraída, no había manera de percibirlo. Hay vidrios que se rompen ante el contacto con las cabezas que están perdidas, ante el contacto con los cuerpos que van aprisa, más rápido, más, la vida no espera. Otros resisten con su claridad impoluta. Son admirables: Los vidrios y las personas que los perciben antes de estrellarse contra ellos. Estaba pensando en vidrios transparentes porque lavé todas las ventanas de mi casa. Parecía una tarea complicada, pero me bastó un video de quince segundos para entender cómo se hacía. Quince segundos, la vida es realmente veloz. Sin embargo, tardé aproximadamente una hora en limpiar cada ventana. Primero porque son grandes. Segundo porque era mi primera vez. Pero la tercera razón es la más importante: En verdad me esforcé para que quedaran transparentes. Y aunque esa palabra me recuerda a las campañas políticas y su eslogan de “proceso transparente”, en verdad sentí que entendía el significado de ella cada vez que podía mirar a través de los vidrios sin algún tipo de mancha.

No soy la primera ni seré la última en relacionar la transparencia de los cristales con la transparencia propia. Y es que, bajo el cliché de que “los ojos son la ventana del alma”, en verdad creo que limpiar el cristal que me contiene es una tarea de paciencia, disciplina y convicción. Para limpiar las ventanas no se necesita más que agua, jabón, un jalador y un trapo. Para limpiar mi propia fragilidad necesito fuerzas. Necesito compasión. Me gusta imaginarme como ese ser de vidrio que más allá de romperse, es transparente. Miras a través de él como si fuera invisible, pero no lo es. Y en esa transparencia las cosas adquieren otra perspectiva. No sabría decir si lucen más claras o ligeramente deformadas, el caso es que lucen distintas. En el ejercicio de limpieza remuevo telarañas mentales, polvo acumulado de pensamientos pensados mil veces, mugre de palabras que me hirieron, manchas de distracciones que empañan mi presente. Si demoré una hora con cada ventana de mi casa, ¿cuánto es el promedio de tardanza en la limpieza del cristal que me conforma? Siento que llevo meses haciendo esto: dedicándome a la limpieza. Casi no hago nada más, es una tarea realmente cansada.


Pero, justo como el hecho de lavar las ventanas, la tarea viene acompañada de satisfacción y claridad. Valió la pena cada refriega. Valió la pena lastimarme las manos por no tener cuidado. Valió la pena informarse al respecto. La transparencia reluce y me consuela. Habito la claridad, me encargo de mi propia claridad. Soy la adulta responsable del mantenimiento de este cristal que soy yo. A veces me desespero, realmente me desespero y me dan ganas de gritar, romperme toda, hacerme añicos. Por fortuna, cada vez es menos ese impulso porque cada vez es más constante el ejercicio de limpieza. Conozco mejor ahora este material del que estoy hecha, la forma de esta ventana, consciencia de lo enorme y preciosa que es. Pienso que me pone triste esta analogía: wow, cuánta creatividad, compararse con los vidrios. Pero aún en esa ironía encuentro alegría: este es el cristal que yo soy, esta es mi limpieza, estas son mi claridad y mi transparencia. Y me siento realmente contenta de aprender a cuidar de ello. Ahora es posible mirar más lejos y mejor, a través de mí.


13 enero, 2023

Lavado cerebral

 De pronto me entró un miedo. El miedo de saberme sin un empleo formal, sin un título, sin dinero (el año pasado gasté como si no hubiera un mañana y ahora todo es muy triste), el miedo de quedarme así para siempre. De que Librosb4tipos nunca sea redituable, de que todo sea caos.

Pero respiro. Respiro. Respiro.

La vida es aquí y es ahora. Ninguno de esos miedos se materializa aún y todo puede suceder, eso lo sé. Así que de alguna manera todo se va a ir acomodando, así que de alguna manera todo esto que sucede tendrá algún sentido. No hay de otra.

Es curioso cómo funciona el miedo, es curioso cómo todo se lanza hacia el cielo y parece no tener fin. Pero sólo es una ilusión. Nada está dicho todavía. Solo tengo que concentrarme en los objetivos. Recordar que esta vida me pertenece. Recordar que el tiempo es esto: otra ilusión.

Nubecita está de nuevo en mis piernas, siento la calidez de su cuerpo. Mi vida es mucho mejor desde que ella está conmigo. El sol, además, se cuela por la ventana y brinda una luz dorada. Y eso que está nublado. Me concentraré en eso: en este presente. Y apelaré a mi calma, a la calma de estar aquí. A la calma de saberme viva y afortunada por tener todo lo que tengo.

Ya sé que todo esto suena como si me lavara el cerebro, pero en parte es una herramienta que tengo para volver a lo importante de mí. Es que es tan fácil caer en la desesperación, pensar que no lo lograré porque hace años que no logro nada. Pero sé que puedo. Sé que puedo. Sé que puedo. Sé que puedo, lo diré hasta creerlo.

Si algo sé con certeza es que no vale la pena atormentarme por lo que no he hecho en todo este tiempo. De alguna manera esta es la vida que he elegido y, al contrario, debería dar las gracias por estar en este sitio y haber hecho todo lo que ya hice.

Supongo que son válidos mis miedos. Son válidos y verdaderos, pero no dejaré que me dominen. Recordaré la aventura de Ged que se la pasó huyendo de su sombra y cada vez que se encontraban, ella lo dominaba. Pero en cuanto él comenzó a buscarla y confrontarla, ella fue perdiendo fuerza. Sin embargo, no desapareció. Creo que eso es lo más bello, que no se trata de que los miedos desaparezcan. Ged abrazó a su sombra con fuerza y le permitió existir en él. Ya no la rechazó. Así que sé que mis miedos no se irán, no tienen por qué irse. Aquí, en este sitio que es mi persona, en este cuerpo que habito y que es un milagro, donde coexisten todos mis órganos, mi sangre, mis huesos... Aquí donde metafóricamente mi alma se encuentra, aquí también caben todos esos miedos. Los recibo con gratitud, pero no permito que tengan más protagonismo.

Respiro. Respiro.

¿No te parece que he perfeccionado la manera de convencerme de que todo va a estar bien? Hasta eso suena como si todo esto que te digo fuera una mentira. Pero no lo es y eso es lo que más me alegra. Necesitaba esta calma, este recordatorio. Es verdad que en este momento Librosb4tipos no es nada sostenible económicamente, pero mejorará. No hay manera de que no lo haga, el proyecto es increíble y tenemos un equipo y comunidad maravillosas. Sólo requiero disciplina y convicción y eso es lo que estoy construyendo. Esto es solo el principio, aunque mis miedos me hablen en el oído y me susurren: Hey, sabes que no es así. Hey, les respondo, no caeré en la trampa. Eso que me dicen sólo es una prueba: ¿Qué tanto creo en mi sueño?

Me la he pasado huyendo de todo eso, me la he pasado dándole voz a todas mis inseguridades. Bien, estoy lista para probar el otro lado. Para mostrar lo que sucede si simplemente me lanzo al ruedo y confío en mí. Sé que tú confías en mí y eso me emociona. Es más, agradezco tenerte aquí y poder desahogar todo esto que de otra manera solo da vueltas por mi mente, sin un rumbo fijo. Aquí tiene un destino. 

Recupero la energía y afronto este día con toda la certeza de que todo me pertenece. Pienso en mi papá y en todo lo que él deseaba para mí. Sé que nací para cosas asombrosas y esas no tienen que ver con la gloria o la fama. Esas cosas asombrosas están relacionadas con mi paz, mi reconciliación y mi compromiso con hacer de mi vida un tiempo luminoso para mí y quienes me rodean.