28 octubre, 2023

¿Cómo manejar eso?

 El otro día hablaba de ansiedad con mi familia. Una de mis primas nos contó que siempre imaginaba los peores escenarios y debido a eso no podía dormir, pasaba noches enteras en vela. Entonces otros primos contaron también sus experiencias, parecía ser algo común eso de llegar a niveles altísimos de preocupación. ¿Entonces viene de familia esta sensación que luego me ahoga y me paraliza? Debo ser clara, cuando fui con el psiquiatra no se me diagnosticó nada relacionado con la ansiedad. Soy una persona neurotípica común y corriente. Pero hay días en que siento una opresión en el pecho, sobre todo cuando se avecinan varios pendientes que dependen enteramente de mí, cuando requiero hacer muchas cosas con la mayor de las diligencias. Cuando me voy de viaje y mi rutina se ve interrumpida. Cuando estoy sola en eventos. Cuando nada me parece suficiente, ni yo misma, olvidando todos los mantras, los ejercicios de respiración, las sesiones largas de meditación. Es en esas ocasiones cuando el estrés me abruma. ¿Y si todo sale mal? ¿Y si quedo mal? Pienso que es una gran mentira el que nos hayan traído a la vida diciendo que gran parte de ella depende de nuestra voluntad. A veces siento que la vida es una fuerte ola, un torbellino, algo con mucha fuerza que simplemente me toma en sus brazos y me sacude. ¿Cómo manejar eso? Yo no tengo insomnio, pero me tardo en llegar al estado de fluidez. Pasará lo que tenga que pasar. Haré lo que tenga que hacer. Lo que quiera. Lo que sea. Viviré un momento más y otro y otro, una secuencia de momentos, una vida hilada con consciencia. Es lo único que se me ocurre ahora. No puedo creerme todo lo que pienso, me niego rotundamente.

15 octubre, 2023

Quiero mucho a Jimin



Quiero mucho a Jimin. Me gustan lo delicado de sus movimientos al bailar y los looks de infarto que suele utilizar, me gustan su disciplina y calidez como persona. Ya sé que no lo conozco realmente, tan sólo son impresiones que adquiero al mirar tanto contenido en internet. Y qué. Jimin es un ser agradable, empático y dulce. Me recuerda que merezco amistades que cuiden de mí, que me escuchen, me abracen y me sostengan cuando no haya más remedio. Que yo también puedo ser esa amiga. Jimin es ese tipo de persona. También es muy divertido. Me gusta cuando parece tímido e inocente, pero luego hace comentarios picantes. Cuando lanza miradas retadoras. Cuando se indigna. También me siento identificada con él cuando habla de sus inseguridades, de lo mucho que se exige y que le es difícil sentirse satisfecho, ¿por qué ese tipo de autocastigo está tan normalizado en el mundo? O cuando dijo que su cumpleaños nunca le parecía relevante. Yo, con ganas de gritar: ¡¿Qué estás diciendo?! Tu existencia es un preciado regalo para mí. Pero entiendo. Entiendo las implicaciones de formar parte de un sistema tan voraz y violento.

Quiero mucho a Jimin. Me gusta el episodio del lachimolala. Su voz fina. Su aspecto andrógino. FACE. La canción poderosísima de Set me free. Su forma de bailar. Su look en el MV de Butter. Cuando dibujó a Chimmy. Sus interacciones con todos los miembros, especialmente con SUGA. Me gusta Serendepity. La manera en que su existencia abraza al mundo tan etérea, dulce, sólidamente. Quiero mucho a Jimin y hoy celebro su vida con este pequeño texto.

12 octubre, 2023

Lo que hice un domingo

Hoy desperté alrededor de las ocho de la mañana. El frío de domingo se coló por las ventanas, así que me arrebujé debajo de las cobijas. Lo primero que pensé cuando abrí los ojos fue que quería recordar a la perfección el sueño que había tenido con mi papá. Desde que él murió, me consuelan muchísimo los sueños donde aparece, porque suelen ser muy agradables. El de hoy no fue la excepción: estábamos en una fiesta familiar y nos divertíamos. En medio de la algarabía, él decía que le dolía una pierna, pero mantenía el ánimo. Yo me apresuraba a buscar miel porque recordaba que podía servir como antiinflamatorio. Tenía la sensación de que si le ponía miel en la pierna podría recuperarse pronto. Entonces me desperté. Ah, sí, octubre, frío, domingo. Me levanté a beber un poco de agua y a abrirle la puerta a Nubecita, que ya me estaba esperando. Todas las mañanas la dejo estar conmigo en la habitación un rato. Se sube a mi cama y toma una siesta antes de que inicie el día laboral. Sé que hoy es domingo, pero de todos modos he de trabajar, todavía no he hallado el modo de tener un día completamente libre de esas responsabilidades. Me preparé café con un poco de aceite de coco, leí que hacerlo ayuda a aprovechar más las propiedades del café y reduce su acidez. Luego de un par de veces de probarlo, puedo decir que me encanta.
Más tarde vinieron dos sobrinas y miramos un rato la televisión. Luego fuimos a comer mariscos. Ahora está cayendo la noche y yo retomo este escrito que dejé a medias en la mañana. 
Si tuviera que nombrar lo más impresionante que sucedió hoy sería que manejé el automóvil desde el negocio de mi hermano hasta mi casa. ¡Lo conseguí! Todavía traigo el corazón desbocado de tantos nervios que sentí. Pero pude hacerlo y algo como eso me animará toda la semana.

07 octubre, 2023

Barrer

Ahora mismo son las 21:27 horas. He escombrado mi habitación y sólo me falta barrer. Alguna vez me dijeron que barrer de noche era un mal augurio, pronosticaba que no me iba a casar o que mi marido fallecería primero que yo. Es verdad que me gusta más barrer en las mañanas, pero hay veces como hoy en que no hay de otra que hacerlo de noche. No me he casado, así que tampoco tengo un marido que muera primero que yo. Quizás, sólo quizás, el augurio se cumple. Más allá de esas consideraciones, lo que me sorprende es la cantidad de polvo que se acumula. En el acto de barrer se desplazan millones de partículas terrosas que la vista no alcanza a notar sino hasta que se mueven juntas. Barrer es también encontrar y recordar. Así que ahí estaba la liga de pelo que perdí la semana pasada, aquella con florecitas. Así que ahí quedó la fotografía tamaño infantil de mi papá que pensé que se me había caído en la calle. Ah, mira, el botón de la blusa que no encontraba por ningún lugar. Barrer es volver a mirar. Había una frase que decían en mi familia y que, en mi desconocimiento feminista, no me parecía problemática: Tú nada más barres por donde ve tu suegra. Bueno, primero recordemos que no tengo suegra. Pero más allá de eso, pensaba, ¿por qué mi suegra no barrería mejor que yo? Barrer es un acto de mirada atenta y hasta cierta calma. Se puede barrer con prisa, claro, pero no es recomendable. Todo aquel que ejerza el acto de barrer tendrá una postura de atención plena en el presente. Y es que sí, barrer parece tan sencillo que puedes escuchar música mientras tanto. O escuchar podcasts o audiolibros, o platicar por teléfono, o simplemente perderte en una maraña de pensamientos. Sí. Pero quien barre no descuida la mirada. Se mueve con seguridad a través del espacio designado buscando aquellas cosas que no deben estar más en el suelo, quitarlas, limpiar.

Hay una frase en una canción de Shakira que dice: Toda escoba nueva siempre barre bien, luego vas a ver desgastadas las cerdas. ¿Cuánto duran sus escobas? Me falta barrer mi habitación y ahora me encuentro pensando en los materiales con que se hacen las escobas. Y, bueno, decir que me gusta barrer. Me gusta acumular el polvo para recogerlo. Me gusta tener la sensación de que el espacio está limpio (aunque el polvo no es suciedad precisamente). Pienso mucho en el acto de barrer: se parece a ir con ese movimiento decidido a sacudir lo innecesario de mi mente.

03 octubre, 2023

Piensos sobre La doble vida de Verónica (Kiéslowski, 1991)

Verónica recibiendo una llamada misteriosa.


La doble vida de Verónica es una película que se estrenó en 1991, dirigida por Krzysztof Kiéslowski, director polaco. Aunque lleva treinta y dos años sobre el mundo, la vi por vez primera la semana pasada, como parte de una tarea que nos dejaron en el Laboratorio de Lectura y Participación en la Formación Ciudadana. La trama nos habla de Verónica, una joven cantante que padece del corazón. Un día, mientras camina por las calles de Cracovia, se encuentra con una mujer idéntica a ella misma. Y es que, en realidad, la trama también nos habla de otra Verónica, que luce exactamente como la primera, pero que vive en Francia y es profesora de música. De esta manera, llena la atmósfera de la música compuesta por Zbigniew Preisner que es terriblemente melancólica, el espectador descubre que hay dos Verónicas o que, en dado caso, es una sola con doble vida.

Hay muchos aspectos que disfruté de la película. Por ejemplo, la paradoja de una sola persona viviendo dos vidas, como si el tiempo se empalmara y aquello fuera posible. Así, las decisiones de una serán ejemplo para la otra, y con esa intuición afilada se podrán librar de varios errores. Lo dice la Verónica francesa: De alguna manera sé siempre lo que tengo que hacer. Lo curioso es que esa vida empalmada, por llamarla de alguna manera, es sólo una intuición. No se conocen entre sí. Y aunque una de ellas pudo ver y ser consciente de la otra, no fue más que un momento de contemplación que se equipara a la maravilla de ser testigo de hechos imposibles.

La película también es, de alguna forma, una especie de espejo narrativo y visual. La primera parte, la parte que se mira, nos habla de una joven cantante que disfruta del amor, de su cuerpo, de su energía. Se desplaza a Cracovia para ver a una tía que está enferma y, estando allá, consigue trabajo en un coro de música clásica. Mientras todo eso sucede, Verónica habla sobre sentirse acompañada y, también, descubre una dolencia en el corazón. Un día, cuando su cuerpo emite uno de los cantos más altos y preciosos de los que es capaz, cae irremediablemente muerta. Entonces la cámara muestra lo que ella ve antes de morir y también lo que ve después, es decir, hay escenas en las que se muestra la consistencia del alma. El alma de Verónica salta a habitar el mundo.

La segunda parte, la parte que se refleja, nos habla de una joven profesora de música. A ella también le gusta cantar, pero no lo hace, como si supiera que ese no es el camino indicado. Un día asiste a una función de marionetas donde una bailarina se convierte en mariposa. Y aunque lo que ocurre en el escenario es impresionante, Verónica se fija más bien en el hombre que mueve los hilos. Esta Verónica se siente terriblemente sola, como si de pronto la hubiesen abandonado; además, alguien la mira todo el tiempo. ¿Es el alma de su contraparte, habitante del mundo de los muertos, que la sigue adonde vaya? En medio de esta súbita soledad inexplicable, el marionetista comienza a buscarla mediante mensajes misteriosos, como si él supiera algo. Es así como Verónica termina reuniéndose con este enigmático personaje, el cual dice amarla y el que le comunica, tal vez sin querer, que no es la única Verónica en el mundo. O que, más bien, no lo era y ahora lo es.

La parte final de esta historia es abrumadora en muchos aspectos. Verónica entiende de alguna manera que sí, que ella ya murió, que su contraparte está en otro sitio. Pero, al mismo tiempo, el alma, su alma, sigue moviéndose por el mundo. Además, aquel marionetista quizá no es un simple hombre del que se enamora, quizá sea la misma representación de un dios que tiene los hilos de sus vidas, aquél que compone el ritmo de la historia. La mirada de Verónica hacia el final me dejó pensando en la posibilidad de que se sabe personaje, se sabe en las manos de alguien más. Y, también, se sabe observada.

La experiencia de ver esta película tuvo tintes enigmáticos y mucha melancolía. La gente suele decirme que me ha visto en otras partes o que conocen a alguien que se parece mucho a mí, siempre respondo que seguramente es una doble que vive la vida que yo no puedo. Dado que no podemos conocer a cada persona que compone la población de este mundo, ¿no resulta posible pensar que hay personas parecidas físicamente? ¿A qué se dedica la otra Abril? ¿Cuál de las dos morirá primero? ¿Aquel marionetista, escritor de toda historia, se cruzará alguna vez en mi camino? Y entonces, todas estas intuiciones, estos gustos específicos, estos recuerdos que parecen no ser míos tendrán un sentido total.