6:45 am. Gaby se levanta demasiado rápido, no ha estudiado nada para el examen de Historia de Roma, toma su cuaderno y se pone a leer. Sale un momento a la sala, Tere escucha sus pasos y la llama desde su habitación:
—¿Gaby? ¿Qué crees que me pasó?
Gaby se asoma al cuarto de Tere, la ve aún debajo de las cobijas, pero ya está despierta:
—¿Qué pasó Tere?
—Perdí mi celular.
—¿Cómo?
—Sí, lo perdí…
—Pero ¿dónde? ¿por qué?
—Pues apenas me di cuenta hoy como a las 2am, ya vacié mi mochila, ya busqué en la sala, no lo tengo.
—¿No se lo habrá llevado César?
—No sé… es que ayer estuvimos estudiando en la Biblioteca y como ya la iban a cerrar metimos todas nuestras cosas muy rápido, probablemente él se llevó el celular sin darse cuenta…
—Pues ya ves, pregúntale.
—Pero es que no sé, porque también cuando salimos me dijo “¿Quieres que te quite el estrés?” y entonces me dio un abrazo muy fuerte, y luego nos sentamos en una jardinera, cuando nos levantamos probablemente se me cayó del pantalón.
—Pues vamos a buscarlo, todavía es temprano, ¿ya llamaste?
—Sí y ya me manda a buzón ): Además ya iba a ir por él a las 4am pero David no me dejó, él estaba despierto y me vio que me levanté, entonces me dijo “¿Ya te vas?”, "Sí, voy a buscar mi celular a la jardinera”, “Pero Tere ¡son las 4am!, duérmete”, “Pero es que…”, “No Tere, todavía es muy temprano, ni han abierto la escuela”, y me resigné.
—Pues vamos, ahorita ya no es muy temprano.
—Ok.
Tere y Gaby se cambiaron la pijama y salieron veloces del departamento. Mientras caminaban a la jardinera de la Facultad de Ciencias fueron hablando de varias cosas, algunas como “Me van a regañar, Gaby. Ya he perdido otros celulares” o “¿Sabes Tere? Esto me recuerda cuando me robaron mi Nokia, ese día sí lloré, pero por el mensaje que estaba esperando ):” o “No, la gente honesta ya no existe y menos en el D.F., todavía en Coyote puedes mantener una esperanza, pero aquí ya no”. Pronto llegaron a la jardinera, no había nada. El celular había muerto por la patria.
Se regresaron al departamento, Tere llamó a César, pero él no tenía el celular, “Hicimos lo que pudimos” pensaron ambas. Tere se metió a bañar, Gaby se puso a leer sus apuntes de los etruscos, estaba justo en la parte donde decía que los etruscos tenían basada su religión en los augures cuando sonó el celular de Gaby, “¿Quién será? De seguro es mi mamá… ¡o tal vez sea Saúl! Waaaaa ¡tengo que contestar!… ¿por qué me está llamando Tere? ¿Tere encontró su celular en el baño? ¿Me está llamando para decirme que encontró su celular en el baño?”
—¿Bueno?
—¿Sí? Disculpa, es que encontré este celular con el que te estoy llamando y quisiera devolverlo.
—¡Sí! ¡Lo estamos buscando!
—Ah pues mira, ahorita estoy enfrente de la Biblioteca, vengo de azul.
—Ok, sólo que estamos un poco lejos de la Fac.
—¿Cuánto tiempo las espero?
—Veinte minutos por favor, ahorita llegamos.
—Me parece bien, nos vemos.
Gaby corre al baño.
—¡TERE! ¡TU CELULAR! ¡TIENEN TU CELULAR!
—¡AAAAAAHHHHHHHHHHHHH! ¿QUIÉN GABY?
—No lo sé, ¡pero me acaban de hablar! Suena como a un señor, habla raro el español, seguro es extranjero, ¡corre! ¡dije que en veinte minutos!
—¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHH! ¡No lo puedo creer!
Tere sale precipitada del baño, se cambia en un dos por tres. Ambas salen corriendo del departamento, esta vez piensan cosas diferentes “¿Pero cómo me llamó a mí?”, “Pues es que eres la única que dice Gaby Prima, todos mis demás contactos no dicen hermano, papá o tío”, “Existe la gente honesta, Tere, hay que invitarlo a desayunar”.
Llegan la la Biblioteca de la Facultad de Ciencias. Hay varios sujetos de azul, Gaby espera encontrar a un señor, pero sus ojos notan la presencia de un chico sumamente guapo que lleva una sudadera azul rey y que está sentado justo enfrente de la Biblioteca, “Ojalá no sea él, es demasiado guapo…”
—¿Acaso buscan un celular? —dice el chico con una sonrisa que, al menos a Gaby, deja paralizada.
—Sí, waaaaa, no lo puedo creer .—expresa Tere con el celular en las manos, el chico se lo ha dado y sonríe con ellas.
—Sí, lo encontré allá abajo, se te cayó ¿no?, estaba en la jardinera.—Gaby observa al chico, tiene ojos color miel, es simplemente guapo, cabello castaño claro, y al parecer estudia algo de plantas pues tiene un libro enorme con ilustraciones frente a él.
—¡Sí! muchísimas gracias, no sé cómo puedo agradecértelo.
—No, no te preocupes, así estoy bien.
—Pues muchísimas gracias nuevamente :D—Tere sonríe enormemente, el chico también.
—De nada, buena suerte.
Tere y Gaby regresan sorprendidas. Parecía príncipe, iba de azul y además es honesto. Afortunada la chica que lo tenga. Afortunada Tere que pudo recuperar su celular. La gente honesta sí existe en el D. F. y Tere decidió algo, de ahora en adelante, sin pensarlo, iba a regresar todo lo que se encontrara, no importara cuánto le costara. Así es la cadena de favores. Si todos la siguiéramos, nuestro país y el mundo serían mil veces diferente.