12 octubre, 2023

Lo que hice un domingo

Hoy desperté alrededor de las ocho de la mañana. El frío de domingo se coló por las ventanas, así que me arrebujé debajo de las cobijas. Lo primero que pensé cuando abrí los ojos fue que quería recordar a la perfección el sueño que había tenido con mi papá. Desde que él murió, me consuelan muchísimo los sueños donde aparece, porque suelen ser muy agradables. El de hoy no fue la excepción: estábamos en una fiesta familiar y nos divertíamos. En medio de la algarabía, él decía que le dolía una pierna, pero mantenía el ánimo. Yo me apresuraba a buscar miel porque recordaba que podía servir como antiinflamatorio. Tenía la sensación de que si le ponía miel en la pierna podría recuperarse pronto. Entonces me desperté. Ah, sí, octubre, frío, domingo. Me levanté a beber un poco de agua y a abrirle la puerta a Nubecita, que ya me estaba esperando. Todas las mañanas la dejo estar conmigo en la habitación un rato. Se sube a mi cama y toma una siesta antes de que inicie el día laboral. Sé que hoy es domingo, pero de todos modos he de trabajar, todavía no he hallado el modo de tener un día completamente libre de esas responsabilidades. Me preparé café con un poco de aceite de coco, leí que hacerlo ayuda a aprovechar más las propiedades del café y reduce su acidez. Luego de un par de veces de probarlo, puedo decir que me encanta.
Más tarde vinieron dos sobrinas y miramos un rato la televisión. Luego fuimos a comer mariscos. Ahora está cayendo la noche y yo retomo este escrito que dejé a medias en la mañana. 
Si tuviera que nombrar lo más impresionante que sucedió hoy sería que manejé el automóvil desde el negocio de mi hermano hasta mi casa. ¡Lo conseguí! Todavía traigo el corazón desbocado de tantos nervios que sentí. Pero pude hacerlo y algo como eso me animará toda la semana.

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