07 abril, 2023

¿Qué puede florecer en una mente en blanco?

 ¿Qué puede florecer en una mente en blanco? Primero, la silueta de quien soy. Una forma. Humana, quizás. Una forma que se expande y abarca todo lo que pueda ser “la mente”. Cambia de colores. Unos conocidos, otros no tanto. El rojo no puede faltar. Luego… Necesito la mirada. El ojo que se abre, la pupila brillante que chispea. Hay que observar de alguna manera, que todo tiene cierta figura y dimensión. Constatar. Si el ojo se cierra, cae la noche. Si el ojo se abre, los colores se alborotan convirtiéndose en ráfagas que llenan todo el espacio. ¿Qué más hay en este sitio? ¿Pensamientos? ¿Cómo son? Supongo que los hay de muchas formas y tamaños. Algunos tan pequeñitos como semillas de girasol, que si se cuidan pueden crecer enormes. Otros rígidos como rocas, casi imposibles de destruir. Pero basta una mirada, una apreciación y su estado sólido se torna suave, se deshace, se derrite, se esparce en el ambiente hasta desaparecer. ¿Desaparecen los pensamientos? Quizá no, quizá sólo adquieren otra forma, se unen a otros cuerpos, encuentran la manera de permanecer. Hay una ventana en todo este espacio. Cuando está abierta, entran nuevas cosas. Ideas, la mayoría de las veces. Algunas encuentran casa de inmediato; otras se sienten incómodas, se aíslan, encuentran la manera de sobrevivir, de no marchitarse, por algo entraron. Luego la ventana se cierra, el ojo se cierra, los colores se apagan. ¿Qué puede florecer en una mente en blanco? ¡Flores! Muchísimas y de todos los colores. Su fragancia hace de este lugar un sitio cálido y agradable. ¿Son flores como las del jardín de mi mamá? Unas sí. Otras se parecen a mis dibujos de cuando tenía cinco años, apenas y se entienden a sí mismas. ¿Están vivas esas flores? Vivísimas, cómo no podrían estarlo. ¿Qué puede florecer en una mente en blanco? Un escenario. Un ensayo de mi vida. O quizás nada de eso. El blanco se clarifica hasta convertirse en una lente, en transparencia pura. Miro al otro lado de mi mente, ahí está todo. Mi rostro, mi cuerpo, mi vida en este planeta. De repente veo las flores y todos aquellos colores; ya sabemos, el rojo no puede faltar. ¿Qué puede florecer en una mente en blanco? Yo misma. Mi vida misma. Lo que sea. Todo es posible en este sitio.

Es un lienzo

y es un espejo

y es un cristal.


Me alegra haberlo descubierto.

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