30 agosto, 2023

Viajar de improviso

El 22 de agosto mi hermano cumplió treinta años. Nos fuimos a pasear de improviso, un viaje exprés a las grutas de Tolantongo. El viaje fue significativo por muchas razones, pero hay una en especial que me gustaría resaltar: es la segunda vez que salimos de paseo desde que mi papá falleció. La primera fue en diciembre de 2021 con motivo del cumpleaños de mi mamá. ¿Cómo es que ha resultado tan complicado viajar en familia?

Cuando éramos niños y mi papá tenía un puesto como servidor público, decidió junto con mi mamá que quería invertir parte de su sueldo en viajes familiares. Así que muchos de mis recuerdos de infancia implican largos trayectos en carretera, consultas a los mapas impresos (no existía Google Maps) y música de Queen alegrando el camino. Mi papá tenía un vocho amarillo y luego otro blanco, y con ellos nos aventuramos a conocer varios estados de la República: Puebla, Veracruz, Querétaro, Hidalgo, Tlaxcala y Michoacán. Fue la época en que más viajamos, antes de que la vida se complicara.

Los últimos viajes que hicimos en familia fueron a otros municipios del Estado de México y otros cuantos de Hidalgo, apenas unos tres o cuatro y espaciados por alrededor de un año. Me acuerdo, por ejemplo, del que hicimos en enero de 2016. Yo estaba tristísima porque tenía unos tres meses que había terminado mi relación con Vladimir y todavía no me recuperaba, pero un día mi papá dijo que quería ir al Géiser y visitar por ahí. Recuerdo mucho ese viaje: papá ya estaba enfermo, pero se encargó de hacernos reír mucho.

Descubro que me duele recordar esos viajes porque nunca volveré a tener algo así en mi vida. La categoría de “viajes familiares con mis papás y mis hermanos” se ha agotado. Papá ya no está, así que aunque sigamos viajando, nada se parecerá a esos recuerdos. Y creo que a mis hermanos les sucede algo parecido porque de pronto se nos cierra la garganta cuando hablamos de pasear.

Así que este último viaje exprés ha resultado toda una aventura, una maravilla y una celebración a la vida de mi hermano, a la dicha de sabernos juntos a pesar de las ausencias y tribulaciones que aparecen. Quizá ya no existe la otra categoría, pero ahora está la de “viajes familiares con mi mamá y mis hermanos”. Este viaje a Tolantongo es el segundo en la lista y se adorna con varias postales, pero principalmente con la de las casi cinco horas que estuvimos sumergidos en las aguas termales pensando acerca de la vida, viviendo el presente.

Feliz cumpleaños a mi hermano que también es mi amigo, que no le falten la dicha, la salud, la alegría, el bienestar y la valentía. Que no le falten las ganas de viajar de improviso y lanzarse. Que no le falte nada de nada, nunca de los nuncas. Y que yo, como su hermana, siempre pueda estar para él, apoyarlo, amarlo y acompañarlo por lo que nos reste de vida.

1 comentario:

carmen dijo...

<3 Me alegra mucho leer esto, de corazón te lo digo, porke he vivido esas experiencias y compartido esos sentimientos.