Te vi vestido de azul y desgreñado.
Me vi extenderte la mano.
Nos abrazamos, te di un beso en el cuello.
Acariciaste mi cabeza.
Sentí la calidez de tu pecho,
certezas que no puedo decir en voz alta
pero que tú sabes
y yo sé.
El tiempo pasa y moriremos.
La vida pasa y no estaremos.
Extinción de tu mano sobre mi mano,
de tus labios sobre mi piel.
Y, sin embargo,
me has visto tanto que te sorprende que no esté.
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