—He estado aquí antes.
Quienes me acompañan me miran con atención, yo insisto:
—Esto es un sueño, caminaremos por esta vereda, llegaremos a una cueva, libraremos algunos obstáculos. Sé lo que hay que hacer y tal vez lo que sucederá.
Ojalá pudiera saber quiénes son los que están conmigo, sólo recuerdo a mi hermano.
Se hace lo que digo: caminamos por la vereda, llegamos hasta la cueva. Comienzan los peligros y yo me siento dueña de ese escenario conocido:
—Gira por aquí, guarda silencio en este tramo, procuremos no correr o caeremos al abismo.
Es como predecir el futuro, pero en terrenos oníricos no existe el tiempo.
Salimos ilesos de la cueva. Pienso:
—Si soñara esto por vez primera, hubiera sido una pesadilla.
Fue una pesadilla antes.
Pero ahora no hubo espacio para el miedo.
¿Podrá trasladarse esto al tiempo tangible?
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