07 mayo, 2021

Antojo

 A veces la tarde es la única señal para saber que ha llegado el momento de ir a la tiendita. Mientras camino, siento la saliva inundarme la boca. ¿Tanto se me antoja? Claro que sí. El sabor crujiente, un tanto picoso, un tanto grasoso, la papa deshaciéndose en el paladar. Una vez vi una película que dice que estos productos procesados matan. Lento, pero matan. Y pienso en todas esas personas que dicen: si de todos modos nos vamos a morir, mejor comer algo delicioso. Ya tengo las papitas en mis manos, ya me estoy llevando algunas a la boca. Las disfruto mientras pienso: podría morir por esto. No parece sensato. Y las insensatas papitas chips jalapeño me miran desde la bolsa mientras susurran: olvídalo, olvídalo, olvídalo.

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