Somos finitos y es esa pequeña porción de tiempo que ocupamos en el mundo lo que nos hace maravillosos.
Abril G. Karera, 10 de febrero de 2012
Él era un ángel, estoy segura. Si estabas a su lado no podías sentirte triste porque siempre hallaba consuelo para tu persona. Él tenía muchos amigos y una familia a la que amaba y respetaba. Su vida se regía a través de buenas decisiones, siempre buscando el progreso y el bienestar. Él era sincero y humilde. Si tenías un problema siempre podías recurrir a él, si había fiestas o discusiones, él también estaba ahí, apoyando. Las personas que tuvimos la dicha de conocerlo guardamos las pequeñas lecciones que nos brindó. “Disfruta lo que ocurre”, me decía, “Mereces lo mejor, nunca lo dudes”.
Óscar falleció en febrero de este año. Su muerte también marcó una diferencia en mi persona. Considero importante seguir reflexionando en lo veloz de nuestra existencia, nos vamos a ir un día. Hemos visto pasar varios años desde que cobramos conciencia de nuestro ser, ¡el tiempo pasa! Y no pasa en balde. No soy la misma de hace un año y mucho menos pienso igual que hace dos. Estamos en constante evolución. Nos volveremos más duros, más gruñones o, quizás, aprenderemos a vivir en paz con nosotros mismos y con los demás. Depende de cada quien. Yo lucharé por lo segundo, por no amargarme, por seguir haciendo frente a las dificultades y esforzarme por seguir cumpliendo mis sueños. Es algo que Óscar nunca dejó de hacer y sé que honro mucho su memoria dirigiendo mi vida con convicción.
La siguiente fotografía fue la última que me tomé con Óscar en una fiesta en enero de este año. Ese día conversamos y bailamos mucho, además de que me consoló por la muerte de mi prima. Hasta el final siempre logró sacarme una sonrisa.
Por personas como él estoy segura de que hay quienes vienen al mundo sólo para ofrecerte lo mejor de sí, ángeles en el mundo.
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