Quiero decirte que entiendo que he de morir.
Abril G. Karera, 24 de marzo de 2012
Me gusta recordar ese momento en que descubrí que el presente es un breve lapso de tiempo, intangible. Una mirada, una sonrisa, algo que está y de pronto se esfuma con velocidad. Mi dedo posándose en la tecla es el presente, pero de pronto ya es pasado y entonces el tiempo transcurre y el acto de haber posado mi dedo sobre aquella tecla va a dar a esa enorme pila de momentos amontonados y pasados, repitiéndose en su propio tiempo sin cambio alguno porque el pasado no cambia. Descubriendo eso me alegra descubrir el poder que tengo para hacer mi futuro, ¿qué cosas haré que se repetirán por siempre en el pasado? ¿Cuántos actos de buena voluntad sucediendo sin cansancio en la memoria? No sé si me estoy explicando bien, pero les estoy diciendo que tengo poderes mágicos: decido mi futuro. ¿Forjo el destino o tan solo hago comunión con él? Un poco de las dos cosas, pienso. Las decisiones que tomo se mezclan con las decisiones de todas las personas en este mundo y juntos vamos entramando el tiempo y escribiendo lo que será pasado.
Este año algunas personas tomaron la decisión de dejar de acompañarme en la escritura de mi vida, decisión que yo apoyé. Nunca se sabe quién terminará al lado de uno, quién es el verdadero amigo. Pero me alegra poder seguir adelante, con el recuerdo que esas personas me dejaron. Aunque ahora ya no estemos juntos por las decisiones que cada uno tomó, los momentos que compartimos se quedarán en mi memoria y recurriré a ellos siempre que lo necesite, creo que eso se llama experiencia. La vida es curiosa, es como si uno se fuera encontrando con las personas necesarias en el momento necesario y, en cuanto se ha comprendido lo que debía comprenderse, todo toma otros rumbos.
Siguiendo con esa lógica, este año también aparecieron nuevas personas en mi vida, sólo nosotros decidiremos qué tan lejos caminaremos juntos. Gente del pasado volvió para tomar mi mano con fuerza y no soltarme, cosa que me hace feliz. La gente del pasado, de la infancia, es la que mejor puede apreciar la evolución de nuestra persona. En fin, la siguiente fotografía fue tomada justo antes de que todas las despedidas y bienvenidas de este 2012 se dieran. Fue durante una salida a la Marquesa en marzo de este año; por decisiones que fueron mezclándose, dos personas a las que quiero mucho se alejaron de mi camino, pero ahora comprendo que fue lo mejor.
Sólo me pregunto, ¿qué tan dispuesto estamos a dejar ir a quien tanto queremos? ¿Cómo es que pueden romperse lazos de esa manera? ¿En verdad están rotos? ¿Cuántas despedidas daremos antes de dar el último respiro? Y, lo mejor, ¿a cuántas personas más daremos la bienvenida a nuestras vidas? ¿Quiénes de los que ahora, en este instante, están con nosotros permanecerán con nosotros hasta el fin de nuestros días?
2 comentarios:
Inmenso gusto el mío volver a blogger y leerte, te mando un abrazo!
Leerte siempre es una experiencia en la que uno debe agarrarse el corazón. Creo que en algún momento me hice las mismas preguntas que tú, pero poco a poco fui aprendiendo que lastimaramente, o no, así es la vida. Las personas se mueven y es imposible retenerlas cuando se tienen que ir. Supongo que sólo nos queda recordar los buenos tiempos y disfrutar de nuestros compañeros del presente, a cada momento.
Saludos y abrazos, linda
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