Hay muchas razones de mi ausencia. Bastantes. Pero enumerarlas todas, la verdad qué hueva. Hay de todo, desde depresión, hasta ganas locas de huir de cualquier mundo, porque vivo en varios. ¿A dónde iré ahora? La verdad a ninguno, la verdad quién sabe. ¿Tiene coherencia esto? La verdad, qué importa. Muchas oportunidades se abren de pronto, bastantes. ¿Las tomaré? ¿Las dejaré? No sé. Por el momento sólo deseo respirar y saberme, de nuevo, en este mundo. Aquí. Saberme en mis letras, porque en todos estos caracteres me dibujo en mi esplendor. ¡Yo! La juventud y las ganas de fracasar, porque es sólo eso. Lo sé. Las ganas de triunfar son para los adultos y los niños. Pero en la plena juventud… ¡qué mejor que una buena caída! Una de esas que casi descalabre la cabeza, ¿no?
La verdad, quién sabe. Yo no sé. Por eso escribo esto, porque no sé. Quisiera que me pagaran por leer. Quisiera escribir medianamente bien. Aunque sea. Quisiera… bah, tantas cosas. Cada una mucho más absurda que la anterior. Se vale soñar. Y en mi sueño vivo, despertando todas las mañanas en una ilusión que se hace grande, grande, grande, hasta que ya no cabe en mi cabeza y forzosamente ha de volcarse en la realidad.
¿Cuánto de mi sueño vivo todos los días? Más de lo que pueden imaginar.
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