Vi a mi primer novio el día de su cumpleaños, pero no me acordé de eso y él ni siquiera se dio cuenta de mi presencia. Reflexioné toda la tarde sobre cuánto lo había querido, sobre todo lo que había escrito de él en mi diario, también rememoré con dulzura la razón por la que habíamos terminado. Conté con sorpresa la cantidad de años que habían pasado desde entonces, un número digno de ancianos venerables. Cuando lo vi pensé en llamarlo, pero me detuvo el pensar que en realidad no tenía nada más que decirle después del hola. Luego me acordé de que era su cumpleaños, pero para ese momento la distancia ya era insalvable. Hace no mucho, mientras bailábamos en una fiesta, estábamos recordando nuestro inocente noviazgo.
—Fuiste el primero, eso nadie te lo podrá quitar —le dije con una sonrisa.
—En realidad —dijo con sus ojos clavados en mí —me hubiera gustado ser el último.
1 comentario:
¡Vaya Abril! Para mí siempre es sobrecogedor recordar al primer novio, al primer amor. Creo que esas cosas se quedan clavadas en uno y con el paso del tiempo aprendemos a recordar todos esos momentos con cariño, a pesar de que en su tiempo nos hicieron sufrir.
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