Todo es horrible. Muy horrible. Veo cómo una persona se tira al vacío aún cuando hay mil razones sujetándola para que no lo haga. No sé si es dolor, si es ignorancia, si es hastío... Su cuerpo tiembla y con grito ahogado se golpea a sí misma, se daña y se lanza. Durante la caída pide perdón por todo lo que hizo y lo que no hizo, pero es absurdo porque ya nadie le guarda rencor. Ella es su peor enemigo. Esa persona que tiene mil razones para vivir guarda dentro de sí otras mil razones para morir, a las que le da más peso, mayor importancia. No hay nadie a quien odie más que a sí misma. Esa persona se de-tes-ta. Cae en la cuenta de que ella es la responsable de esa caída vertiginosa y, con un verdadero miedo de morir, impulsa el cuerpo hacia arriba como si intentara volar. Pero es demasiado tarde, el suelo está tan cerca que puede ver el lugar exacto donde su cuerpo se hará añicos.
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