06 noviembre, 2018

Irreconocible


Hoy me mudé, aunque no quería hacerlo. Empaqué todos mis libros, empaqué toda mi ropa. Zapatos, papeles y gafetes que no recordaba. Encontré un arete y varios pesos escondidos en el ropero y el librero. Encontré un libro que creía perdido. De fondo sonaba Queen, porque ayer vi la película y siempre es bueno volver a escucharlos. Guardé casi sin ver. Casi sin reflexionar. Un mero acto mecánico, una mera certeza de lo inevitable. Despegué de la pared el retrato que una de mis alumnas me hizo, de aquellos tiempos en que trabajé como la miss de literatura. En ese retrato tengo una sonrisa y notas musicales alrededor de la cabeza, me dibujó así porque siempre me escuchaba cantar. ¿Qué pasó en todo este tiempo? Me invade una sonrisa irónica cuando descubro que tal vez no pasó nada, no cambié, no crecí, no hice lo que pensé que haría. Los días se desplazaron sobre mí casi sin hacer mella. Pero entonces la Gabriela del espejo me devuelve la mirada: Ja, qué mensa eres, si estás irreconocible. 

Para qué enumerar lo que pasó,
yo sé lo que ha cambiado.

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