17 mayo, 2009

CRÓNICA DE LA FUERZA DE LA AMISTAD

Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba/engánchalos a tu alma con ganchos de acero.

William Shakespeare.

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Todo comenzó con una idea, una idea de esas que nacen de repente en la plática diaria, una idea que fue pasando de boca en boca hasta hacerse un pensamiento constante y al final una decisión. Esa decisión se convirtió pronto en una expectativa, en un deseo, en una meta, en una situación que terminó uniendo a quien todavía no estaba seguro de querer ser unido, que terminó por deshacer la flojera, las malas lenguas, los malos entendidos y dejando a su paso la tolerancia, la fe, la esperanza pero sobre todo, la fuerza inaudita de la amistad.

Esa mañana yo me desperté a las cinco veinte de la mañana, me dolía la cabeza y aun en el cerebro se revolvían confusas las imágenes de los sueños y las preocupaciones que derivaban de si aquella fiesta planeada iba a ser un éxito o un verdadero fracaso. Claro que, si terminaba siendo cualquiera de las dos opciones sabía que me correspondería mi debida parte de culpa o de ayuda, de haber apoyado mucho, de haber apoyado poco, pero al fin de cuentas estar ahí, apoyando.

Oscar ya no tenía tiempo de esperarme, así que me quedé hecha un nido de confusión sentada en la sala, con las tres bolsas de chicharrones en enfrente, sin ganas de probar alguno, con ganas reales de meterme a bañar y ayudar a las horas a que pasaran rápido. Traté de localizar a David para que me fuera con él pero no contestaba ni en su celdavichO y abriL haciendO caras Iular ni en su casa, bien dicen que cuando más quieres ver a una persona ésta menos aparece. Ya me imaginaba con mi menudo cuerpo cargando tres bolsas de chicha rrones en la combi, en el autobús, sabiendo al fin de cuentas que yo me lo había buscado, que no tenía que reprochar nada, así eran estas cosas.

Sin embargo David llamó y yo me alegré y pronto me vi en su carro mirando las calles vacías de mi pueblo, pensando en cómo se transformaba todo, en cómo antes nunca salía de Coyotepec y no eL K pOniendO eL manteadOsabía ni siquiera dónde comenzaba la ciudad y dónde terminaba. Pronto me vi con David en el Rosario, viendo los carros en la autopista, a algunas personas que todavía insistían en usar tapabocas, nos  aburríamos, teníamos sueño pero no ganas de dormir, más bien no dejábamos de rememorar el día anterior, en cómo él dio una travesía en la ciudad con Maribel, Angie y Nelsy y en cómo yo había presenciado el enorme esfuerzo de Oscar, Alejandro, Mauricio, Raymundo y Armando al tratar de poner un manteado lo mejor posible. Luego nos sacamos muchas fotos, para matar el tiempo y para reírnos de nosotros mismos, luego nos quedamos dormidos sin querer.

Llegamos al CCH y me Otra cara graciOsa pOr davichO y abriLinvadió la nostalgia, los barrotes amarillos y las palabras de David “Quizá ésta es la última vez que venimos en el chayo al cch”. Juntos. Juntos con Oscar y David. Juntos  riéndonos de medio mundo y de tantas cosas, ellos, ellos que saben cómo hacerme reír y cómo consolarme.

Entramos al CCH, llegamos al K, al magnífico K, a nuestro K, que no sé en qué momento comenzó a ser tan nuestro, no sé cuál es la línea que divide mi vida antes y después del K, siempre fuimos del K, porque somos nosotros, esa es la verdad.

Le dije a Tania que fuéramos a conseguir bolsas para echar los chicharrones porque las otras se me habían olvidado, así   como se me olvidan muchas cosas siempre, así como el olvido invade a veces mi mente cuando me siento nerviosa. Caminamos por el cch antes de salir a la banqueta, no recuerdo ni de qué hablábamos, pero yo pensaba muchas cosas, tantas que no podría numerarlas, edificiO K [nuestra casa]pensaba quizá en Tania J, en que la quiero mucho y ni siquiera sé por qué, pensé en que estaba contenta de estar allí caminando con ella por esos lugares, pensé en que no entendía el por qué de muchas actitudes, de muchas acciones que a veces invaden con fuerza mi manera de pensar y de ser… y a modo de respuesta instantánea sentí un frío enorme por todo el cuerpo, un autobús nos había empapado con agua de un charco, y Tania y yo gritamos al unísono, y luego nos miramos, y luego reímos, y vimos nuestra ropa empapada, la de ella mucho más mojada que la mía, y me dio mucho gusto de que nos hubiera sucedido eso, no tanto porque nos hubieran mojado, sino porque fue a las dos, a las dos juntas, y abriL y taniiaen ese momento supe que Tania es una persona muy especial para mí que marcó en definitiva mi forma de ser y mi vida en el cch, hasta me dieron ganas de llorar.

No encontramos bolsas en el Soriana, dichoso centro comercial que tiene de todo menos bolsitas para chicharrones, salimos nerviosas, y yo mucho más preocupada que antes, pero Mau23 salió al rescate, con un ramo de rosas en los brazos, fuimos con él a buscar bolsitas para chicharrones, Mau que siempre ha sido una persona noble no se negó a acompañarnos, caminamos por la calle que lleva al metro, hablando mucho y la vez hablando nada, las rosas eran para Nelsy y a mí me dio un no sé qué, un no sé qué por las cosas que pasan y no te esperas. Una dulcería cayó del cielo, compramos bolsitas y retornamos contentos al cch.

Luego me puse a llenar las bolsitas, primero sola, luego con ayuda de Lupita, Karla, Alejandra, Jessica, Omar y una amig a de Natalia cuyo nombre no recuerdo. Me dio mucha risa, vernos con los dedos llenos de migajas de chicharrones, sin probar alguno, pero con hambre, es un arte eso de llenar bolsitas, “quítale uno”, “ponle mau23 y Oscarmás”, “ciérralo así”, “no te los comas”, “sabe rancio” J. Y terminamos. Y nos sentimos bien, al menos yo me sentí bien y me fui a lavar las manos con Lupita y oía al pasar que casi medio mundo iría a nuestra fiesta, a la gran HARD PARTY que nació en idea y se hizo realidad.

Dieron las 13:00 horas y la gente comenzó a reunirse en la explanada, yo estaba con Lupita y mi primo que había ido con unos amigos, me sentí de pronto con una sensación total de nerviosismo, ver a tanta gente, incertidumbre de si todos cabríamos dentro, de si saldría bien o mal, olvidé de pronto todo porque no encontraba mi mochila “La tiene Laura” me dijo Lupita. Laura, Laura ¿dónde está? En verdad no la vi, y luego me olvidé de la mochila porque mi madre Karen nos gritó: “Corran, nosotras tenemos que ir hasta adelante”. Así lo hicimos y en la distancia se veía un gran desfile de estudiantes. Llegamos al metro, hasta dejé de prestar atención a mi primo porque no sabía si irme con ellos o terminar de guiar a los desaparecidos jaja, con Lupita teníamos intención de irnos por otro lado, pero no lo logramos porque Nelsy llegó con Natalia y Laura y unas treinta personas más y cuando me di cuenta Nelsy ya decía a Natalia “¡Bájense en Estrella Blanca!”, “pero ¿dónde es Estrella Blanca?” gritó Natalia toda nerviosa subiéndose con trabajo al autobús que ya iba abarrotado, “Pregúntale al chofer” respondió Nelsy, y Laura desde abriL, Lupita y Lauradentro del camión toda apachurrada me dijo “Gaby súbete ¡que alguien me acompañe!” pero yo, viendo el camión a reventar sólo atiné a decir “¡Natalia ya va contigo!”.

No sé cómo lograron llegar ellas a la fiesta, pero en seguida nos regresamos con Nelsy al metro. Alejandro y Tania ya se habían ido desde antes. Nosotras tres esperábamos ya no ver a nadie en el metro, pero encontramos a mucha gente despistada. Cuando bajamos en Ferrería los amigos de Oso venían echando goyas, daba una sensación de pertenencia “Sí, mírenme, soy del cch Azcapo” pensaba para mí y hasta me dio penita J, una vez afuera del metro vi que realmente era mucha gente, sin exagerar como casi cien. “Ojala no nos reconozcan” pensé, pero luego se acercó una chica “Oye, ¿sabes cómo llegar?”. Miré a Lupita en busca  de ayuda y a modo de respuesta surgió su amiga Nallely, de la secundaria a la cual yo conocí ese día. “Podemos caminar parte de la Avenida Ceylán, no está muy lejos”

Le hicimos caso, cruzamos con toda esa gente la estación del tren suburbano, mirando con gracia la cara de las personas que se asomaba para ver qué tan larga era la fila, cuando llegamos a Avenida Ceylán quise seaLejandrO y abriLntirme toda organizadora y dije “Los que se quieran ir en camión pueden tomarlo aquí en frente, los que no, nos pueden seguir, nos vamos a ir a caminando” Y así fue, unos se fueron con Nelsy, ya la habían bautizado “la niña de las botas moradas”, y otros nos siguieron a nosotras. Íbamos hasta adelante, en el camino encontramos a muchos más que intentaban hacer la parada pero que al final terminaron siguiéndonos.

Llegamos al salón. Había gente por todas partes. Gente que conocía. Y gente metiche que sólo molestaba “¿por qué hay tantos chavos? Me late que se van a subir a los carros” dijo un sujeto vecino que no alcancé a mirar. Pero no importaba, habíamos llegado, exhaustas, y en la entrada estaban Oscar, David y Armando. Y ya dentro algunos todavía no se animaban a bailar, pero yo oí la música y pensé “Guau, ¡es una súper fiesta!, creo que lo estamos logrando”

No sé en qué momento el espacio comenzó a reducirse, no podía pasar entre tanta gente, la mayoría ya tenía sus sitios establecidos, las mochilas hacían estorbo, rememoré mi propuesta de un guardarropa pero luego lo olvidé porque vi que en las micheladas necesitaban ayuda. Me sorprendí. Jamás en mi vida había visto a los del K en plena acción, ayudando, haciendo equipo, tratando de complacer a toda una multitud que se amontonaba ante el pobre mueble de madera. “Quiero dos”, “Ya te pagué una”, “¿A quién le falta?”, Daniela había ido por más vasos porque se estaban acabando con la velocidad de un rayo. Karla, Mau Abuelo, Laura, Tania y Monse estaban todos apurados y me quedé con el ojo cuadrado cuando vi a Jasso abriendo las caguamas con sus dientes O.O “yo sí me lavo los dientes” dijo para burlarse de mi sorpresa. Ni hablar, mucha gente quería Lupita, taniia, armandO y la bebé mía.cerveza, no se había podido ni sacar las aguas locas, los chicharrones estaban amontonados, las mochilas, y sentía mis tennis mojados por el hielo y los refrescos y la cerveza que caía de los vasos.

Pero no importaba, la música era genial, genialísima que bailábamos inconscientemente, cuando salí a dar una vuelta vi a Alejandra y a Jessica en los baños de mujeres, y a Ray en los baños de hombres, y entonces pensé “qué esfuerzo tan grande estamos haciendo todos”. Veía a la gente bailar, divertirse, era la fiesta perfecta, la más genial de todas, pero entonces, afuera vi a Omar todo nervioso, y luego Angie entró llorando con Daniela, y noté que había problemas afuera, policías, policías que querían terminar nuestra fiestita, y la tía de Angie estaba nerviosa, Ale, David, Oscar, todos con cara de preocupación. Gente que entraba y salía.

El hielo se derretía en frente de baño de hombres, Alejandra me dijo que hasta la esquina se las estaban tronando, oh rayos, todo lo estoy revolviendo, sólo sé que fui hasta la esquina y muchos estaban sentados, y vi cómo daban dinero a la vecina para que fuera por botellas, y luego me regresé, y Leonardo ayudó con su destapador a abrir las cervezas, y había mucha gente y mucha música y una emoción recorrió mi cuerpo, vernos ahí, haciendo realidad una idea que costaba mucho trabajo y sacrificio, y entonces un Goya  nació, no sólo de mi boca, sino de la boca de todos los presentes, un Goya como ninguno que erizó los cabellos, y afuera todo en pleno zafarrancho y nosotros disfrutando del “cachún cachún ra ra”.

Y luego promocioné los chicharrones, con Lupita y su amiga, y Gloria también ayudó, y era padre pasar en angie, armandO, Oscar, davichO y mau23medio de la multitud gritando “chicharrones de a cinco” y a la vez oír tu voz y a la vez oír la música y a la vez pensar que nadie va a comprar y de pronto “dame uno” y lo das, y seguimos caminando, y la música era genial. Bailé con mi primo y sus amigos, y con Lupita y Nallely, pero no por mucho tiempo, Tania llegó “Karen está enojada no sé por qué”. Voy con Karen a las micheladas, están festejando, ya casi no hay gente, comienzan a dar aguas locas, se siente la vibra, luego regreso con mi primo, pero entonces noto que en la puerta ya no hay nadie, Alejandro sale y sólo atino a decir “yo me quedo aquí”, “ok, pero ya no dejes salir a nadie”, y afuera hay polis, no sé quién más esté con Alejandro. Me quedo en la puerta, no es que mi físico haga una súper presencia pero al menos detengo a los que quieren salir con mi voz: “el que sale ya no entra”, y me replican “pero es que quiero vomitar”, y sin pensarlo respondo “la zona de vómito está allá atrás” ¿zona de vómito? Me quedo pensando ¿qué rayos es eso?, pero funciona y la chava le dice a la otra “vámonos wey”.

En eso llega la mamá de Angie, con su portafolio que no soltó en toda la tarde, y dice que no puede creer que haya tanta gente, y yo sólo trato de relajarla, pero es casi imposible, los chavos quieren salir y hasta uno me amenaza pero ya estaba ebrio, y luego entra la tía de Angie que está toda intranquila, y cuando medio abro la puerta veo a los policías y a un señor y entonces percibo una señal, la señal de “todo terminó”. Y las puertas se abren de par en par. Y todo da vueltas.

Y cuando todo dio vueltas fue porque ya me estaban aplastando, los chavos se van, no paniqueados pero sí presurosos, el sonido dice “esto ya se acabó”, de pronto siento que me jalan, es mi primo, y dice un amigo “Gaby ¡ya vámonos!”, “No, váyanse ustedes, tengo que quedarme”, “¡No!” me dice “vámonos mejor de una vez”, pero una respuesta nace “¿Tú sabes lo que es la amistad no?”, “sí”, me responde, “entonces déjame”, y no le queda más que dejarme. Y miro a la gente salir. Era una gran fiesta. Apenas hace un momento se estaban rifando botellas y luego ya no  hay nadie que siga, los que quedan es porque chicOs deL K pOniendO eL manteadOya están hasta atrás, veo a mi compañero de Filosofía y Estadística, se llama Eryk y me dice todo ebrio “Gaby tú vas conmigo en Filosofía” y con él está mi compañero de Latín, “ella va conmigo en Filosofía”, y le digo “sí Eryk, ya reacciona, tienes que reaccionar” y creo que hasta le doy una cachetada, “tú sacaste diez en filosofía por la fiesta, yo hubiera hecho una fiesta igual”, no aguanto la risa “deliras Eryk” y veo como le echan hielos, agua, y luego grita una chava, creo que se llama María, y todo mundo la sigue, Oscar y el Abuelo, y la chica corre toda empapada por el lugar, y sale a la calle y yo sólo río. Se van poco a poco. Los que quedamos nos miramos con sincera tristeza “todo iba tan bien”, y luego entra el señor. Dice que es por la influenza, que por la influenza las fiestas están prohibidas, y maldigo la influenza, porque ni existe y aunque existiera ninguno de nosotros la tenía, y lo que queríamos era bailar y disfrutar la última fiesta del semestre, el último momento en el cch, juntos no sólo por una fiesta, sino juntos por ser amigos, amigos que no queremos perder. Y nos veo a todos juntos, y en dado momento el señor llamado Angel me dice que soy una “pícara”, jaja, creo que todo lo que digo y hago ahora tiene un sentido, y lo que dije e hice ese día fue por la única razón de defender una idea, de defender nuestra amistad y no quedarme de lado siempre siendo la “pequeña”, la “inocente”, no más, porque si algo es seguro es que crecí como persona en el CCH, crecimos todos con esta experiencia.

El señor se va. Nosotros limpiamos, barremos, quitan el manteado, pero antes reímos, nos sacamos fotos, nos echamos un goya del K, yo sólo quiero estar ahí con ustedes, porque estoy feliz de pertenecer al K, porque estoy contenta de tener amigos que no te abandonan, que están  ahí para ti justo cuando los necesitas. Y me pongo a llorar, porque no puedo evitar recordar tantas cosas, ver a Ale maribeL y abriLy de cómo me protegió en Indios Verdes, ver a Karen y saber que es mi madre y que en un principio me cayó mal, ver a Lupita que tanto me ha apoyado desde que la conozco, a Tania que es una gran persona, ver a Oscar que me ha dado su hombro para llorar, a David con quien tantas cosas he pasado y se me hace un nudo en la garganta cuando llego a Daniela, y saber que es una amiga incondicional, ver al abuelo y poder tener la certeza de que no defraudará más, ver a Maribel con quien comparto mucho la manera de pensar, ver a Laura que es tan genial aunque la conozco de hace poco, miro a Armando y no puedo dejar de llorar porque el exchinos es tan genial y lo adoro con su programa de radio, a Karen bebé y a su bebé que marca otra ideología del K, a Leonardo con sus abrazos y sus puntos de vista de mis libros favoritos, a Angie a quien conozco mejor a partir de esta fiesta, a Jasso con su particular forma de ser, a Brenda por escuchar, a Omar que adoro y quiero mucho y le agradezco tantas cosas, lloro porque voy a extrañar a todos, a Gabii y sus puntas rosas que ya no las tiene rosas pero que sigue siendo tan única como siempre, a Mau 23 que siempre recordaré por esos músculos y esa nobleza, a Karla y su silencio al que logré entrar, a Alejandra, a Jessica y Gustavo porque su amistad siempre estuvo presente y aunque no les hablé mucho, forman parte de la familia. A Neto con quien las cosas terminaron bien. Y noto que no están Ray, Mayra y Gloria, pero luego sé que se fueron no porque no quisieran estar sino porque tenían que irse.

Y me siento feliz, aunque al final hubo pleito por unos tipos de la delegación confío en que saldremos de ésta, porque nadie se echará para atrás, al menos no yo. Y sólo quiero decirles que esta fiesta fue una gran prueba que al parecer logramos superar. Saben que cuentan conmigo. No lo olviden. Gracias K, gracias. Y esta fiesta… siempre la recordaré porque fue la más genial, los adoro.

EL K EN LA HARD PARTY

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