07 febrero, 2024

Hacia el estrellato

 Para emprender el viaje necesito impulso y velocidad, como cuando iba a la primaria. En ese entonces yo era una niña vivaracha que buscaba cualquier pretexto para correr. Me gustaba la sensación de ir más rápido que cualquiera, de que eso fuera alguna especie de súper poder. Así que corría a la menor provocación. ¿Que ya es hora de ir a la escuela? ¡Apuesto a que puedo llegar en menos de diez minutos! (Cabe recordar que yo vivía muy cerca de la primaria). ¿Que pronto va a empezar mi programa favorito y estoy todavía en el salón? ¡He de irme ahora, con mi súper velocidad lo lograré! ¿Que el niño que me gusta ha decidido corretearme en el recreo? ¡Jamás me alcanzará!

Cuando no pude correr más rápido, me acordé de la bicicleta. Entonces, ah, me volví todavía más veloz. ¿Que mamá necesita algo de la tienda? ¡Enseguida voy! ¿Que hay que acompañar a mi hermano a no sé dónde? ¡Yo lo acompaño! Lo puedo llevar en los diablitos. ¿Que los chicos de la escuela se han reunido para explorar los alrededores? ¡Seguramente necesitarán de una guía tan lista y tan rápida como yo, vamos!

Ese tipo de persona era, la que miraba todas las posibilidades donde pudiera probar mi velocidad. Y realmente lo disfrutaba: ir rápido por el placer de ir rápido, saboreando cada movimiento del cuerpo.

Un día leí Farenheit 451 y en él se dice sobre la gente que conduce a toda velocidad: 


A veces, pienso que sus conductores no saben cómo es la hierba, ni las flores, porque nunca las ven con detenimiento


Poco a poco fui reduciendo el ritmo. Dejé de correr y dejé de andar en bicicleta. Me volví más fan de caminar y contemplar. Cuando corría el año 2021 yo era por completo una roca que ya no se movía: sólo veía mi alrededor. La rapidez me intimidaba. ¿Para qué la prisa si ir lento también es vivir? Con calma. Un paso a la vez mientras admiro este presente.

Sin embargo, para este viaje la calma es una tentación. Por eso necesito el impulso y la velocidad que pueden llevarme al estrellato: de estrellarme. Sacudo todo el cuerpo. Con el ritmo acelerado, contemplar es un verbo complicado si lo aplico afuera de mí. Pero sigue siendo válido si me miro. Voy a correr y voy a contemplarme. Muy importante: no voy a mirar atrás. 


¿Estoy lista? A la cuenta de tres me voy:

UNO

DOS

¡TRES!


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