29 octubre, 2009

El regreso de la niña

Duermes. Oigo tu respiración tranquila. Sueñas. Seguro que sueñas, ¿con qué? No lo sé, sólo puedo imaginarlo, pensar que sueñas con volar, creer que sueñas que eres grande… que tocas la luna, las estrellas, creer que sueñas que todo va mejor en ese mundo onírico que en esta realidad asfixiante. Miro. Sólo miro. Ahora no puedo hacer nada más, mi cuerpo se desvanece al intentar tocar tu frente, veo como un escalofrío te recorre… a pesar de todo, me sientes.

Me pregunto si es verdad que cuentas con el sexto sentido, si es cierto aquello que proclamas sobre saber algunos rasgos del futuro, ahora no me asusta ni me preocupa, pero me lo pregunto porque desearía que fuera verdad, que pudieras notar mi estancia, que me sintieras, te levantaras y me vieras, aquí… sentada en tu cama.

El silencio de la noche en este departamento es casi como en el pueblo, sólo que con la ausencia de los grillos, el tren y los balazos lejanos, aquí se oyen conversaciones, patrullas, gente yendo y viniendo. ¿Cómo te has adaptado? No lo entiendo. Quisiera adaptarme tan bien como tú a este estado de existencia, ¿existo? ¿o soy sólo una cosa fuera de esta existencia? Te sorprenderías con la pregunta y comenzarías a debatirla de inmediato si lograras escucharme.

Tengo que hallar la manera de que puedas encontrarme, hace tanto que no sabes de mí que he comenzado a salir de tu memoria, tengo que hacer que despiertes, que puedas verme un fragmento de segundo, justo en el momento en que estás completamente encamorrada, en que el mundo onírico se mezcla con la realidad, se crea la puerta, la visión, podrás verme, pero ¿cómo te despierto? Lo único que te causo son escalofríos…

Comienzo a filtrarme en tu sueño, me sorprende que sueñes con esas personas, tu sueño está medio vacío… pero ya me ves… comienzo a gritarte… te asustas… corres por los terrenos pedregosos de tu sueño… te persigo… los latidos furiosos de tu corazón forman el ritmo de todo el ambiente  del sueño, no me canso de seguir, tus gritos inundan el ambiente “¡Despierta! ¡Despiértate Gaby! ¡Esto es una pesadilla! ¡Una pesadilla! ¡Despierta!” Sigo detrás tuyo… volteas y  entonces noto que estás a punto de despertar.

Cuando abres los ojos lo primero que ves es mi silueta, te quedas sin respiración, los cierras y tratas de despertar bien, ahí está mi sombra, pero entonces la conciencia comienza a adquirir su propia conciencia y me desvanezco… ya no te veo… he vuelto a este sitio hostil, de donde quiero salir para buscarte, para que entiendas que no te desharás de mí fácilmente… no hasta que cumplas el decreto, “ellos no se irán hasta que el último venga”.

 

Recomendación:

¡Visita las ofrendas colocadas en Las Islas de Ciudad Universitaria!, este año el tema de Día de Muertos ha sido alusivo al gran maestro del cuento de terror: Edgar Allan Poe, sería bueno si visitas las ofrendas en honor de Berenice, El Gato Negro, La Casa Usher, El Corazón Delator, entre tantos otros cuentos que tiene este magnífico escritor. No puedes faltar. La imagen presentada es del año pasado.

27 octubre, 2009

Método paraguas

Nublado.

Doña Meche tomó su enorme chamarra azul marino, se puso sus zapatos tipo tanque, su pantalón de tela impermeable, agarró su paraguas enorme y puntiagudo y salió conforme de su casa. No le agradaban esos días, el metro iba peor que los caracoles, el tráfico era horrible, en los camiones se encerraba un calor apestoso y la gente solía estar más desesperada, con el calor al menos se abochornan y duermen, pero con frío todos quieren hablar.

Cuando llegó al pumabús y vio la línea 5 casi llena se apresuró, tenía que estar dentro de los barandales azules si quería garantizarse un lugar, como estaba chispeando seguramente todos preferirían usar taxi, y, como al parecer era día de que el pumabús tardaba eternidades, muchos de los que estaban delante de ella preferirían salir de la fila.

Así que en el transcurso de unos diez minutos avanzó cuatro lugares, suficientes para saber que se iría en el próximo transporte. Quedó justo en frente de una niña, parecía muy pequeña para ir a la Universidad, pero alcanzó a oír un fragmento de su plática:

-Yo no estudié para Historia, ¿tú sí?

Se quedó sorprendida, esa niña no parecía tener más de 15 años, y ya iba en la Universidad, recordó sus propios años mozos, ¿se veía tan chiquita como ella? tal vez sí. El pumabús tardó mucho como de costumbre, entonces se dio cuenta de que era hora de aplicar su segunda parte del plan, lograr alcanzar asiento. Abrió su paraguas fuera de los barandales, pronto comenzó a mojarse, pensaba feliz en la aplicación de su plan cuando notó los ojos de la niña sobre ella. Rápidamente se apresuró a borrar su sonrisa y adoptó una postura seria.

Subió al pumabús detrás de la chica, entonces oyó:

-Gaby, siéntate aquí. –un joven se levantó de su asiento y se lo cedió a la niña.

¿Cómo era eso posible? Ella ya andaba rondando en los 55 ¡y no le habían dado el asiento! Tenía que aplicar en definitiva su plan, observó a la niña que se hallaba felizmente sentada, seguía pensando que era una escolar de secundaria, la chica obvio advirtió su mirada pesada, pero a doña Meche le sorprendió que le sonriera. Aún así ella era la víctima elegida.

Se acercó a ella, puso el paraguas boca abajo justo arribita de los pies de la chica y pronto notó felizmente que el pantalón de Gaby comenzaba a mojarse con las gotas que escurrían de la sombrilla. La niña hizo un gesto de sorpresa e hizo alguna cara a sus amigos, luego doña Meche notó satisfactoriamente que la chica intentaba decirle algo…

-Disculpe… –se oyó su vocecita. –Disculpe…

Doña Meche adquirió un rostro severo y le respondió:

-¿Qué?

-Es que… me está mojando con su paraguas… –la cara de la niña casi la hacía explotar de la risa, ¿qué tipo de chica era?, ¿qué tipo de niña pone una cara exagerada de tristeza y no deja de unir sus dedos índices de cada mano como si fuera caricatura? Aún así doña Meche se impuso y con la voz más severa que pudo le dijo:

-Pues no sé qué quieres que haga

La chica sonrió y le contestó con tranquilidad:

-Le tengo dos sugerencias, una: que pase su paraguas a la otra mano o la otra: que se siente donde estoy yo.

Doña Meche se quedó atónita. ¿Acaso Gaby sabía cuál era su plan? La chica se levantó tranquilamente del asiento y se lo cedió… doña Meche se sentó avergonzada.

-Gracias.

-De nada… el método paraguas funcionó conmigo. –susurró Gaby.

Doña Meche pareció no escuchar y sin querer le preguntó:

-Disculpa, ¿cuántos años tienes?

-18

Efectivamente, esa niña iba ya en la Universidad.

23 octubre, 2009

¿Cuántos duermen soñando?

Los tenis sucios pisando cada escalón de esas escaleras que dirigen al metro, las manos sucias por rozar tantos barandales, la prisa de llegar siempre aunque sea diez minutos tarde, el barullo de la gente, tantas pláticas, tantos pensamientos, tanta nada. No te detienes. Nunca te detienes. Así has visto hacer a muchos a otros, nunca se detienen, ni para oír la oferta de Telmex y su contratación gratis, ni para comprar tres frutsis al precio de uno, no te detienes ni para recibir el volante que reza “termina tu preparatoria en un solo examen”.

Caminas, por simple impulso corporal, caminas, no miras a nadie y a la vez no tropiezas, como si el cerebro se supiera de memoria cada sitio que debes pisar sin error, el navegar contra la corriente de personas que bajan del metro, sudorosas, cansadas, con olor de perfumes baratos. No te fijas, nunca te fijas, sólo lo percibes.

-¡Woow, ser bonita ese pintura! –se te cuela en el oído. Volteas por mecánica, es un extranjero señalando el inmenso mural que recibe a los que bajan del metro. Nunca has reparado en su existencia. Siempre lo adviertes pero jamás lo has observado, ¿de qué será?, piensas, pero ahora no tienes tiempo para contestar esa pregunta, ya será después.

Tus ojos comienzan a visualizar el ambiente, ahí una pareja besándose, allá un señor con un libro abierto, en ese sitio un hombre gordo sosteniendo La Prensa que dice: “Lo hicieron cachitos”, imaginas tu cara de asco y sigues avanzando, ¿en que piensas?, adviertes, ¿desde que saliste del departamento en qué estás pensando?, es verdad, se puede no pensar en nada, o quizá no lo recuerdas.

Vienes con esa idea en la cabeza cuando alguien te rebasa, es un chico con converse verdes, sus pantalones son azul claro, te ríes, lo sigues con la mirada sobre su espalda, notas que no va combinado, ¿eso qué?, te reprochas, no es importante ir combinado, el chico avanza casi tan rápido como tú, va oyendo música, se refleja en el mismo pedazo de espejo que está casi al final del pasillo y entonces sus miradas se encuentran en el reflejo, pero sólo fue un instante, fue un no existió, cada uno sigue en su mundo.

Entonces te das cuenta que ya vas a bajar de nuevo las escaleras del metro para tomar el pumabús, y ahí la ves otra vez, a esa señora indigente que se pone justo al principio de las escaleras, estorba, piensas pero inmediatamente un sentimiento de culpa te recorre el cuerpo, si le compraras se iría más rápido, pero nunca llevas cambio y lo que vende son sólo dulces, en unos segundos la rebasarás, en tan sólo unos segundos se sumará un día más en que la ves y no le compras nada, llevas dos meses viviendo aquí y no has sido capaz de comprarle una paleta.

Comienzas a atormentarte, alrededor nadie se da cuenta, caminas como autómata, desvías los ojos hacia cualquier cosa, cualquier situación que te quite esa sensación tan horrorosa… pero chocas… chocas con el chico de los converse verdes, se ha detenido justo en frente de ti, se ha agachado, ha tomado una tupsi-pop y le ha dado unos pesos a la señora, entonces has visto la mirada de esa viejita de cabellos blancos y mugrosos devolverle al chico una sonrisa con los ojos y un apenas entendible gracias.

El chico de los converse verdes baja volado las escaleras, quizá no oyó el gracias de la señora pero ya lleva la paleta en la boca. Te quedas parada ocasionando tráfico al comienzo de la salida, la señora advierte tu presencia, su mirada está perdida… pero te ve… comienza a entonar una canción, no le entiendes mucho, la gente con prisa empieza a empujarte, nadie oye esa canción, nadie nota nada…

-Deme un kinder delice. –Apenas logras decir, la viejita te lo da sin dejar de entonar con voz algo tosca la canción, le pagas y continuas tu camino con la tonada de esa melodía pareciendo que a tus oídos no deja de sonar: …la vida, la vida, la vida que es la vida, en tratar de entenderla se nos va la propia vida*…

*Sí, para quien lo advirtió es DUERME SOÑANDO de El Gran Silencio, pero la tonada de la viejita era obviamente mucho más lenta. ¡¡Vientos por la doña!! ¿O ustedes qué dicen?

21 octubre, 2009

¿Cómo lo hace?

¿cómo lo hace?

Estás y no estás aquí… no comprendo nada, la gente debería de cambiar, la gente debería ser diferente, pero no como yo soy, sino sólo diferentes, ¿por qué parece a veces que todos somos iguales? ¿por qué parece a veces que no habrá un futuro mejor para la sociedad?

-En fin, te digo Davicho, hay que comernos ese spaguetti. –dice la voz de Tere mientras saca el recipiente del refrigerador.

Yo de verdad no entiendo nada, a veces me frustra ser como soy, siento que mi presencia no hace ningún cambio a nada, pero ¿cómo soy? claro que sé cómo soy, sí lo sé, pero entonces ¿por qué me perturbo por estas cosas?

-Gaby, calienta por fa las tortillas. –dice David mientras prepara la mesa.

-Ehh… sí… –respondo.

Todo es como calentar las tortillas, si no te pones listo se te queman, si tienes demasiada prisa no se calientan lo suficiente, debes esperar justo lo necesario para que sepan ricas a la hora de comerlas, ¿y si me estoy apresurando? ¿y si nada es lo que parece? ¡ay mensa, ya me quemé!.

-¡Auchh! –digo sin pensar.

-¿Qué pasó? –preguntan ellos al unísono.

-Nada, nada.

Nada ha pasado, una simple quemadita, ¿cuántas caliento? La comida no debe contarse y menos las tortillas, pero si caliento más y se quedan hasta hacerse duras, mejor las cuento. Ashh, de verdad me frustra esto, ¿por qué me sucede a mí? ¿Qué ha hecho ese niño para ponerme así? ¿Yo merezco esto? Ahhhh no me conozco, eso es un hecho.

-Ya  siéntate Gaby. –dice Tere mientras pone lo que falta y se sienta.

-Ya voy.

Me pregunto si algún día podré entender lo que sucede a mi alrededor, me dan ganas de poder comprender esto, pero ¿cómo? ¿cómo? No sé qué me ha hecho, es tan genial, pero me frustra.

-Entonces te cuento David, iba yo caminando por la calle cuando de pronto no entendí… –comenzó a hablar Tere.

Sí, seguro es su mirada, a lo mejor fue su mirada, a lo mejor… pero igual fue su sentido del humor… sí a lo mejor fue su sentido del humor…

-…fue tan gracioso ¿puedes creerlo?

-¿En serio? Jajaja, imagínate que yo…

O a lo mejor no fue nada… y fue todo… ashh, me choca ponerme así, porque mejor de una vez no acepto que me gusta y ya, ¡claro que me gusta! pero… es que no entiendo por qué… o sea, sí sé que me gusta desde hace mucho, pero esto… esto no se siente de la noche a la mañana… me estaré haciendo bolas yo solita…

-…y entonces que voy con Pablo Larios hablando de la tarea y en frente de nosotros…

De veras que no me siento bien, estoy entrando de nuevo en un trauma existencial, esto no puede ser válido, no aquí… pero me pone tan mal, necesito saber si yo le gusto… qué ñoñada, ponerme así por esto, qué pesadez, me frustra, me frustra… aaaaaaaaa, demonios… ¿cómo lo hace? ¿cómo lo hace?…

-¿CÓMO LO HACE? –mi voz resonó en la cocina.

Tere y David me miraron perplejos.

-¿Qué te pasa? ¿Cómo lo hace quién? –preguntaron.

Y entonces yo pude percatarme que mis pensamientos se volvieron palabras habladas… menos mal que fue eso lo que se escapó y no lo demás ^^.

19 octubre, 2009

La luz nos abandonó

Deambulo por estas calles llenas de humo de tabaco, de ruido, de palabras obscenas… deambulo como lo hacen los que no tienen a donde ir, como los que sueñan despiertos en irse de aquí, viendo y no viendo nada, vagando… simplemente vagando. Deambulo como un fantasma, sin piel, sin sombra, sin pensamiento.

Me fui, yo los dejé solos para que se hicieran bolas, para que se tentaran en la oscuridad y pudieran observar sus ojos brillantes ante alguna tenue luz de vela, los dejé sin aparato eléctrico alguno, destruí sus expectativas del día, esas de platicar por medio de internet con la gente que extrañan, esas de cautivar sus oídos con las sublimes notas de esta melodía.

Nada hay en esta oscuridad tan asfixiante, ya no es como antes, las palabras se veían hasta en el más denso silencio, ahora todo se oculta y yo parezco vagar eternamente… descubro los bordes de estas paredes, el silencio me alimenta, la oscuridad me traga, como una cadena alimenticia que no puede iniciar ni terminar, ya nadie puede verme, me he extinguido, pero sigo avanzando…

Ellos están desesperados, me llama la atención su desesperación, se juntan en las calles, llaman a las patrullas por su temor enorme hacia la delincuencia, alimentan el terror social, sus mentes se mezclan entre escenas policiacas y telenovelescas, a veces me da gusto poder irme, o se duermen más temprano, o se ponen a platicar y eso me agrada… oír sus voces en medio del silencio y de la oscuridad.

Hacen marchas, se avocan a una idea y luchan por ello. Ahora mismo soy motor de una lucha. Quisiera luchar. Pero mi idea se destroza en el aire, el viento me jala, viajo tan rápido por tantas calles… ante tanta gente… rostros, manos, cabezas, orígenes… Siento ser aire… pero soy luz, la luz que abandonó el hogar, la luz que dejó en oscuridad esta calle para deambular en los espacios ajenos… la ciudad es hermosa de noche, quisiera ser la luna, mirar siempre hacia este sitio, poder ser quien ellos esperan, poder decirle a la familia, que se encuentra lejos, que ellos están bien, que no les ha pasado nada…

Pero soy luz…

Y me estoy yendo…

Sé que regreso, sé que lo hago, los cables me llaman, todo se disuelve, todo está tan lejos, todo se desvanece, regreso por las mismas calles, a la misma velocidad, ante tantos orígenes, cabezas, manos, rostros… mi idea se destroza en el aire, me siento sujeta a esta realidad tan asfixiante, no soy la luna, no podré decirle a la familia que ellos están bien, que no les ha pasado nada, sólo soy luz, sólo eso… me siento triste… me despojan… me hacen abrir los ojos, los abro…

Todo se ve igual, esta calle y esa sala de estar. Ellos no lo saben. Me alegra alumbrar su noche, al menos eso, al menos así hago prolífica mi existencia, un dedo presiona el interruptor…

-Llegó la luz.

-Me alegro mucho, pobrecita ¿cuánto habrá sufrido lejos del hogar?

Creo que ellos me comprenden.

Infórmate:

La situación de Luz y Fuerza del Centro es un problema que nos debe preocupar a todos los habitantes de este país, por quien se lo pregunta esta bloggera apoya la causa del SME y he AQUÍ suficientes razones que sustentan mi decisión.

16 octubre, 2009

Cuatro meses y contando

Entre las genialidades de mi persona está esa de predecir el futuro, no cobro por eso ni mucho menos, suelo tener impresiones, intuiciones, visiones acerca de lo que acontecerá, no, no soy una Amira o un Walter Mercado, tampoco puedo decirles si trabajan con alguien rubia que quiere quitarles a su marido. Sólo suelo saber cosas… presentimientos… como aquel en el que sé que ustedes dos están leyendo este escrito.

Desde que los conocí supe que merecían la felicidad, no se encuentran dos sujetos como ustedes sueltos en la calle, es verdad que cada persona tiene su secreto y su maravilla, pero en serio que no conozco repeticiones de su persona… de mí dicen que tengo muchas gemelas, que me parezco a fulanita, que hay tantas chiquitas como yo haciendo y diciendo cosas, que si no fui a Prepa 6 o a Querétaro las vacaciones pasadas. Yo digo que no, pero igual es otro don que tengo… ese de poder estar en varios lugares a la vez.

Ustedes no. No conozco un tipo más alto que tú. Ni una niña con unos chinos tan geniales como los tuyos.

No conozco a otro niño que aumente el tamaño de mis bromas, que con sólo un abrazo o una palabra me haga sentir mejor, que me saque risas hasta de donde ya no puede haber, un niño que proyecte de tal manera su vida que me haga sentir que todo es posible en el mundo, un chico inteligente, súper gracioso, que me apoye en la infinita desgracia y me haga madurar dentro de mi pensamiento, no hay nadie como tú David.

Y tampoco conozco a otra niña que siga conmigo a pesar de la distancia, que me pregunte cómo estoy, cómo me va, confiaría en ti mi vida, además de que la manera en cómo nos han educado tiene tantos rasgos en común que te siento como una hermana, nadie se ríe de mis bromas como tú, nadie me da su incondicional apoyo cuando todos han dado la espalda, eres única Lupita.

Y por eso me complace informarle a todo aquél que lee este blog que Lupita y David se quieren!!!!!!!! y que hoy cumplen cuatro meses de noviazgo!!!!!! [sí, ya sé, es tu mensualidad David], quiero que todos lo sepan, que YO los presenté, que ahora son tan felices que a mí no me queda nada más que sonreír, ellos son geniales, con decirles que han dado a su servidora momentos de consuelo, momentos de risa, de incondicional apoyo.

Porque el amor llega cuando menos lo esperas, porque parece que estarás sumido para siempre en la tristeza, porque puede dar la impresión de que tu corazón estará hecho sólo para que lo destrocen una y otra y otra vez. Para todos aquellos que no creen en el amor, yo les recomiendo un poco de ácido davidcílico y una dosis de lupitamina, son de PRIMER NIVEL y sí funcionan.

Que no es un noviazgo como todos, se trata de algo que te hace crecer y madurar y ser mejor persona, preocuparse por la vida y el mundo, creer en lo que nadie cree, luchar por lo que nadie lucha, vivir como nadie vive, y correr… y sentir… y respirar…

Yo les digo que tendrán mucho tiempo más que compartir juntos, porque se lo merecen y han dado a mi persona un regalo que no todos se atreven a dar, su INCONDICIONAL AMISTAD y quiero que sepan que tienen la mía, que cuentan conmigo siempre, les deseo todo lo mejor, en este mundo se necesita más gente como ustedes, que no tema querer, que no tema entregarse y no le tema al sufrimiento… FELICES CUATRO MESES y contando…

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10 octubre, 2009

La vida de un primer beso

No vivió mucho tiempo, si acaso menos de un minuto, quizá unos cuarenta segundos, tal vez menos, no pudo vivir para contarlo, el desvanecimiento le vino de pronto, sin que él lo pensase, ni siquiera creyó existir, no hasta que sintió que tomaba forma, que tenía fuerza y que su propia vida era, quizá, lo más hermoso que pudiese existir en este mundo.

Nació desde una idea, de una inspiración que se fue madurando en el pensamiento, que parecía una locura, pero a la vez algo completamente realizable, ¿por qué no?, esa era la cuestión, ¿por qué no existir?, entonces sintió que podía ser más que un pensamiento y comenzó a jalar de la mano a las neuronas, pasaba al lado de ellas y les susurraba: vamos, ¿por qué no?, ¡vamos!

Y entonces ellas le siguieron creando una maraña confusa de imágenes, y lograron salirse de la cabeza y convertirse en palabras, en palabras muy suaves, él jamás hubiera esperado convertirse en una de ellas, pero ahí estaba, fragmentándose en frases, en sonidos que le agradaban, iba y venía por el viento y pudo sentir la brisa suave de la realidad tan extraña, percibió los labios cercanos que se ponían contentos al sentir su sonido.

Se columpiaba en la atmósfera y eso lo gustaba demasiado, podía ser lo que él quisiera en cualquier momento, quizá convertirse de pronto en un simple estornudo y echar por la borda toda la valentía de haberse safado de la mente, quizá podía convertirse en melodía y saludar la musicalidad del ambiente, por un momento pensó también en pasar al silencio, ocultarse en él y no realizar en ese momento su sueño de ser lo que planeaba.

La idea del silencio lo embargó, por un momento creyó ver los oscuros ojos de ese sujeto, que, según hablaban dentro del cerebro, era un sabio muy extraño, bueno y malo, amigo y enemigo, pero al fin de cuentas, un sabio. Notó que éste lo miraba fijamente, estaba siendo hipnotizado, ¿se quedaría en él? ¿se fundiría en él? ¿pasaría a formar parte de él y entonces dejar de ser palabra y convertirse en nada y a lo mejor, volver a ser pensamiento? No quería eso, pero ya estaba demasiado lejos del viento, ya no podía pensar en ser nota o estornudo, quizá todo terminaría allí…

¿Pasa algo?, esas palabras pasaron a tomarlo de su cuerpo y lo empujaron al exterior, alejándolo del silencio y tomando la forma de un: No pasa nada. Entonces conoció a las palabras de los labios cercanos, que también eran muy suaves y divertidas, cuando se cruzaban en el aire aprovechaban la situación para rozarse con sonidos, eso les causaba cosquillas y se convertían inevitablemente en una sonrisa.

Él quería existir ya, él quería realizar su sueño, vivir de alguna manera, comprender para qué salió de la mente y para qué iba a morir. Claro que, si conseguía lo que planeaba pudiera resultar que él no sería la única idea que se animara a salir de la cabeza, y entonces otras ideas seguirían su ejemplo y habría una revolución en el cerebro. Él tenía que hacerlo, tenía que hacerlo ya…

Y en el aire, cuando las palabras de los otros labios se cruzaron con él, no las dejó pasar, las abrazó de pronto, y ellas también lo abrazaron, sorprendidas de lo que estaba pasando, y se dejaron columpiar por el viento, por el tiempo, por la vida, por la realidad, se dejaron llevar y entonces él sintió que dejó de ser palabra, que se volvía lo que tanto quería, ¡un beso!, ¡el primer beso con esos labios!

Tomó forma, tomó fuerza, por un momento pudo sentir plenamente la unión de esas dos personas que tanto se querían, todo daba vueltas, todo era tan increíblemente extraño, su cuerpo comenzó a mezclarse con el ambiente, y pudo ver los sentimientos, que, según decían en el cerebro, era muy difícil que las ideas alguna vez pudieran mezclarse tal cual con los sentimientos, pero él notó que se asían de su cuerpo, que se volvían uno solo, y eso lo hizo casi gritar de alegría, ahí estaba, ¡existiendo!

Y vio realizado su sueño, ese de ser el primer beso con aquella persona a la que tanto soñaba el cerebro y de la que tanto hablaba el corazón, se sintió muy feliz, pero entonces notó que la muerte le llegaba, no sabía si existían las segundas vidas, pero le alegraba ser el primero de todos, le alegraba haber demostrado a las palabras que se podía confiar en él, el desvanecimiento le estaba llegando… se iba… los labios se estaban separando… pero vivió. Vivió el primer beso y logró anidar en el cerebro un recuerdo tan invaluable imposible de olvidar.

07 octubre, 2009

La leche se desquita

[Basado en hechos reales]

No manches Leche, estás loca, ni siquiera lo intentes, eso es cosa de “humanos”, no manches, deja de decir tonterías, ¿cómo te hago entender que tan sólo eres una caja de cartón llena de leche que dice Alpura? No Leche, saca esa idea de tu líquido blanco, quién sabe cómo llegó allí, pero es una babosada.

Sí Leche, ya sé que estás desconsolada, pero ya te expliqué mil veces que nuestro hermano vaso de vidrio II murió por la envidia, no por el intento fríamente planeado de un humano, deja de ser terca, a los humanos ¿qué diablos les importamos? ¡Sólo somos trastes, trastes, TRASTES!

Cierto, tú no eres ningún traste y por eso es que estás más loca, ¿a ti qué rayos te importa lo que sucede en nuestra cochambrosa vida? Métete en tus asuntos, pórtate bien, no te vayas a agriar, ¿para qué quieres eso?, deja de susurrar palabras sin sentido, guárdate bien en tu cajita, llegará el día en que decidan tomarte, como ha sucedido con tus compañeras cartones de leche, deja ya de conspirar en contra de quien te compró.

No, no me vengas con esa jalada, ¿tú no querías ser comprada? Ni modos Lechita, así es la vida, tú naciste para ser bebida, sólo pide que no te derramen sobre el suelo y luego te pisen y tus nutrientes entonces carecerán de sentido… ¡ya déjame dormir! ¡Es la madrugada Leche! No es mi culpa que tengas insomnio lácteo, por favor, destierra esa idea, es una tontería ya te lo he afirmado.

No Leche, yo jamás atentaré contra los humanos, ellos viven en su mundo, nosotros en el nuestro, así debe girar la vida, imagínate que un humano nos viera platicar, ¡sería cosa de otra dimensión!, deja ya de delirar, me late que si no te callas cuando te abran ya te habrás echado a perder, fíjate bien en tu caducidad, ¿ya viste?, todavía faltan dos meses para que comiences a agriarte… ya Leche, olvida tu venganza, disfruta de esta alacena y luego disfruta ser bebida… le debes mucho a los humanos…

¿Pero qué demonios les pasa a los habitantes de esta cocina? Desde que vieron a esa humana hablando con su celular a todos les dan ganas de hablar también, ¡Leche! ¡Somos trastes! ¡Tú eres LECHE!, ni siquiera vivirás lo suficiente para ver cómo me lavan por tercera vez, ya Leche, te lo digo por tu propio bien, ¡OLVÍDALO!

Mira… shhh… cállate, ya vinieron los humanos a desayunar, me sorprende que rían tanto, son tan locos, ¿viste que notaron la ausencia de nuestro hermano vaso de vidrio II? Creo que hasta planeaban poner un moño negro en la alacena, me dan risa esos humanos, vivir lejos de su pueblo a veces les afecta ¿no crees Leche?, sí Leche, siento cariño por esos humanos, se llevan bien y además nos lavan, hay gente que deja los trastes semanas… les da tanta flojera lavarlos… cállate Leche, están abriendo la… alacena.

-Hay que tomar Licuado.

-Vale… saca otra leche David.

Te van a sacar a ti Leche, por favor no hagas burradas, si te comportas todo saldrá bien, adiós Leche fue un gusto charlar contigo aunque seas tan mensa.

 

Y la Leche fue sacada de la alacena, todo lo que le dijo un toper fue olvidado de inmediato, cuando se encontró en las manos enormes del joven David trató de escapar, pero las manos eran muy grandes… aun así lo siguió intentando, tenía que vengar al hermano vaso de vidrio II, tenía que derramar su líquido blanco por el suelo para que sus nutrientes carecieran de sentido… de pronto, cayó estrepitosamente al suelo… el cuerpo de David junto al de ella… regó su líquido blanco por todas partes…

-¡Daviiiiid! ¡No inventes! ¡Tiraste la leche!

-¡Se cayó solita! y estaba abierta…

La Leche logró su cometido, había forcejeado contra el humano, todos en la cocina la habían observado, cayó en la inconsciencia, cuando despertó lo que sobraba de su líquido blanco estaba convertido en un licuado de chocolate con granola. [Que por cierto, supo delicioso]

La Leche se desquita

 

Recomendaciones:

¡CAZA DE LETRAS! Inicia hoy, conozcan a los 12 participantes y elijan a su favorito.

Recuerden que la IX FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO EN EL ZÓCALO CAPITALINO inicia este 09 de octubre y finaliza el 18 de octubre, no dejen de ir, las conferencias y presentaciones del libro van a estar súper. Consulten la programación.

05 octubre, 2009

La envidia lo mató

Descanse en paz amigo vaso de vidrio II Sí, todos pensábamos que el asunto del vaso que sobrevivió quedaría olvidado, se haría famoso en la alacena y sería olvidado por el resto de los seres humanos que a fin de cuentas ni siquiera meditan sobre la existencia de un vaso de vidrio… pero no fue así.

Es cierto, el vaso se volvió un ídolo en la alacena y eso lo perturbó, las cucharas lo miraban insistentemente, pero fue el hecho de que las tazas de café se le acercaran lo que determinó el futuro inmediato de los miembros de nuestra cocina del departamento. Su hermano vaso de vidrio II se puso celoso. Y no sólo celoso de que las tazas del café se acercaran al “elegido”, sino que todos en la cocina no cesaran de hablar de él, lo que colmó su paciencia fue que el agua de limón del viernes susurrara:

-Será un honor ser contenido en ti, vaso sobreviviente.

Entonces el hermano vaso de vidrio II tomó la más grande decisión de su vida de traste de cocina: Él también sería un vaso sobreviviente.

Lo planeó todo minuciosamente. Observó con cuidado los actos humanos de esas tres personas que parecían no darse cuenta de su existencia, entonces supo que para ser un vaso sobreviviente tenía que ser lanzado al aire, igual que la primera vez, pero esta vez se dejaría caer suavemente para no romperse, era una situación demasiado arriesgada, pero no imposible.

¿Quién lo lanzaría al aire?

La niña de nombre Gaby no, ella era demasiado temerosa para lanzar cosas al aire, ni siquiera se atrevía a jugar con los limones, además sus manos eran demasiado pequeñas [quienes la conocen podrán comprobarlo] capaz que su contorno de vidrio sería demasiado grande para que ella pudiera sostenerlo antes del rebote crucial. No, ella definitivamente no.

La niña de nombre Tere parecía ser una buena opción, era menos descuidada, de manos normales, solía ser muy hábil a la hora de lavar trastes y hacer comida, pero tendría que descartarla, a veces tenía la sensación de que ella se percataba de la existencia de todos los objetos, él la había escuchado hablando con su celular, no hablando a través de él con otra persona, sino CON el celular. Lo supo porque una vez sus compañeros humanos la oyeron murmurar y Gaby le preguntó algo parecido a esto:

-¿Qué haces Tere?

Y ella toda sobresaltada y sin saber qué responder dejó salir:

-Hablando con mi celular.

Los humanos la miraron extrañados y fue objeto de burla para ellos, pero el vaso alcanzó a mirar el rostro avergonzado del celular, que trataba de seguir tocando la música sin que nadie advirtiera el tono ruborizado de su metálico cuerpo.

Sólo quedaba una opción, el chico de la manos grandes, David, el mismo que había tirado el vaso que logró sobrevivir, quizá si hermano vaso de vidrio II fuera tan inteligente, lograría que David lo lanzase al aire y lo dejara caer igual que el otro… sería una magnífica idea. Así que se dedicó a observar a ese humano, notó que iba seguido a la cocina, que le encantaba hacer bebidas y licuados y que era muy hábil haciendo malabares.

El vaso le diría al agua potable que se escondiese para que el humano sufriera de sed, ya en la noche, David se vería obligado a buscar el agua por todos lados, el vaso de vidrio II sabía perfectamente que un humano no puede estar sin líquido mucho tiempo. Entonces él haría su aparición, como único vaso en la mesita de centro.

El día crucial llegó, por la tarde vaso de vidrio II compartió a toda la cocina sus planes:

-Pronto seré un vaso sobreviviente.

-¿Eso es verdad? –le dijeron las cucharas. –Más te vale, aunque si no lo logras no nos importa, tenemos a tu hermano que cumple bien con su papel.

El vaso de vidrio II vio a su hermano serio en el porta trastes, ¿cómo era que no disfrutaba de su fama? Siempre tenía el mismo rostro seco y reluciente, él no, él sería un vaso diferente, él iba a sobrevivir.

La noche cayó, David fue a tomar agua, entre sus manos sostuvo a vaso de vidrio II, bebió, se dirigió con él a su habitación, pasaba la media noche cuando decidió regresar a la cocina para dejar el vaso. David iba somnoliento, las desveladas no le caen bien y eso no lo sabía el vaso, así que con todo el ímpetu que puede tener un vaso de vidrio logró que David lo impulsase hacia el aire… con la triste diferencia de que David iba medio dormido y sus manos no lo sostuvieron nuevamente.

Allá fue a dar el vaso de vidrio, durante su caída por la mente de David las imágenes se revolvieron, ahí estaba el recuerdo de cuando lo sacó de la caja, ahí de cuando lo puso en la alacena, ahí cuando lo usó para beber agua… y ahora yacía roto… reducido a partículas de vidrio regadas por todo el piso… el estruendo despertó a Gaby.

-¿Qué pasó? ¡David!

-Se… me… cayó. –Dijo con un hilo de voz.

A la mañana siguiente toda la cocina se enteró, todo adquirió un tono lúgubre. El departamento estaba triste. Descanse en paz nuestro amigo vaso de vidrio II.

 

[Aunque eso le pasa por envidioso]

01 octubre, 2009

El vaso que sobrevivió

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Ése fue el día más crucial de su corta existencia. Reluciente fue depositado en el porta trastes, miraba en silencio las manos que se movían rápidamente tallando tenedores, cucharas y recipientes, nada lo atraía más que el momento en que las manos se acercaban al lavabo y en un dos por tres ya tenían todo limpio.

Observó sigilosamente la cocina, ése lugar extraño al que se había mudado hace casi dos meses junto con todos los demás, vio la mesita en el centro con algunas migajas del resto de la comida, observó a los tres raros sujetos platicando en ese idioma extraño de los humanos, no era tan feo ser un vaso de vidrio, sólo tenía que cumplir su papel, no moverse, no caerse, estar limpio y rozar los labios de esos extraños de vez en cuando.

Él era un vaso orgulloso, no era como las cucharas chismosas que murmuraban cada vez que el joven las tomaba para las comidas, ni era como los tenedores que se reían de los gestos de los humanos, tampoco se podía comparar con los vasos de colores y de plástico, ellos eran unos chamacos tremendos a quienes usaban para tomar leche. No, él junto con sus tres hermanos, era un vaso especial, sólo era usado en contadas ocasiones, cuando iban invitados o en las comidas en donde se bebía agua de limón o jugo de naranja.

Ese día los humanos hacían mucho estruendo como era su costumbre, él miraba pasivamente, le estaba molestando que las cucharas cuchichearan cada vez más, le dieron ganas de decirles algo para que se callaran, pero el cuchillo se le adelantó:

-Oigan ustedes, ¿por qué tanto estruendo?

-Observen, el joven hace malabares con los limones. –contestaron las cucharas al unísono.

Todos voltearon instintivamente, frente a ellos uno de los tres humanos lanzaba limones al aire y los agarraba antes de que llegaran al piso, las dos chicas que estaban con él reían. El vaso torció una mueca y se movió un ápice de su sitio.

-¡Vean! ¡Ahora toma los vasos! –gritaron las cucharas.

Y entonces el vaso ni siquiera tuvo tiempo de protestar y volver a colocarse en su sitio, una mano lo levantaba junto con sus hermanos, le dio vértigo despegarse del porta trastes, miró a su alrededor, las cucharas lo miraban asombradas, los cuchillos emitían leves sonidos, él era el centro de atención, hasta las servilletas y la catsup lo miraban.

Y entonces… vio como sus hermanos iban al aire y regresaban a la mano del chico, pero él cuando se elevó y pudo observar por vez primera desde otra perspectiva la forma de la cocina, no regresó a las manos del chico, los dedos se resbalaron por su vidrio reluciente, sólo alcanzó a oír un grito humano, algo parecido a:

-¡David nooooooooo!

Pero era demasiado tarde… el vaso cayó al piso… sintió el choque de su delicado vidrio con la dureza de la loza blanca… no sabía por qué razón, él, vaso, tenía que haber caído desde esa altura… se dio cuenta de que era un vaso, un vaso de vidrio… ¡y que no estaba roto! Pronto las manos lo alcanzaron cuando rodó hasta el garrafón de agua. Lo mantuvieron sano y salvo por algunos segundos mientras oía las casi inteligibles palabras humanas.

-¡Estuvo a punto! ¡No inventes David!

-¡Sobrevivió a esa caída!

Cuando fue depositado de nuevo en el porta trastes por una de las chicas las cucharas lo quedaron viendo, los tenedores, los cuchillos, los cerillos y hasta la cazuela de la comida, sus tres hermanos le dieron miradas de afecto, él, cuya vida casi no tiene sentido para nadie, había sobrevivido. Él era el vaso que sobrevivió.